(23) Martín

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El lunes llegué a clase y me encontré con una nota debajo del pupitre, era de Leonor. En ella contaba esquemáticamente las pautas de un plan que ella misma había diseñado. Intentaba averiguar quién era el que la espiaba.

En la nota me decía que era probable que dentro de poco empezara a seguirme a mí. Una de las instrucciones era que no hablara de él si ella no lo hacía y que no hablara sobre hechizos combinados o especiales. También me pidió que me quedara despierto esa noche porque iría a hablar conmigo. Me explicaba que había comprobado que de noche él dormía en un rincón de su habitación e ideó un mecanismo sencillo para saber cuando se levantaba, pero ella lo descubrió y lo sorteó fácilmente.

No me dio muchos datos más por que no era seguro escribirlo, cualquiera lo podría leer. En el último punto me mandaba romper en pequeños trocitos el papel para luego mojarlos con un pequeño hechizo de agua y que de este modo fuese imposible su reconstrucción. Así lo hice.

La mañana transcurrió con normalidad y después de clase acompañé a Leonor al orfanato. Por el camino no hablamos de magia, ella me contó lo que había hecho el día anterior. Me alegró mucho saber que habían adoptado a los dos pequeños gemelos. Por mi parte le conté cómo había transcurrido el día con mis padres y nos despedimos donde siempre, a unos metros del orfanato. Volví a casa tranquilamente. Al llegar estudié para los exámenes, y también practiqué unos hechizos de fuego y agua, pero aún así me seguía resultando muy difícil realizarlos.

En un determinado momento miré por la ventana y permanecí quieto, observando el horizonte, mi piso estaba a mucha altura y se podía ver toda la ciudad y lo que la rodeaba. Me pregunté cómo sería la vida de las personas con magia fuera de aquel lugar. Las preguntas surgieron sin cesar en mi mente, pero ninguna recibía respuestas. Mis pensamientos bagaban de un tema a otro sin orden ni lógica.

Cuando me quise dar cuenta eran las doce de la noche, mis padres ya habían llegado de trabajar y estaban durmiendo. Sentí a alguien cerca, pero me resultaba familiar. Oí que llamaban a la puerta de mi habitación y abrí, era Leonor. No entendí cómo había entrado en mi casa, aunque era obvio que había usado magia, así que no pregunté.

— Buenas noches —dije mientras ella entraba.

—Tenemos que investigarlo con mucho cuidado, está entrenado y tiene experiencia. De todas formas me ha resultado fácil engañarlo. Le pude ver la cara, no es excesivamente expresivo, parece ser serio y de moral inquebrantable —dijo informándome de lo que había observado.

— Pues entonces os llevaréis muy bien —dije sonriéndole con picardía.

Me devolvió una mirada asesina que me quitó las ganas de seguir bromeando. Siguió hablando ignorando mi comentario como siempre hacía cuando algo no le interesaba.

— Bajo ningún concepto debe vernos hacer hechizos combinados o complejos y...

— Y no debemos hablar de ellos porque corremos peligro de que nos oiga —dije completando su frase.

— Bien, ya veo que lo has entendido todo perfectamente. Mi plan no es regular ni exacto porque no conocemos su estrategia, pero nos da muchas probabilidades de éxito. Mañana por la noche es posible que vaya a informar a alguien de lo que ha podido observar.

— ¿Cómo puedes estar tan segura de ello? —pregunté con desconfianza.

— Porque ni ayer ni hoy fue y dudo mucho que me esté espiando para pasar el rato —pronunció esas palabras como si fuera tan obvio que no hiciera falta explicarlo.

— ¿Cómo tenías pensando hacer eso? Recuerda que yo aún estoy empezando a practicar hechizos básicos —dije preocupado de que el plan requiriese mucha habilidad mágica.

— Si preguntases menos y atendieses más ya lo sabrías —dijo tratando de hacerme entender que debería dejar de interrumpirla—. Mañana por la noche ve al orfanato a las doce y espérame escondido en uno de los armarios que hay debajo de las escaleras, cuando veas que delante de ti hay una pequeña llama sabrás que estoy a tu lado. Después de eso llevaremos a cabo un hechizo que ahora ensayaremos y le seguiremos a donde quiera que vaya —terminó de explicarme los pasos del plan—. ¿Lo has entendido todo?

— Sí, eso creo —dije inseguro.

— De acuerdo, ahora te explicaré qué hechizos ensayaremos esta noche —asentí y siguió hablando—. Necesitarás aprender a llevar a cabo un hechizo de invisibilidad y conexión.

— No sé si he entendido lo segundo —dije sin convencimiento alguno.

— Con "hechizo de conexión" me refiero a cuando dos personas se hacen invisibles y hacen un "pacto mágico", si quieres llamarlo así, para poder verse entre ellas.

— Ya entiendo —dije impresionado porque supiera sobre hechizos colectivos—. ¿Por qué sabes de ese hechizo si nunca has conocido a nadie con poderes como tú hasta ahora?

— Un mago nunca revela sus secretos —dijo citándome—. Ahora pongámonos manos a la obra con lo importante.

Empezó a explicarme cómo llevar a la práctica un hechizo de invisibilidad. Al principio no lo entendí, pero poco a poco el esfuerzo fue dando sus frutos. Unas horas después, cuando decidimos que ya dominaba el hechizo practicamos el de conexión.

Leonor me explicó que era algo parecido a crear un código secreto, cada persona tiene uno distinto. Creamos un patrón con el que nos identificaríamos y por último, para que el hechizo fuese válido tendríamos que juntar nuestros mejores hechizos, porque sería la marca que haría imposible su falsificación. Conseguimos hacer un simulacro de la situación, lo repetimos un par de veces y al ver que no teníamos ningún problema nos despedimos.

— Hemos trabajado duro esta noche, pero ha merecido la pena —dijo Leonor satisfecha—, descansa todo lo que puedas para estar preparado para mañana.

— Descansaré todo lo que pueda. Mañana irá todo sobre ruedas, me esforzaré en que así sea— dije totalmente convencido.

— Hasta mañana, siento haberte metido en esto —dijo disculpándose por algo que no dependía de ella.

Antes de que pudiera contestarle o despedirme se fue de mi habitación y al igual que antes no necesitó que le abriera la puerta de la entrada.

Esa noche había aprendido mucho. La magia me ayudó a aprender a controlarme y comprenderme mejor. Me gustaba aprender con Leonor, ella hacía que todo pareciera muy fácil y te motivaba a aprender y a esforzarte más. Nunca la defraudaré. Trabajaré duro para poder llegar a ayudarla en lo que necesite y para ser autosuficiente y no depender de ella ni de nadie. Sé que nunca seré como ella, tampoco quiero serlo, no quiero ser su clon, solo quiero avanzar y crecer.

Lucha entre las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora