¡A la mierda las etiquetas!

Capítulo 16: Lunes

Drake

Olivia me mira confundida y no puedo culparla.

Nunca me han interesado demasiado los sentimientos, ni propios ni ajenos. Pero cuando escuché lo que ese grupo de imbéciles decía mi sangre hirvió.

— Ya se te venció el plazo, Larkins -—se burla uno de ellos y el rubio suelta una maldición.

— Una semana más y verán como ese bombón cae en mis manos — refuta molesto.

Olivia.

 — Acéptalo, ese tipo con cara de parte narices te la quitó — se ríen de él y me doy cuenta que ahora hablan de mi.

Idiotas.

— Una semana y les traeré sus bragas sin problema - aprieto mis puños y trato de controlarme. 

Escorias, hablar así de alguien...

— Tienes una semana Joshua.

¿Cómo le dices a una chica que está dentro de una apuesta con el chico que claramente le gusta?

— ¿Drake?, estás asustándome y una vez vi a mi tía abuela desnuda, así que eso no es fácil — un poco de mi rabia se disipa al escuchar esa tontería. 

¿Cómo es que puede ser tan abierta?

— Larkins apostó algo a que te acostabas con él en esta semana — talves lo dije demasiado rápido.

Olivia cambia lentamente su expresión de confusión a incredulidad.

Habría sido peor no decirle, ¿verdad?

Parpadea un par de veces, su labio inferior tiembla y cuando pienso que se va quebrar comienza a reírse desenfrenadamente. 

Sí, probablemente sea una especie de marciano y no una chica. 

— ¿Quién creen que soy? — pregunta entre risas dejándome desconcertado — ¿te parezco una especie de niña frágil y virgen que se enamora a los diez segundos? — sacude su cabeza haciendo que su coleta se mueva de un lado a otro. 

— ¿No estás molesta? — pregunto inseguro del terreno que estoy pisando. No tengo idea de que está pasando por su mente. 

— ¡Claro que estoy molesta, Drake! — me grita de la nada cortando su risa — ¿acaso estamos en una serie de Netflix o en un puto libro de adolescentes con problemas psicológicos? — sonríe un poco lunática y me planteo la idea de salir de aquí — estoy molesta porque hacer ese tipo de cosas es horrible — me dice ladeando la cabeza y ahora solo puedo compararla como una muñeca terrorífica, así como Chucky. 

— Creí que estarías... — dejo de hablar cuando ella rueda los ojos y se acerca a paso lento hacia mi. 

— ¿Dolida? — su sonrisa vuelve a la normalidad — ¿triste? — arruga la nariz — ¿echada a llorar con el corazón roto? — llega a mi en cuestión de segundos y niega con la cabeza dejando sus manos en mis hombros — cariño, no soy una muñequita de novela juvenil, y si lo fuera, sería la loca mala influencia que es mejor amiga de la protagonista — se queda pensando dos segundos viendo mi pecho y luego alza su mirada a mi cara — el conejito sería la protagonista — chasquea sus dedos y se ríe un poco hasta que se da cuenta de lo cerca que está de mi. 

¿Por qué estoy dejando que esté tan cerca?, me intriga su forma de pensar, me ha intrigado desde que la conocí.

— ¿A dónde iba yo con esto? — pregunta en un susurro y con las cejas juntas.