Volvamos al trabajo

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YoonGi despertó en la gran cama. Miró el reloj y se dio cuenta de que eran las 12 del medio día. ¿Cómo habían dormido tanto?

- ¡JungKook! - Gritó. Y fue entonces cuando se dio cuenta de que esta solo en la cama. - ¿JungKook? - Salió de la habitación y caminó por el desconocido apartamento en busca del alfa. - ¿Estás aquí? - Inspeccionaba la casa al mismo tiempo. La verdad es que era bastante acogedora para ser un lugar que JungKook usaba sólo para sus celos. En realidad, era casi una casa abandonada, aunque estuviera cuidada. Pero ni siquiera tenía el mismo olor que la otra casa. Al no encontrarle subió a por su móvil. Encontró su ropa de la noche anterior doblada en una silla y su móvil en la mesilla.

- ¿Ya estás despierto? - Le habló JungKook desde el otro lado de línea. Su voz sonaba suave. - ¿Cómo te encuentras?

- ¿Dónde estás? - Le preguntó apresurado sin responder a sus preguntas estúpidas.

- En la oficina. - Comentó con obviedad. - ¿Dónde iba a estar?

- ¿Y por qué no me has despertado? - Dijo indignado.

- Imaginé que necesitabas descansar bien después de lo que pasó ayer con mis padres. - Opinó JungKook.

- Estoy bien. - Aseguró. Por supuesto no había sido nada agradable caer bajo el aroma de la madre de JungKook quedarse allí sin hacer nada era aún peor.

- No he podido despertarte. Te veías demasiado lindo. - Sabía que eso le haría rabiar.

- ¡Yo no soy lindo! - Gruñó haciendo que JungKook riera. - Voy a la oficina. - Sentenció.

- Está bien. De hecho te necesito para resolver unas cuentas que no me salen de ninguna manera. - Le dijo. - Puedes coger el deportivo del garaje, yo he venido con el coche. Pero ten cuidado, ese coche tiene mucha potencia.

- Lo que tú digas, JungKook. Me encanta que me trates como un niño pequeño. - Ironizó.

- Te espero aquí, cielo. - Rió un poco.

- Sí... Ya, ya. - Dijo el omega antes de colgar.

Bajó al garaje y encontró el deportivo. Pero no sólo eso. También había una moto bastante grande negra y metalizada. Era preciosa. Debía tener mucho más motor que la moto que le había tenido que dar a TaeHyung cuando se había ido a Busan. Jamás creyó que JungKook tendría una moto y menos una como esa. Seguro que consideraría que era demasiado peligrosa para un omega como él. Eso le dio más motivos para cogerla. Por suerte, al igual que las llaves del deportivo, también estaban allí las de la moto. Y también había un casco. Ajustó la correa y se lo puso. JungKook de seguro se pondría nervioso al saber que la había usado. Al encenderla, le costó arrancar y luego rugió como un gato furioso. ¿Cuánto tiempo llevaría sin cogerla JungKook para que la batería se hubiera quedado sin fuerza para no arrancar a la primera?

- Pobre preciosidad. - Le habló a la moto. - Ese desalmado te ha dejado aquí sola. No te preocupes, yo cuidaré de ti. - Abrió la puerta del garaje y salió escopetado. Serpenteba entre los coches y entonces era libre. Nadie podía decir si era alfa, beta u omega. De hecho, nadie pensaría que un omega hiciera eso. Aceleró. Le encantaba esa sensación. Llegó a la oficina en poco minutos. Aparcó en la plaza reservada para JungKook. El guardia le miró extraño y estaba a punto de llamarle la atención cuando se quitó el casco.

- ¡Oh! Es usted, señor Min. - En el edificio de oficinas ya le conocían lo suficiente como para saber que era el ayudante del jefe, aunque todos sospechaban que era algo más. - Lo lamento. Creí que era alguien intentando pasarse de listo. Nunca le había visto esa moto.

- Es de JungKook. - Informó. - La tenía llenándose de polvo en el garaje. ¿Te lo puedes creer?

- Cuando se tiene mucho dinero se menosprecian las cosas hermosas como esa. - Opinó.

Uno entre cientos [YoonKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora