A penas podía seguir su paso. Parecía enfadado, porque caminaba decidido, como enfadado. Sin embargo, cada pocos metros miraba hacia atrás asegurándose de que el omega le seguía de cerca.
- Date prisa. - Dijo cuando vio que YoonGi se detenía un instante para coger aliento mientras se preguntaba porque estaban subiendo por las escaleras. Sus piernas siempre habían sido delgadas. Había intentado hacer ejercicio para tener piernas más fuertes, pero le había sido imposible. Además, no soportaba las miradas burlonas de los demás al ver un omega en el gimnasio. - Vamos al despacho del señor Kim. Él ya se ha ido a casa. De hecho... - De pronto sonaba más molesto. - ...tú ya deberías haberte ido a casa. - Pronunció.- ¿Por qué estás aún aquí?
- Mi remplazo no había llegado y... - Comenzó a decir.
- Da igual. Ya no importa. - Gruñó. - Vamos. Date prisa. - YoonGi se mordió la lengua y continuó sin decir una palabra.
Llegaron al despacho del director Kim y JungKook cerró la puerta de un portazo aprovechando que no había nadie en el pasillo. Luego el lugar quedó en silencio. Estaba claro que los dos intentaban serenarse. JungKook se dejó caer en el asiento de Jin y YoonGi cerró los ojos y respiró despacio. Después de unos momentos, JungKook dio un bufido y se levantó de nuevo. Dando pasos largos y decididos se acercó a él. YoonGi contuvo la respiración cuando estuvo frente a él. Le observaba sin decir nada, como si le estuviera inspeccionando. El alfa chasqueó la lengua molesto. ¿Estaba disgustado con él? ¿Por qué? ¿Acaso creía que él había de verdad intentado robar a Ailee de verdad?
- Yo no he... - No sabía que decir. Estaba temblando de ira y se sentía impotente. JungKook le rodeó por la cintura con uno de sus fuertes brazos. YoonGi, por instinto, se revolvió.
- Quédate quieto, por favor. - Pidió tranquilo. YoonGi sospechó que sólo quería contagiarle esa misma calma a él. Deslizó su mano por su espalda y luego la bajó hasta su pantalón. YoonGi no se sintió bien. Aún tenía el recuerdo de la sensación de las manos de esa alfa loca recorriendo su cuerpo asquerosamente. Se mantuvo muy quieto. Haciendo todo lo imposible por no parece débil. Sólo sosegado por el pensamiento de que JungKook no le haría daño, ¿verdad? ¿Y si todos los alfas era iguales? Todos esas ideas recorrieron la cabeza mientras JungKook palpaba su trasero tan rápido como podía por encima del pantalón. No quiso sentirse débil, ¿quién querría sentirse así? Pero se dio cuenta de que estaba a punto de echarse a llorar. Justo en ese instante, JungKook se separó a tiempo. Sólo un paso. - No has lubricado. - Parecía un poco sorprendido. YoonGi se mostró confundido.
- ¿Po...por qué debería? - Preguntó con un hilo de voz.
- Discúlpame. - Dijo. - Creí que, al estar bajo el martirio de esa mujer... - Pronunció.
- Me hizo daño. - Comentó frotando su muñeca dolorida. ¿De verdad creía que podía excitarse en una situación así? - Además, no me atraen las mujeres. - ¿Por qué había dio eso ahora? ¿Acaso su estúpido cerebro lo consideró una información relevante?
- Ya... Esto... - ¿Cómo debía reaccionar JungKook ante aquello? - Abrocha tu pantalón, por favor. - Se limitó a decir. Y YoonGi casi se muere de vergüenza en ese momento. No entendía nada. Estaba sintiendo tantas cosas perturbadoras en tan poco tiempo que su cabeza era un lío y a penas podía procesar nada. Se dio prisa en abrochar el botón y la cremallera que Ailee había bajado. Cuando acabó, el alfa tomó una de sus muñecas con cuidado. - ¿Te encuentras bien? - Claramente no se refería solo al dolor de su muñeca. Y, por supuesto que no estaba bien. Una alfa psicótica le había metido la mano en sus pantalones, besado y lamido asquerosamente. Además, de la brutalidad con la que le había tratado aprovechándose de su fuerza. Sin embargo, YoonGi sólo asintió. JungKook, esta vez, pasó entonces y dedo por su cuello y volvió a hacer una mueca de disgusto. ¿O era asco? Estaba lanzando señales confusas a YoonGi.
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Uno entre cientos [YoonKook]
FanfictionYoonGi es uno entre cientos, es un omega varón. Todos esperan que sea sumiso, débil y obediente. Los prejuicios y los racismos contra su naturaleza han marcado su vida. Aun si todo el mundo le juzgaba por algo que él no había ni elegido ni querido s...