Capítulo 25: Malquerida

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— Dobŭr vecher — le digo a mi teléfono caminando por el campus con los audífonos puestos repitiendo como me pide la aplicación — kakva radost da vi vidya otnovo — hago un ademán con la mano y formo una sonrisa discreta hacia el árbol más cercano.

Normal, hablando en búlgaro con un árbol en plena universidad.

— ¿Kak si dnes? — extiendo mi mano y tomo una rama del gran fresno y la estrecho con cortesía.

¿Qué?

Tengo que practicar ¿ok?.

— ¿Wyatt te pegó su locura? — Jona sale de detrás de mi verde acompañante con una sonrisa picarona y las manos en los bolsillos. 

— Madre de dragones — hago una reverencia quitándome los audífonos. 

— Salvaje hija de los Otros — me responde altanero y suprimo una sonrisa — ¿qué haces? — me quita el teléfono con un rápido movimiento de las manos y se queda viendo la pantalla ceñudo. 

Mi teléfono, hijos míos, está preparado para congelarse al sentir un movimiento brusco, cortesía de un chico muy listo creador de aplicaciones experimentales.

— ¿Buscas un pacto con el diablo para que mi primo te hable? — ruedo los ojos quitándole el teléfono y descongelándolo para usarlo.

— Sólo estás equivocado en la última parte — mascullo entre dientes sentándome bajo el follaje del árbol. 

Jona se sienta a mi lado y se deja caer hacia atrás acomodando su gorra para tapar sus ojos del poco sol. De hecho, es estúpido, pronto comenzará la época de lluvias y aquí está él con ropa de verano como si nada.

Se queda en silencio y aprovecho para cambiar mi teléfono a gaélico escocés. Porque sí, al parecer el hombre con el que mi madre quiere que hable es de las islas Hébridas Exteriores. No podía vivir en cualquier otra parte donde hablen ingles.

— Fàilte, tha e na thoileachas do choinneachadh — le digo al aire y un par de chicas que pasan dejan de hablar para mirarme desconcertadas — lo siento, ¿las molesto? — apresuran el paso volviendo a sus asuntos y yo me echo junto a Jona tapando el sol con mi brazo.

— ¿Por qué estás hablando en otros idiomas? — respiro un par de veces el aroma del césped antes de responder, pero en realidad no quiero contarle así que...

— ¿Cómo entraste y qué buscas? — contraataco y escucho su risa ronca.

Jona se había graduado el año pasado, entraba de vez en cuando para joderme o hacerle bromas a su hermano. 

— Vine a darte el mayor regalo que puedo dar — se sienta acomodando su gorra de entrenador pokemon con la visera hacia un lado. La última vez que se la vi puesta yo llevaba mi gorrito/corona de pikachu y el muy idiota pasó tirándome bolas de ping pong para "atraparme."

Me incorporo con toda la seriedad que puedo tener y me quedo viéndolo directo a los ojos.

— No quiero tu virginidad, pero gracias — me suelta un manotazo en la pierna y se echa a reír. 

— Hablo de mi presencia, animal — ruedo los ojos esperando pacientemente que termine su carcajada — ya, en serio — aclara su garganta y me toma de las manos provocando que lo vea desconfiada entrecerrando mis ojos — ¿qué pasó entre tú y Drake? — ahora sí me sacó de onda. 

— ¿Qué? — pregunto más por la impresión que por falta de entendimiento. Drake no parece un chico de expresar sus emociones o contarselas a alguien así como así.

¡A la mierda las etiquetas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora