Torpe reencuentro

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El aroma dulce lo impregnaba todo y llegaba a sus fosas nasales como una promesa. Se levantó como en un sueño. Se sentía liviano. No quedaba ni rastro de la sensación de fiebre en su cuerpo y caminaba despacio pero decidido. Encontró a YoonGi en la cocina. Lo que cocinaba olía delicioso pero ni siquiera eso disminuía el olor dulce del omega. YoonGi le sonrió al darse cuenta de que estaba en la habitación.

- Tienes buen aspecto. - Comentó con una amplia sonrisa. - ¿Cómo te encuentras?

- La verdad me siento muy bien. - Aseguró. Se acercó más a él y cotilleó lo que estaba cocinando. - Huele delicioso. ¿Lo preparas para mí?

- Claro que sí. ¿Para quién si no? - Comentó con una sonrisa radiante.

- Echaba de menos que me cuidases así. - Anunció sin reparos. Las palabras salían de su bica sin necesidad de pensarlas. Como si fueran las únicas palabras que podía decir y no conociera otras.

- Yo también te he echado de menos. - Murmuró tímido mientras removía el contenido de la olla. Muy lentamente, como si sintiera pánico de asustarle, JungKook no pudo evitar acercarse del todo y abrazarle por la espalda. Sintió su pecho llenarse de felicidad cuando el omega se acurrucó en su pecho buscando su calor. Entre sus brazos YoonGi se giró hacia él. Recorrió con sus manos su pecho subiéndolas hasta enredarlas detrás de la nuca. Abrazados como hacía demasiado tiempo el corazón de JungKook se estrujaba por una presión conocida. Un sentimiento de felicidad absoluta. YoonGi aún lo amaba, eso ya lo sabía. Lo que no sabía y estaba descubriendo era que estaba dispuesto a luchar por ese amor. No se había rendido con él. Se inclinó un poco para besarle, pero justo antes de poder hacerlo, YoonGi habló.

- Cielo mío, sabes que esto no es real, ¿verdad? - Entonces JungKook sintió un mareo y una fuerza que arrancaba su cuerpo de los brazos de YoonGi. Dio un silencioso grito y una fuerte bocanada.

Jadeando, se encontró sentado de nuevo en su cama. Había sido un sueño. Por supuesto. Era demasiado bueno para ser verdad. Su fiebre era claramente menor, pero aún sentía los efectos en su debilitado cuerpo. Se sentía cansado y terriblemente pesado. También estaba sudando y se sentía asqueado de su propio cuerpo. Sin embargo, no tardó mucho en darse cuenta de que había algo que era igual que en su sueño. El dulce aroma del omega, inconfundible para JungKook, estaba presente fuertemente en la casa. Eso no se lo había imaginado. YoonGi había ido a cuidarle. Saltó de la cama y se mareó nada más poner los pies en el suelo, pero, aún así, continuó andando dándose golpes con todas las paredes. La casa parecía otra. De hecho, ahora parecía una casa. Bolsas de plástico llenas de basura se amontonaban en la entrada dispuestas a ser tiradas. Y en el centro de todo aquel menor desastre estaba YoonGi. ¿Cuántas horas llevaría recogiendo lo que él había ido dejado tirado durante semanas? YoonGi se percató de su presencia enseguida.

- Ya despertaste. - Comento con obviedad. - ¿Cómo te sientes? - JungKook, mucho menos atrevido que en el sueño y aún con malestar en su cuerpo, arrastró sus pies hasta el sofá para sentarse. - ¿Tan mal? - Bromeó el omega. - En verdad tiene un aspecto horrible. - Había olvidado la mordaz palabrería de YoonGi. Por una parte habría preferido que fuera como en su sueño. Por otro lado, se alegraba de que YoonGi siguiera siendo el mismo omega fuerte que cuando le conoció.

- Esperaba que me dieras más ánimos. - Confesó el alfa.

- Creí que un alfa no requería de esas cosas. - Volvió a burlarse. Sin embargo, las duras palabras acabaron ahí. De verdad JungKook aún parecía no sentirse demasiado bien. Era normal. Debía tener su cuerpo agarrotado y agotado por la fiebre. - Ve a ducharte. Te sentirás mejor. - Dijo sentando las bases para la tregua. - Mientras te haré algo de comer. - Al menos eso no había cambiado en el sueño de JungKook. El alfa se levantó y fue a dirigirse al baño cuando YoonGi le detuvo. - Espera. Déjame que... - No continuó la frase. Simplemente se acercó bastante a JungKook y se puso de puntillas cuando estaba frente a él. El alfa se congeló. ¿Acaso iba a besarle? Iba tan decidido que JungKook no tuvo tiempo de a hacer nada ni decir nada. Se limitó a permanecer muy quieto y cerrar los ojos. Entonces sintió como YoonGi le apartaba el pelo de la frente y posaba sus labios en ella. Un contacto largo y suave. JungKook quiso llorar al darse cuenta de que no era un beso. El omega sólo estaba comprobarndo su temperatura. - Ya no tienes fiebre. - YoonGi sólo intentaba seguir cuidando de él y no se había dado cuenta de los pensamientos que había tenido JungKook hasta que se apartó y contempló su mirada desolada muy mal disimulada. Pudo haber medido su temperatura sólo con la mano. Lo había hecho de aquella forma por puro instinto. Se quedó con la duda de si debía pedirle perdón, pero se había quedado tan bloqueado que no pudo decir nada y el alfa tomó el relevo.

Uno entre cientos [YoonKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora