Animal

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Las embestidas empezaron lentas y profundas. Era bastante mejor que ser sólo penetrado por sus dedos, pero, de la misma forma, no había ni pizca de pasión en sus acciones. Pronto, JungKook tomó un buen ritmo y el omega asistente bajo él, colocado en cuatro, sentía que el placer llegaba a él, al fin. Había tenido que poner de su parte y concentrarse mucho en las sensaciones que tenía cuando el duro miembro del alfa se arrastraba por su interior frotando su próstata. Se preguntaba si sería suficiente como para no sentir nada de dolor cuando se anudara en él.

Tras no demasiado tiempo de vaivenes, empezó a escuchar como JungKook empezaba a jadear cada vez con más fuerza. Al principio lo achacó a la excitación. "Al fin era posible que ese muchacho sintiera algo.", pensó el omega. Pero cuando su ritmo comenzó a ser errático y la respiración se escuchaba más y más fuerte, pensó que podía tratarse de otra cosa. El alfa se inclinó sobre la espalda del omega, sin aplastarle, pero como si estuviera cansado.

- No...no puedo más. - Murmuró junto a su oído, casi por accidente, pues lo decía más para sí mismo más que para el omega. "Imposible. Después de toda la parafernalia, ¿ya está?", quiso expresar, pero no lo hizo, por supuesto. Por sus acciones, el alfa parecía estar a punto de venirse. Al menos, todo acabaría pronto y podría catalogarlo como el polvo más frío e insatisfactorio de su vida. - No... puedo... retenerlo más...- Ahogó un jadeo y lo que se oyó en su lugar, fue un gruñido. Grave, suave y aspirado. Luego una pequeña risa, con las mismas características. Entonces, el omega lo entendió. El alfa no estaba a punto de venirse. Lo que intentaba retener, era a su lobo interior.

- Ese muchacho es duro. - La voz era tan aspirada y seductora como la de JungKook, pero más grave, más profunda. Casi como si se escuchara con eco. - No sabes lo mucho que tengo que luchar para que me deje salir. - Le habló al omega al oído, ahora con intención de hacerlo. El lobo lamió su oreja. Luego su nuca. - Tenía muchas ganas de que fueras mío desde que te he visto entrar por la puerta. - Había detenido sus embestidas, pero seguía dentro de él. Le acarició primero y luego se aferró a las caderas del omega con fuerza. Lamió y succionó su cuello y la piel de su espalda. El omega soltó un gemido suave sin pretenderlo. Sabía que había echado de menos ese tipo de gestos durante la sesión, pero no sabía que tanto. - Sé como te sientes. Tan insatisfecho. Tan necesitado. - Su voz era fuego en su interior. - Ese descarado siquiera te ha dado unas caricias en condiciones, ¿verdad? - Habló mientras acariciaba con ganas su piel y masajeaba sus pezones un poco. - Pobre omega. Deja que yo te consienta como te mereces. - Le tomó con fuerza del cuello y le hizo mirarle. El omega gimió un poco, él mismo no sabía si por la brusquedad del gesto o por el deseo de que el alfa cumpliera su promesa. Vio una sonrisa casi despiadada justo antes de que el lobo uniera sus labios con los suyos con cierta fuerza. Exploró la boca del omega con su lengua y este no se quedó atrás. La sintió lujuriosa, caliente y hábil. Soltó un fuerte gemido contra los labios del alfa cuando este empezó a embestirle de nuevo. El alfa se separó. - ¿Sabes que es lo único mío en toda esta preparación? Conseguí que JungKook te pusiera en esta postura. - Confesó. - Así entra más profundo. - Aseguró.

- ¡Ah! - Gimió por la fuerte embestida. El lobo tomó un ritmo fuerte y rápido. El omega ya no tuvo que concentrarse lo más mínimo para estar excitado. Es más, tendría que centrarse en otra cosa si no quería tener ganas de eyacular demasiado pronto. Ahora entendía porque JungKook le había impedido masturbarse antes. - Más... Más... - Lo sentía tan duro, tan bueno, que sentía podía perderse y ahogarse en esas sensaciones como si fuera un gran océano que le inundaba. Escuchó la fuerte respiración del lobo y una risa corta.

- Te gusta, ¿verdad? - El omega no pudo reponder sólo jadeó y gimió una vez más. - Te las das de estirado pero estabas deseando que te lo hiciera duro. - El alfa parecía complacido y el omega no podía negarlo, aún si él no se consideraba así, era la imagen que, sin duda, estaba dando. - No estás nada mal. - Dijo sin detener su ritmo casi violento ni lo más mínimo. - Pero sé que puedes apretarme más. - Le palmeó el cachete con cierta fuerza, pero no tanta como para que doliera de verdad. No era ningún sádico. El omega botó un poco por la impresión. - Vamos. ¿Eres un profesional o no? - Parecía que le estaba retando. El omega apretó los músculos atrapando más el miembro del alfa. A pesar de eso, el ritmo no descendió demasiado. Fue cuando se dio cuenta de que empezaba a querer venirse. Y JungKook había dicho que su lobo podía aguantar bastante tiempo si se lo proponía. Empezó a morderse el labio porque si gemía, terminaría gritando como un gato en celo y eso no le gustaba eso. Comenzó a sentir una fuerte presión en su propio miembro. Pero no podría eyacular aunque quisiera, tanto porque sería incumplir una norma del ritual, lo que a JungKook no le gustaría nada y tendría el derecho de reportarlo al CIMETEL, como por el objeto que el alfa había colocado concienzudamente al inicio del ritual. - Estás casi en tu límite. Pero aún puedes aguantar un poco más. - Aseguró el lobo. Respiró con fuerza para resistir, jadeaba y dejó escapar algún gemido, que casi eran gritos. Cuando creía que moriría de excitación y de presión en su miembro, cuando estaba seguro de que empezaría a sentir dolor en su aprisionada intimidad, notó como el alfa, que soltaba jadeos y gruñidos esporádicos practicamente desde el principio, dejó salir de su garganta un fuerte y grave gemido. Unas cuantas embestidas más y sintió su interior más cálido y húmedo que antes. El alfa había eyaculado al fin.

Uno entre cientos [YoonKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora