Existen miles de razones que llevan a las personas a despertar a las seis de la mañana un miércoles.
Trabajo, clases, un amorío de una noche, cumpleaños, funerales...
Para mi, ese impulso no tenía nada que ver con eso, pero cuando mí alarma sonó hace cinco segundos hice lo que casi nunca hago en estos casos.
Sonreí.
Como la mejor rutina, tomé mi teléfono buscando entre mis listas de reproducción la que estaba marcada con dorado y decía "Badass" en todo su esplendor mientras caminaba.
Salí moviendo el trasero con alegría como un cachorro al ver mi victoria inminente cuando el conejito pasó a mi lado en la cocina con Demi en las manos, lo que significaba que Wyatt seguía dormido, sino, la gata estaría encerrada en la habitación de Loren.
— Buenos di... — la tomo de un brazo y le tapo la boca para que haga silencio.
— ¿Quieres hacer algo muy divertido? debes entender que al entrar no puedes salirte — susurro y ella me mira desconfiada — es muuuuy divertido — repito como vaca tomando un par de huevos de la alacena.
— Ok... — baja a la gata y yo le pongo los ingredientes de mi plan en la mano.
Con un hermoso baile, que Loren sigue riendo bajito mientras pasamos la sala, tomo el extinguidor de incendios y subimos las gradas de a dos.
Ya sé, el extintor debería estar en la cocina y no en la sala, pero como ya se habrán dado cuenta, nada tiene sentido aquí y hay más accidentes en el sofá que en el horno.
Tomo el pomo de la puerta de Wyatt y abro despacio para no despertarlo.
Dulces dioses del Olimpo, gracias por Halloween.
Enciendo su amplificador de sonido conectando mi teléfono en pausa y le doy una señal al conejito que insegura le revienta los huevos en la cara al castaño dormido.
Gwen Stefani suena a todo volumen en ese momento y cuando Tracy se levanta soltando un fuerte grito de horror le saco el seguro al extinguidor y lo vacío en su cara antes de si quiera poder verla.
— ¡FELIZ MAÑANA DE HALLOWEEN, WYATT! — grito a todo pulmón sobre la música en la espuma que cubre su rostro y gran parte de su cuerpo semidesnudo.
Lentamente las manos del castaño se elevan y de un manotazo digno de la reina de Inglaterra saca la espuma de sus ojos y nariz, y con un "puaj" quita la de su boca. Provocando que mi sonrisa de Wason se extiendera aún más.
— Te odio — me dice tranquilamente y luego sus ojos azules pasan a Loren conteniendo el desconcierto que no puede ocultar — cuando me limpie esta indecencia iremos a rayar tu puerta, acabas de hacer un contrato con Satanás — me señala salpicándome con la espuma semiderretida en la mejilla y la castaña alterna la mirada sorprendida entre el Frosty químico y yo.
— No sé si eso sea bueno — murmura y como un mismo ente, Wyatt y yo soltamos una risa macabra.
.
— ¿Por qué no usas el rojo? — pregunto por octava vez mientras veo a Wyatt luchar para que el estúpido marcador funcione.
— Porque las nuestras son verdes, maldita raggedy sin sentimientos — sisea señalándome con la punta del inútil marcador y yo ruedo mis ojos de nuevo.
— Creo que tengo uno aquí — dice la castaña aún metida hasta las rodillas bajo su cama — ¡ajá! — sale como un gusanito feliz y le tiende a la diva el marcador claramente mordisqueado por la gata.
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¡A la mierda las etiquetas!
RomanceOlivia Chase es una chica alocada y divertida, muy distraída en cuestiones sociales, pero una genio en la universidad. Drake Lewis es apartado, poco amigable, serio y de rasgos duros. Pero por alguna razón, cuando un profesor los une para que ella l...