La verdad, ninguno estaba muy seguro de cómo habían terminado allí. Es decir, ellos habían recibido la llamada, aceptado la invitación, cogido el coche e ido a aquel parque. Sabían como habían llegado, pero el motivo por el que estaban allí... eso ya era un poco más complicado. La cuestión es que allí estaban, paseando por un enorme parque de Busan, YoonGi, JungKook, JiMin y su esposo, y HoSeok, que les seguía a cierta distancia para protegerles disimuladamente.
- ¡JiMin, ten cuidado! ¡Pueden venir coches! - Le gritó a JiMin su esposo. YoonGi y él habían empezado a hablar y se habían adelantado un poco.
- ¡Vale! - Le respondió el omega. Para YoonGi era ridículo que su esposo le dijera cosas así. ¿Acaso no era lo suficientemente mayor para cruzar la calle sin que le trataran como a un niño pequeño? JiMin, sin embargo, no parecía ni extrañado ni molesto por ello.
- ¿No crees que le tienes muy descontrolado? - Le dijo el banquero a JungKook. - Un omega como él podría tener algún percance yendo solo a cualquier sitio.
- YoonGi lleva mucho tiempo cuidando de sí mismo. Tiene demasiada independencia como para poder controlarle. - Comentó con diversión.
- A los omegas hay que vigilarles, JungKook. Luego te arrepientes de no haber sido más restrictivo. - Aseguró. - Con mi primer esposo yo era igual que tú. Prácticamente le dejaba hacer lo que quería. Incluso le permitía salir a su aire de casa. Sin chofer, ni escolta, ni nada.
- ¿Y qué ocurrió? ¿Se hizo usted mayor y más receloso? - Bromeó el joven.
- Ojalá hubiera sido sólo eso. - Mencionó. - Un día entró corriendo a casa asustadísimo. Un alfa de primera generación en celo había intentado atacarle. - Narró. - Mi podre omega. Qué miedo tuvo que pasar. - Se lamentó. - Por supuesto, hice lo imposible para que la policía le apresara rápidamente. Y ahora, cada vez que tiene que salir de casa es él mismo el que me pide que le acompañe o que llame al chofer.
- Vaya... - JungKook no sabía que decir. Miró a YoonGi, quien hablaba con JiMin cómodamente unos metros por delante. ¿Serían esa clase de cosas las que provocaban normas tan autoritarias como las del CIMETEL? JungKook sabía que los omegas eran físicamente más débiles pero, ¿cómo podía haber alguien tan desalmado como para hacerle daño a una criatura como esa? Se preguntó si YoonGi alguna vez había tenido algún percance como ese. ¿Cómo lo enfrentaría él? ¿También le pediría que le acompañara a todos lados para salir de casa? No, YoonGi no era así. Tendría que asustarse mucho más para pedirle algo como eso. JungKook se hizo otra pregunta a sí mismo, ¿a él le gustaría que YoonGi hiciera eso? Obviamente, no quería que YoonGi pasara por una experiencia así pero, ¿le gustaría qué le rogase esa clase de atención y cuidados? Dejó de centrarse en sus pensamientos, los cuales consideró autodestructivos, y siguió hablando con el esposo de JiMin.
- Por eso te he dicho de salir a dar una vuelta con los chicos. - JungKook estaba siempre ocupado pero, ¿quién podía negarle una pequeña cita a un importante banquero como ese? Además, JungKook ya había cogido sus días de vacaciones ya que pronto se iría con YoonGi y, aunque iba a la oficina, no estaba allí tantas horas. Más por preescripción médica que otra cosa. - Sé que a JiMin no le gusta estar encerrado en casa. Y él sólo sale dos o tres días a la semana para trabajar en el restaurante.
- Él sale a trabajar. No hay muchos alfas que permitan a sus omegas trabajar como haces tú. - Le informó.
- JiMin lo necesita. Él aún es joven. Tiene energía para muchas cosas y yo ya estoy viejo.
- Usted no se ve viejo. - Dijo JungKook alegrándole los oídos.
- Pero lo estoy, muchacho. - Rió. - Y verle así me parte el corazón.
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Uno entre cientos [YoonKook]
FanfictionYoonGi es uno entre cientos, es un omega varón. Todos esperan que sea sumiso, débil y obediente. Los prejuicios y los racismos contra su naturaleza han marcado su vida. Aun si todo el mundo le juzgaba por algo que él no había ni elegido ni querido s...