(13) Leonor

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Sentía que todas aquellas criaturas nos estaban observando. Necesitaba deshacerme de ellas. Podía notar como mi cuerpo intentaba correr hacia ellas para poder deshacerse de esas molestas Sombras que solo hacían el mal, pero mi mente me mantenía a raya. No debía dejarme llevar por mis instintos.

Martín estaba conmigo y aún no había decidido cuándo se lo contaría, pero ese no era ni el lugar ni el momento.

Entonces Martín empezó a hablar rompiendo la tensión del silencio que nos rodeaba.

— ¿Nunca has echado de menos vivir con tus padres o tener una familia estable y normal?

No me gustó esa pregunta, no era algo en lo que me gustase pensar.

— ¿Nunca has echado de menos poder pasar tiempo con tus padres? —contraataque yo con una pregunta que sabía que le incomodaría.

Se quedó en silencio por un rato con la vista clavada en el suelo.

— No pretendía molestarte, perdona —dijo disculpándose de corazón—. Solo quiero entenderte.

— A veces soy yo la que no quiere ser entendida.

Llegamos a su casa y empezamos a trabajar. Ese día Martín aprendió que no sabría nada de mí si forzaba la situación, por mucho que insistiera en la pregunta.

Soy plenamente consciente de que es difícil entenderme y que mi actitud no hace más que complicarlo, pero soy yo la que decide lo que quiero que sepan los demás sobre mí y cuándo, no ellos. No puedo evitar ser hostil, aprendí a hacer eso para que la gente perdiera el interés por mí. Es extraño hacer amigos después de tanto tiempo.

Tendría que alejar a Martín de mí, pero no puedo y él tampoco me dejaría. Me siento acorralada por mis propios sentimientos. Haber conocido a Martín justo ahora lo complica todo.

Hace tiempo planeé buscar el origen de las Sombras y a otras personas como yo para asegurarme de que no estoy sola. Al menos ahora estoy segura de lo segundo, nunca supe cómo debía llevar a cabo mi plan, pero con Martín siguiéndome será más difícil.

— ¿Estás bien? Te veo muy pensativa. ¿Ocurre algo? —dijo preocupado.

Sí, hay muchos problemas que resolver y no sé por dónde empezar. No sé cómo hacer que las Sombras dejen absorberle la energía a la gente, ni porque tú también puedes usar la magia, ni si quiera sé qué o quién soy. Contigo será incluso más más difícil averiguarlo... No le podía contestar de ese modo.

— No te preocupes, estoy bien —dije tratando de dar por zanjada la conversación.

— Ya sé que eres muy fuerte, no hace falta que me lo demuestres.

— No me pasa nada que tenga que ver contigo —fui muy tajante, sin dejar lugar a posibles reproches.

— No trato de incomodarte, solo quiero entenderte y para eso tengo que conocerte.

— Pues no lo conseguirás forzándome a darte respuestas sobre cosas que no quiero que sepas —pronuncié aquellas palabras con rencor.

No me gustaba tener que responder así a lo que me preguntaba, porque yo lo quería mucho, era mi amigo, la única persona que no me juzgaba.

— Yo estoy dispuesto a contarte lo que quieras sobre mí, no te voy a mentir. Confió en ti —dijo tristemente.

— Yo también confío en ti —dije levantando un poco la voz.

— Entonces, ¿por qué evitas mis preguntas?

— ¡Porque no estoy preparada!

— No mientas, si fuera así simplemente me pedirías que esperara un poco para obtener las respuestas a todas mis dudas.

Me quedé en silencio, no quería que lo supiese, no aún. Lo estaba protegiendo de mí misma, si se acercaba demasiado sería peligroso. Nos habíamos encariñado el uno del otro y eso no era bueno, al menos eso era lo que yo creía.

— Contéstame —su voz volvió a sonar desesperada.

— ¡No quiero hacerte daño!

Su cara pasó de enfado a preocupación. Cerré los ojos un momento para poder tranquilizarme y cuando me quise dar cuenta Martín me estaba abrazando. Dejé que me abrazara, hacía tiempo que nadie lo hacía y me había olvidado de cuánto me gustaban los abrazos.

— Gracias —susurré, pude notar que Martín estaba sonriendo.

Terminamos de trabajar, habíamos avanzado mucho. Nos pusimos de camino al orfanato. Volví a sentir como las Sombras nos observaban, aguanté, pero mis instintos no me darían tregua por mucho más tiempo y si me volvía a ver en una situación similar no me podría contener.

Cuando llegamos ya era hora de comer. Melisa nos vio entrar y nos saludó.

— Hola chicos, ¿qué tal el trabajo?

— Muy bien casi hemos terminado —respondí velozmente antes de que a Martín le diese tiempo a reaccionar—, en una tarde más lo tendremos listo.

— Genial. Perdona, ¿cómo te llamas?— preguntó dirigiéndose a mi amigo.

— Me llamo Martín.

— Bonito nombre nombre, mi hermano se llamaba así. ¿Te gustaría quedarte a comer?

— No querría molestar —contestó con timidez.

— No molestas, todos los amigos de Leonor son bienvenidos. Si quieres llamo yo a tus padres para que no se preocupen.

— No hace falta que los llames, se encargan de llevar una empresa y no irán a casa a comer.

— Está bien. ¡Casi se me olvida! Yo me llamo Melisa, soy la encargada del orfanato, si tienes algún problema con el que te pueda ayudar no dudes en preguntar.

Melisa se fue hacia la habitación de los juegos para avisar a los pequeños de que era hora de comer.

— Dame tus cosas, las voy a dejar en mi cuarto para que no tengas que cargar con ellas.

— Vale —me dijo Martín mientras me daba su cazadora y una pequeña mochila que llevaba a todas partes.

Subí las escaleras en dirección a mi habitación, entré y vi la ventana abierta, me recordó lo que había hecho ante la inesperada visita de Martín. No esperaba que fuese a recogerme al orfanato. Cuando llegó y le preguntó a Melisa dónde estaba, yo no estaba en mi habitación, en realidad estaba en el jardín trasero. Nadie sabía que pasaba las mañanas de los fines de semana allí porque de lo contrario todos lo niños pequeños me perseguirían y no tendría ese momento de paz.

Al ver a Martín a través de una ventana me apresuré para subir a mi cuarto trepando por la pared exterior del orfanato, fue por eso que no le contesté cuando llamó a la puerta. En ese momento no me apetecía dar explicaciones así que hice como si no le hubiera oído.

Bajé y me encontré a Martín y a Lili mirándose fijamente.

Lucha entre las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora