Colapso

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JungKook ya estaba cansado cuando salió del despacho y aún tenía que ir a casa a coger unas cosas, puesto que ahora se estaba quedando con YoonGi en el apartamento, y, además, para colmo, había quedado con su padre para hablar sobre esas cuentas que no cuadraban. Cogió el archivador y se aflojó la corbata. Entró a casa y empezó a meter cosas en una maleta. Sobre todo ropa y cogió un par de botes de su medicación. Ya se le había acabado el anterior. Como un acto reflejo, abrió el bote y cogió dos pastillas. Las miró. Le había prometido a YoonGi que no tomaría más de la cuenta. Le dolía la cabeza, pero no era nada grave, podía soportarlo. Metió las dos pastillas en el bote de nuevo y puso los botes en el bolsillo de su chaqueta. Acabó de llenar la maleta y la llevó al coche. Luego suspiró pesadamente. Era hora de enfrentarse a su padre. No le había visto desde la vez que había llevado a YoonGi a cenar. ¿En qué momento se le había ocurrido esa estúpida idea? ¿Y si ocurría lo mismo en la reunión de CIMETEL?

- Adelante, señorito Jeon. - Le dijo el ama de llaves al abrirle la puerta. - Su padre está en el piso de arriba. En su despacho.

- Muchas gracias, Nana. - Subió las escaleras y llamó a la puerta.

- Pasa, cariño. - Oyó la voz de su padre al otro lado.

- No soy mamá. - Comentó JungKook entrando al despacho.

- ¡Oh! Eres tú, hijo. ¿Cómo estás? - Le preguntó más sonriente de lo que a JungKook le habría gustado.

- Pues... si te soy sincero. Estoy cansado, con dolor de cabeza, ofuscado y con muchas ganas de volver a casa.

- Esta es tu casa, JungKook. - Mencionó su padre.

- No, padre. Esta es tú casa. Ya me ha quedado muy claro. - Pronunció JungKook.

- ¿Qué quieres decir con eso? - Esa actitud inocente estaba sacando de quicio a JungKook.

- ¿Después del número que montasteis con lo de YoonGi esperas que no me lo lleve a un lugar lejos de vosotros? - Planteó enfadado. - Además, siempre me estás diciendo que debo luchar para ganarme lo que tengo y no esperar que nadie me regale nada. Pues el apartamento es mío. Lo compré con el dinero que gané trabajando duro, así que ahora vivo allí.

- Como quieras hijo, como quieras. - Le calmó su padre. - Si ese omega tuyo merece que estés haciendo todo esto.

- Lo merece. - Afirmó rápidamente.

- ¿No estará intentado separarte de tu familia para quedarse con todo lo que tienes? - Esas palabras enervaron a JungKook.

- ¡No hables así de él! - Bramó.

- JungKook, no me alces la voz. Soy tu padre. - Le recordó con voz firme. - El más joven de los dos alfas se dejó caer sobre el asiento frente al escritorio de su padre.

- Como sea... He venido a que me digas qué es esto. No comprendo estas cuentas. Estos contratos con empresas de miembros del CIMETEL... - Empezó explicando mientras su padre cogía el archivador y leía. - ...suponen muchos miles de dolares, algunas de ellas de cientos de miles. Sin embargo, no encuentro ningún beneficio. - Añadió. - ¿Son donaciones o algo así?

- Esto... Sí. Son justamente eso. Donaciones a miembros del CIMETEL. - Aseguró su padre apartando los documentos descuidadamente. Su hijo le miró desconfiado. - Hay que ayudar a los nuestros, JungKook. A veces tienen proyectos y buenas ideas que hay que apoyar, obras de caridad y cosas así. Es una inversión moral.

- Eso me parece bien, padre. Pero, ¿por qué están ocultos con otros nombres? - Cogió los papeles y escogió uno al azar. - Por ejemplo este. Ri KangSoo. ¿57 mil dólares en material de oficia? - Leyó. - ¿Qué tontería es esta?

Uno entre cientos [YoonKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora