Cuando el joven Jeon atravesó la puerta del hotel. Los botones le recibieron. Llevaba varios guardaespaldas y YoonGi se apresuró a hacer su trabajo y entregarle la targeta de la suit presidencial.
- Señor Jeon. - Habló el omega. - Aquí tiene la tarjeta de su puerta. Sus maletas serán llevadas inmediatamente a la suit. - Dijo con una reverencia. Cuando levantó la cabeza un fuerte aroma a café le invadió. No podía decir que aquel alfa no fuera imponente y, a la par, atractivo. No era tonto, tenía ojos en la cara.
- Gracias. - Dijo el alfa tomando la tarjeta amablemente.
La primera vez que YoonGi vio un alfa, estando presentado, fue en el propio instituto. Aquel chico estaba dos cursos por encima de él. La mitad de la gente de allí tendía a decir que ellos debían estar juntos. Como si hubieran decidido por ellos. Un día el muchacho se le acercó y hablaron. Para sorpresa de YoonGi, fue bastante simpático y agradable con él. Era el chico más popular del instituto y, que estuviera cerca de él, sólo hizo que las chicas se pusieran celosas y empezaran a odiarle. No pasó nada demasiado emocionante entre ellos. Sólo se dieron unos cuantos besos. Fueron los primeros besos de YoonGi y sirvieron, más bien, para darse cuenta de que, aunque era un omega y el otro chico un alfa y, aunque a él le gustaban los hombres, ese alfa no era su tipo. De hecho, ni siquiera sabía que había sido de él. Quizá se había casado, quizá había tenido hijos. O quizá no, igualmente, los dos eran aún jóvenes. YoonGi tenía sólo 25 años, así que el otro chico debía tener 27 ahora.
A pesar de la poderosa presencia del alfa que ahora tenía frente a él, y de su atrayente olor a café, YoonGi no dejó de lado su profesionalidad. Simplemente volvió a inclinarse en forma de saludo esperando a que el alfa se fuera hacía la suit. Vale, era atractivo y, YoonGi ya sabía muy bien que, como omega que era, los olores de los alfas y de algunos betas, le resultaban embriagadores. No era algo nuevo para él, ni algo con lo que no pudiera lidiar. Observó que el chico debía tener una legión de fans tras él pues, desde que había entrado por la puerta, muchas chicas no dejaban de mirarle con ojos de querer casarse con él. Por otro lado, y contrario a lo que otros veían, YoonGi, debido a su proximidad, pudo ver una faceta distinta del alfa. Observó como el joven se frotaba las sienes y sacaba de su bolsillo, lo que parecía ser, un bote de pastillas.
- Aquí no. Por favor, señor. - Le pidió uno de sus guardaespaldas. - La gente podría verle y especular sobre su salud.
- Sí. Claro, claro. - Dijo guardándolo de nuevo. JungKook levantó la cabeza para encontrarse con los ojos de un omega de piel clara como la nieve. No sabía que hubiera omegas trabajando en el hotel. ¿No sería demasiado duro para ellos?
- ¿Se encuentra bien, señor Jeon? - Le preguntó el recepcionista. La verdad era bastante lindo. Su cuerpo pequeño cabría fácilmente entre sus brazos y su piel parecía tremendamente suave. Además, tenía un aroma muy, muy dulce.
- Estoy bien. - Aseguró con cuidado. - Sólo un poco cansado del viaje.
- ¿Necesita que le lleven algo a la habitación? - Propuso. Miró la placa que el omega tenía en el chaleco de su uniforme.
- No, señor Min. - Sonrió amablemente. - Sólo guárdeme el secreto. - Dijo refiriéndose al bote de pastillas. Siendo una imagen pública debía evitar ciertas habladurías. "Una sonrisa encantadora y ya estaría rendido", eso fue lo que pensó el cansado cerebro del alfa. Llevaba trabajando todo el día, incluso en el trayecto hasta el hotel, lo que le había provocado un fuerte dolor de cabeza, como de costumbre. Para su sorpresa, el omega no hizo gesto ninguno de estar obnubilado por él y su sonrisa. Tan sólo se inclinó de nuevo cortésmente.
- Por supuesto, señor. - ¿Tan mal aspecto tenía? Miró a su alrededor mientras se dirigía al ascensor. Muchas chicas le miraban. Mucha gente le miraba siempre. Él era el heredero de una importantísima y billonaria cadena hotelera. La más grande del país. Además, era un alfa de la más alta élite, educado en el CIMETEL. Estaba más que acostumbrado a ser reconocido y a que todos los miraran, algo que, en realidad, no le gustaba demasiado.
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Uno entre cientos [YoonKook]
FanfictionYoonGi es uno entre cientos, es un omega varón. Todos esperan que sea sumiso, débil y obediente. Los prejuicios y los racismos contra su naturaleza han marcado su vida. Aun si todo el mundo le juzgaba por algo que él no había ni elegido ni querido s...