Capítulo 21: Cortadita

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— Cuando te dije que hicieras que se zurraran de miedo no lo decía literal — me dice Josh riéndose viendo el video de Jane en YouTube mientras limpio un par de vasos. 

— Yo estoy orgullosa de ti, Livy — Jade sube su mano y chocamos los cinco, cosa que su esposo desaprueba con una mirada reprochadora.

— Gracias, mamá — le sonrío y ella sacude mi cabello despeinándome.

Ambos suben para despedirse de los gemelos y luego irse a la reunión de trabajo que tienen con otros dueños de bares aledaños.

Ahí conocí a mucha gente, como Moris y Celia, por ejemplo.

Había llegado treinta minutos antes de las siete para esperar a Drake. Por lo que me ocupé limpiando para aliviar el trabajo de Maze, quien aún no me hablaba más que lo necesario.

Según Jade, la abuela le dijo que si volvía a retrasarse no cuidaría más a Harriet, viejita malvada.

— Así que... terminaste con la cáscara de aguacate — Flind aparece frente a mi con su cabello rubio teñido despeinado, los labios hinchados y su ropa toda arrugada.

Probablemente viene del vestidor donde debe estar su no tan secreto ligue de largas piernas y cabellera verde.

— Sip — me encojo de hombros guardando los vasos y saco un cuchillo para cortar los limones para las bebidas.

— ¿No te dio pesar o lástima? — se sienta en el banco frente a mi y pone su cara apoyada en sus puños dejando de lado su bandeja.

— Algo así — corto un limón en cuatro y lo pongo en un tazón — realmente le tenía ganas — me río cortando otro sin quitar la vista de lo que hago por miedo a mutilarme — pero todo eso se fue rápidamente al ver la clase de tonto que era y...

— Porque te gusta más el moreno — me corta, alzo mi mirada desconcertada y bajo el cuchillo demasiado rápido.

Pésima idea, horrible idea.

La sangre brillante brota de mi dedo y el rubio falso palidece. 

— Rayos — grazno metiendo mi mano rápidamente en un mini contenedor de hielo para las mesas que llevaba rato a mi lado sin usarse — tenía que ser cortando limón — lloriqueo viendo como rápidamente el agua contenida se va haciendo roja y respiro un par de veces calmando el ardor que se esparce por mi mano.

— Mierda, mierda, mierda — Flind entra en pánico viendo como me desangro lentamente — perdón, Livy — se levanta del banco y poco a poco se va poniendo verde. 

Oh no, lo último que necesito ahora es limpiar vomito.

— Maze, sé que me odias y no quieres hablarme ahora... pero Flind está por devolver la comida — el latino se vuelve con cara seria que cambia cuando me mira con la mano metida en el hielo sangriento. 

— ¿Qué hicieron? — dice estupefacto y rápidamente le pasa una cubeta para desperdicios al camarero — que torpe estás últimamente, Olivia — toma mi mano y la lleva al lavabo donde deja caer el agua a presión sobre mi minúscula, pero dramática herida, realmente no era gran cosa, pero mi sangre no cuagula bien como las de los demás, por lo que me desangro muy fácil.

Me deja ahí y va a ayudar a Flind como todo un hermano mayor.

Harriet tiene suerte, este hombre unos tres años mayor que yo es el ser más responsable que conozco. Desde que llegó al país a sus diesiocho años se ha encargado de su hermanita solo y se ha matado para darle la vida que merece. También me ayudó a conseguir este trabajo, seguramente porque me vio desesperada, y me enseñó todo lo que sé, entre otras cosas.

¡A la mierda las etiquetas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora