Epílogo - Uno entre cientos

5.8K 653 289
                                    

YoonGi no quedó embarazado en aquel reencuentro. No importó. Igualmente no tuvieron tiempo para aburrirse. Era su momento. Finalmente, era lo que habían soñado. Eran un hogar, uno maravilloso, mientras estuvieran juntos.

Se mudaron a una casa nueva. Una que era de JungKook ni de YoonGi, era de los dos. Juntos habían elegido el lugar, el color de las paredes y los muebles. Aunque el concepto de hipoteca fue novedoso para JungKook. Tener que pagar una casa a plazos era algo que nunca le habia sucedido. En realidad, él seguía teniendo el dinero suficiente como para pagarla de golpe, pero YoonGi había insistido en que él quería aportar. Quería ser igual a él. Y así sentiría que la casa sería de los dos. No importaba la de veces que JungKook le hubiera dicho que su dinero era de los dos, que ellos eran un único individuo, YoonGi seguía insistiendo. Igualmente comprendía su orgullo. Le había costado, pero después de todo el tiempo, lo entendía mejor que nadie. Estuvieron muy ocupados durante bastante tiempo. A parte de todo lo de la casa, tenían más asuntos de los que ocuparse. JungKook seguía trabajando. Había veces que se iba un par de días de viaje para alguna que otra sesión de fotos, siempre dentro de Coréa. Se echaban de menos, pero separarse ya no era un problema que les preocupara. YoonGi, por su parte, buscó trabajo. Por un tiempo se sintió frustrado. De pronto tenía el mismo problema que antes de entrar a trabajar a los hoteles Jeon. Al volver al mundo real, recordó lo difícil que seguía siendo encontrar trabajo para un omega. JungKook se mantuvo a su lado, animándole en los momentos en los que decaía y apoyándole en su búsqueda. Sólo una vez mencionó que su hermano podía darle en su nuevo negocio, en el que JungKook participaba, pero en el cual no tenía responsabilidades de jefe. Había dejado atrás esa vida. Sin embargo, YoonGi rechazó el empleo y el alfa no volvió a mencionarlo. Comprendió que necesitaba algo suyo. Algo que hubiera logrado por sí mismo. Cansado de que todos le tomaran, de nuevo, por un inútil y un débil, YoonGi emprendió un camino diferente. Inspirado por la que había sido su psicóloga, decidió montar su propio negocio. JungKook le aconsejó con un par de cosas al inicio, pero YoonGi siempre había sido bueno gestionando sus posibilidades. Antes de pudiera darse cuenta, y con algo de dinero invertido, YoonGi realizó la apertura de su modesto restaurante con su especialidad en brochetas de cordero. JungKook en realidad fue el que le dio la idea, no dejaba de hablar de lo buenas que estaba sus brochetas. Haber trabajado en una cafetería el último año le facilitó bastante las cosas. Y, cuando abres un negocio, habiendo vuelto a Seúl, YoonGi llamó a aquellos que sabía que lo dejarían todo y confiarían en su proyecto, así que, en poco tiempo, TaeHyung y JiMin respondieron a su llamado. Tae dejó su trabajo en el hotel Jeon para ser camarero en el restaurante de YoonGi. Para ellos, se sintió como si siempre debía haber sido así. Volvían a trabajar juntos, lo que era natural para ellos. A JiMin y a HoSeok les venía bien el dinero extra ahora que tenían una pequeña y traviesa beta a la que darle todo su amor, además tenía experiencia como camarero, por lo que le fue fácil adaptarse y colaborar. Descubrió que no sólo se sentía notablemente más cómodo allí que en La flor de loto, sino que era feliz trabajando junto a sus amigos. Allí era libre y la gente no se dedicaba a mirarle embobado. De hecho, si alguien intentaba algo, YoonGi estaba allí para sacar sus uñas, cosa que JiMin aún estaba aprendiendo. Sí, todo es mejor cuando mantienes cerca a tus amigos.

Unos pocos meses después, todo parecía estabilizarse y relajarse. El trabajo seguía un buen curso, su relación con jungKook era el cielo, sus amigos se mantenían cerca y su familia estaba bien. Todo era perfecto, todo era feliz, todo era...

- Jung...Kook... - La voz le tembló, pero sus manos sostenían aquella cosa con firmeza.

- Dime, cielo. - Estaba viendo algo en la televisión tirado en el sofá después de un largo día de trabajo y no le prestó mucha atención.

- JungKook... - Repitió el omega. Finalmente el alfa giró la mirada hacia YoonGi al notar su débil tono de voz.

- ¿Pasa algo, cari...? - Se formó un nudo en su garganta al ver lo que YoonGi tenía en la mano. - ¿Eso es...? ¿Es lo que creo que es? - Cuestionó saltando del sofá y acercándose a él. YoonGi asintió. Estaba ilusionado y terriblemente asustado al mismo tiempo. - ¿Estás...? - Aquel alfa, tan seguro y firme como había demostrado ser siempre, temblaba de emoción y miedo. Puso la mano en el vientre del omega y sonrió. - No puedo creerlo.

Uno entre cientos [YoonKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora