Capítulo 9: Conozcámonos

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Olivia

— ¿Listo? — pregunto sonriente y él solo entorna sus ojos. 

Impactada es poco, amigos. 

Cuando lo obligué a venir, pensé que me mandaría al diablo.

Cuando me metí el teléfono en la ropa, creí que me diría hasta de qué me iba a morir y luego me obligaría a dárselo.

Y como si la cuerda no estuviera lo suficientemente socada voy a joderlo un poco más.

— Si por alguna razón, la pregunta es algo personal te concedo un comodín — sus ojos me examinan escrupulosamente buscando una trampa — puedes beber si no quieres contestar — destapo el whisky de Wyatt y vierto el líquido en mis vasitos. Casi se puede escuchar el click al final de colocar una trampa par oso.

Su cara pasa a una de desagrado y no puedo evitar reírme.

Había notado que no quería beber porque pidió agua y a diferencia de... Loren, él no estaba bajo medicamento, que yo supiera claro. 

— Más te vale responder, Drake — él rueda los ojos y asiente sacando de no sé dónde mi libro. 

¿Ha tenido eso todo el tiempo?

No es que fuera específicamente grande como uno de medicina, pero debería notar esas cosas, ¿cierto?

— Cuando sacas la constante de equilibrio de una sustancia neutra, ¿cómo sabes cuál es el tipo de base? — claro, empezamos por química... "genial".

Tomo el libro y busco la página donde viene la respuesta marcada en azul. 

— Si trae alguno de estos elementos, más un hidroxilo es fuerte, si no, son débiles — él se queda examinando la página y yo me quedo viendo ese lindo rostro que tiene.

¿Cómo demonios es que no tiene ni una sola imperfección?

— ¿Por qué viniste a este tramo de ciudad? — alza su mirada a mi cara y me parece que un pequeño recuerdo pasa por su mente, y no uno feliz.

Sin decir una palabra toma el vasito y de un trago lo deja vacío.

— Wow... — suelto realmente confundida — creí que no bebías — él se relame los labios mirándome serio y, Dios me ayude, una pequeña punzada se instala en mi bajo vientre.

— Lo hago, pero no todo el tiempo — su voz es monótona y aún así completamente baja bragas. 

— Ok... — nos quedamos mirándonos en silencio hasta que él sacude la cabeza un poco y señala el libro. 

— Haz este ejercicio — saca de su pantalón un lápiz y yo lo miro incrédula.

— ¿Qué diablos, Drake? — me río y él se encoge de hombros tendiéndome el objeto.

Hago lo que pide y luego se queda mirando mi hermosa ecuación.

— ¿Cómo pasaste de esto a esto? — enarco mi ceja mordiéndome la lengua para evitar reírme — ¿qué? — pregunta juntando las cejas y su mirada vuelve a mi rostro. 

— Me tocaba a mi preguntar — rueda los ojos y como todo buen conocedor del juego toma el otro vasito y se toma el líquido — ¿cuál es tu nombre completo? — destapo la botella y relleno los vasos con cuidado bajo su atenta y preciosa mirada. 

— ¿Por qué... — alzo mis ojos del vaso a su rostro advirtiéndole de que una pregunta sería una infracción y él bufa como un niño — Drake Lewis — se echa hacia atrás en la silla mirando hacia la nada. 

¡A la mierda las etiquetas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora