Después de llegar a casa y terminar todo lo pendiente tuve mucho tiempo libre, no me apetecía hacer nada, estaba muy cansado. Había sido un día normal, no noté nada extraño excepto cuando hablé con Leonor, esa chica desprendía magia por todas partes, literalmente.
Leonor nunca hablaba con nadie y por eso me imaginaba que actuaría de otra manera cuando tuviera que hacerlo, pensaba que sería cortante y tajante haciendo imposible contradecirla, incluso me imaginaba que trataría de intimidarme con su mirada. Nada más lejos de la realidad. En ningún momento trató de impedirme hablar o expresar mi opinión, por lo contrario, respondió a todas mis preguntas sin alterarse. Al principio, el estado de pasividad en el que parecía encontrarse continuamente me irritaba, pero poco a poco esa irritación se convirtió en curiosidad por saber qué era lo que le provocaba esa aparente insensibilidad que la acompañaba a todas partes.
El hecho de que nadie supiera nada a ciencia cierta sobre su vida no hacía más que incrementar mi gran interés hacia ella, que me obligaba a investigar, pero no tenía ninguna pista para saber por dónde podía empezar a buscar, solo suposiciones.
De todas formas, tendría toda la tarde libre y un misterio que resolver, por eso empezaría a buscar por el hecho más posible. Algunos de mis amigos decían que era huérfana y sin familia cercana porque nunca habían visto a sus padres ni sabían de ningún otro pariente, como un primo o un hermano que estudiara en el mismo instituto que nosotros. Aunque me parecía extraño que no la hubieran adoptado aún.
A pesar de que esa información no es del todo fiable no tenía nada que perder, porque en nuestra ciudad solo había dos orfanatos y ninguno era muy grande. Pensé en cómo haría la ruta y la excusa que utilizaría para no parecer sospechoso o entrometido.
Después de prepararlo todo para salir me puse en camino al orfanato que se encontraba más cerca del centro, cuando llegué me encontré con una mujer de unos cuarenta y dos años y, tras saludarnos, me presenté y le dije a quién estaba buscando.
— Yo soy Mar, ¿podrías decirme por qué la buscas y de qué la conoces? —preguntó sin disimular su desconfianza.
Sabía que me preguntarían eso así que le respondí con una de las dos excusas que había preparado.
— Soy compañero suyo de clase y venía porque quedé en dejarle un libro para un trabajo. Me olvidé de preguntarle en cuál de los orfanatos vivía.
— Pues lo siento, pero aquí no hay ninguna niña de tu edad que se llame Leonor —su respuesta fue sincera, lo noté en su mirada y en su voz.
Le agradecí su ayuda y me despedí. El otro orfanato quedaba a las afueras, por donde casi no pasaba gente, extraño lugar para un sitio como ese. He de reconocer que me perdí un par de veces por el camino, pero no me rendí y finalmente llegué a mi destino.
Al entrar me encontré con un hombre que debía rondar los cincuenta años y, después de presentarme, le pregunté sobre Leonor, su respuesta no era la que me esperaba.
— Yo no soy el encargado de este orfanato, pero te podría ayudar si me dices para qué viniste.
— Estoy buscando a una chica que se llama Leonor, soy compañero suyo de clase y teníamos que hacer un trabajo de literatura juntos —eso era verdad, no me podría acusar de mentiroso.
— ¿Dices que quedaste con ella aquí para hacer el trabajo?
Ese hombre no parecía fiarse de mi, pero el juego ya había empezado. Mi único objetivo era ganar y no lo conseguiría si no lograba que esa persona tan testaruda que tenía delante de mí confiase en mi palabra, aunque para ello tuviera que mentirle.
— No, pero me dijo que vivía aquí y como yo no tenía nada que hacer se me ocurrió que sería buena idea empezar el trabajo.
— ¿Cuánto tiempo lleváis yendo juntos en la misma clase?
¿Cuándo terminaría este interrogatorio? Si no fuera porque no se parecen en nada, podría ser el padre de Leonor, parecía muy interesado en no ser engañando, como si tratara de protegerla.
— Este es el primer año que vamos juntos a clase, me acabo de cambiar de instituto. Por cierto, ¿cómo se llama usted?
Lo traté de usted a modo de parecer más educado, alguien del que no era necesario dudar, pero ignoró mi pregunta por completo. Aunque para ser sinceros no me sorprendió.
— ¿Habéis hecho otros trabajos juntos antes?
— No, es la primera vez que coincidimos —dije con desgana, me estaba empezando a cansar de sus preguntas.
Ya sabía que ella vivía allí, pero ahora mi objetivo era conseguir que él me lo confesase, y ese momento se acercaba sin lugar a dudas. Me hizo un par de preguntas más sobre cuánto me llevaba con ella y por fin respondió a mi pregunta inicial.
— Tienes cara de ser listo y curioso, pero no de ser chismoso. La respuesta a tu pregunta es sí, Leonor vive aquí y sé que ella no te dijo que vivía aquí, nunca habla con nadie y menos sobre su vida. Dudo que ande por aquí.
Eran las nueve menos cuarto, se me había pasado el tiempo volando.
— ¿No debería estar ya aquí? Es un poco tarde.
— ¿No deberías estar en tu casa? Ya es un poco tarde, además, me parece a mi que estas no son horas para empezar a hacer un trabajo —aquella respuesta me irritó, así que decidí irme.
— Gracias por su ayuda, ya me voy.
— Un consejo, chaval. No te conviene acercarte mucho a ella o tratar de descubrir cosas de su vida, lo único que conseguirás será frustración —esa frase no pareció venir de alguien que le tuviera especial cariño, me equivoqué al juzgar su comportamiento, no trataba de protegerla, simplemente era desconfiado—. Esa estúpida niña solo te traerá problemas, maldice todo lo que toca.
Volví a casa, solo, con la sensación de estar siendo observado continuamente, varias veces tuve la impresión de ver sombras moverse a mi alrededor. Todo me resultaba muy inquietante.
![](https://img.wattpad.com/cover/153806275-288-k283236.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Lucha entre las Sombras
FantasiaLa oscuridad acecha en todas partes. A veces nos consume y nos transforma en unos extraños, robándonos nuestros recuerdos. A Leonor la oscuridad le robó su pasado y ahora tendrá que recomponer las piezas esparcidas de la memoria. Mientras tanto libr...