Olivia Chase es una chica alocada y divertida, muy distraída en cuestiones sociales, pero una genio en la universidad.
Drake Lewis es apartado, poco amigable, serio y de rasgos duros.
Pero por alguna razón, cuando un profesor los une para que ella l...
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(Cap. 49/50)
Subí las escaleras despacio y descartando las puertas que daban a otras habitaciones hasta que me detuve en la correcta que estaba semiabierta, desde el pasillo pude ver a Ashton con la maleta abierta sobre su cama mientras miraba su teléfono. Se giró justo cuando iba a acercarme y dio un paso largo para cerrarme la puerta en la cara.
Me quedé como bruta unos segundos en el pasillo con la boca abierta por lo maleducado que fue y tragándome mi orgullo toqué un par de veces, le tomó como diez segundos abrirme y tuve que poner mi sonrisa de coctel.
— Hola...
— No.
— ¿Qué? — me volvió a cerrar la puerta sin siquiera responderme. Para muchos seguramente sería la oportunidad para mandarlo al demonio, pero no para mi, algo tenían los rechazos de los Lewis que me hacía querer molestarlos una y otra vez — ¡oye! — golpeé la puerta con más fuerza y volvió abrir, ya no tenía la corbata ni el saco.
— ¿Qué quieres? — me mira molesto con los mismos aires de superioridad que su padre y hago una mueca rogando en mi mente que eso no fuera genético.
— Modales, ¿tienes? — antes de que me cerrara la puerta logré poner mi mano y tuvo la decencia de no aplastarme los dedos — Dios... — susurro para mi misma entornando los ojos — hola, soy Olivia Chase, puedes llamarme Liv — me presento bien con él y su mirada aburrida me dice que le importa un soberano pepino — ok — suelto una palabrota en mi cabeza — estamos bailando en el Just Dance...
— Felicidades — murmura volviendo su atención a su teléfono ignorando completamente mi presencia.
— Los chicos dicen que te gustaba — no hizo ninguna expresión que dijera que estaba escuchando lo que decía — y que eras muy bueno...
— Jamás lo sabremos — murmura yendo a desempacar su maleta y yo ruedo los ojos por su fea condescendencia.
— La consola sigue encendida — lo insto mientras juego con el dobladillo de mi blusa a falta de otra cosa para disminuir la ansiedad por incomodidad.
— No — dice dándome la espalda y hago una mueca presionando los puños en la tela de mi blusa hasta que recuerdo lo que dijo uno de sus hermanos.
— Ah... bueno entonces supongo que estaban exagerando sólo porque ninguno me ha podido ganar — su cabeza gira un poco para mirarme sobre su hombro por un segundo y sé que el anzuelo está puesto en el lugar correcto — se nos ocurrió que podrías defender tu titulo porque ya rompí los récords que tenías con tus iniciales...
— Es un juego de niños — murmura volviendo a sacar las cosas de su maleta mientras negaba con la cabeza.
— Oh, entiendo, así que estás muy viejo claro, es una buena excusa... — me dirijo a la puerta para salir aunque antes suelto un "poc-poc" de gallina que lo hace girarse hacia mi.
— ¿Disculpa?
— ¿Qué? — lo miro con inocencia.
— Eres muy inmadura para la edad que deberías tener — me arruga el ceño como lo hacía Drake cada vez que algo le parecía tonto.
— Pero si no estoy haciendo nada — cuando se gira vuelvo a hacer el sonido un par de veces más.
— Muy bien, suficiente, no necesitas hacer eso, no te tengo miedo, no voy a bailar con esa cosa.
— Está bien amigo, no tienes que ponerte agresivo... es sabio no meterse en peleas que no vas a ganar — me encojo de hombros lista para salir de la habitación y lo escucho seguirme por el pasillo.
— ¿Quién dijo que no voy a ganar?, no tengo necesidad de mostrarte nada y no es como que gane algo realmente si te aplastara — y ahí estaba, el espíritu competitivo de un hombre, enterrado en un traje carísimo.
— Hago excelentes postres, tu di cual y si ganas es todo tuyo — alzo mi mentón segura de mi misma — aunque no te antojes porque no voy a perder.
— Hecho — responde casi de inmediato volviendo a su habitación y cierra la puerta de nuevo.
Me quedé de nuevo sola mirando la puerta.
¿Lo había logrado?
Bajé a la sala donde los hermanos me esperaban ansiosos y al verme llegar sola se vieron decepcionados, pero unos minutos después Ashton bajó con cara de amargado y tomó un control.
— Solo una, tengo cosas importantes que hacer.
Al mayor de los Lewis se le olvidaron esas palabras tan pronto perdió la primera canción por casi toda una estrella de diferencia.
Las horas pasaron sin que nos diéramos cuenta y la verdad estuve agradecida con el de arriba por haber declinado la invitación del moreno para su dichoso almuerzo.