Capítulo 30: Marea roja

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Drake

Entro a la cocina como un zombi por solo haber dormido unas cuatro horas. Odiaba no dormir lo necesario, pero al menos todo estaba listo y metido en mi auto para entregarlo.

Loren entra tras de mi y toma una caja de cereal azul con un papel adhesivo que dice "Chase" y me sonríe en saludo mientras la abre. 

— ¡No! — el grito de Wyatt atraviesa el lugar y mi cerebro antes de que entre corriendo y le arrebate la caja a la castaña — es ése día, cría bestias — Loren eleva su ceja y parpadea dos veces. 

— Demi no es una bestia, Wyatt — ¿en serio eso fue lo que más llamó su atención?

— Sí, lo es — debate y yo ruedo los ojos desde el banquito del desayunador — no molesten a Liv en estos tres o cuatro días o sufrirán, mucho — nos advierte a los dos y por una vez casi parece serio.

— Nunca le ha molestado que coma de su cereal — reprocha la castaña tomando de nuevo la caja a pesar de la cara de horror de la nenaza.  

Nos quedamos en completo silencio hasta que la pelirroja entra con un buso negro algo ajustado, unas tenis del mismo color, una camisa azul oscuro que cuelga del borde de sus hombros y una abrigo de lana rosa pálido colgando de sus codos.

Parece odiar la vida mientras pasa un cepillo de madera por su largo cabello como si fuera lo más tedioso del mundo. Sus ojeras son más pronunciadas que las mías y parece que sus ojos perdieron el brillo de la vida que normalmente llevan.

— ¡Te ves horrible! — escupe el castaño y Loren se golpea la frente al igual que yo.

Tremendo idiota.

La pelirroja le sonríe por tres amargos segundos de una manera que haría llorar a un bebé y en otros dos el cepillo vuela por los aires e impacta la frente del nenaza antes de que pueda quitarse y este pierde el equilibrio calléndose tras la isla de la cocina.

La carcajada trepa mi garganta antes de darme cuenta y se convierte en tos seca cuando los ojos asesinos de Olivia me entierran dagas en la cara.

— Ajá — camina hacia el castaño, recoge su cepillo y rueda los ojos cuando el agredido se levanta disculpándose — iré por mis cosas y nos vamos — no le habla a alguien en específico y luego se marcha hacia la parte alta.

— Ok, me largo — toma la mano de Loren, la arrastra hacia afuera y yo los sigo cuando entiendo lo que intenta hacer. 

— Espera no — se vuelve para enfrentarme sin soltar a la castaña y me señala con su índice y su cara de traumatizado. 

— Tres años sufrí su demencia y ahora que existes puedo tomarme un descanso, no estuviste el mes pasado, pero hoy sí — reanuda su camino y sale apenas dejando que Loren tome su mochila — ¡suerte! — corre a su auto como una gallina y Loren se despide de mi con ojos de lástima dejándome desconectado. 

— ¡Wyatt! — grito desde el umbral viendo como el cobarde me deja con la poseída por satanás. 

— ¿A dónde... olvídalo — me volteo para ver a Olivia con su mochila en el hombro y su cabello recogido en una coleta toda alborotada.

Me quedo callado por miedo a una protuberancia en mi frente como la del castaño y ella exhala pesadamente y le da un mordisco a un gran pedazo de pan horneado que no tengo idea de dónde sacó.

— Vamos — se adelanta hacia mi auto así que la sigo aunque no haya comido nada y tampoco lavado los dientes. 

Mierda no soy idiota, no voy a joderla mientras tenga ese genio peligroso.

¡A la mierda las etiquetas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora