Nunca antes, con nadie.

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JungKook se levantó de la cama con cuidado de no despertar al omega. Le observó, parecía relajado. Llevó su mano a la entrada de YoonGi y pulsó la válvula del plug de anidación. El omega se removió al sentir hincharse el juguete dentro de él y gimió molesto. Se giró mirando al alfa con mal gesto.

- Sólo uno nivel más y estarás completamente listo. - Le aseguró. - Quédate en la cama, cuando te despiertes quítalo, lávalo bien, descansa un rato y vuelve colocarlo. - Le instruyó. - Para la hora de la comida estarás lo suficientemente acostumbrado para que te anude sin hacerte daño. Entonces quítalo por completo y déjalo descansar hasta la noche. Yo voy a una reunión con los contables ahora, luego tengo que hacer unas cosas en la oficina, que no puedo hacer en casa y llegaré sobre las 4. - Continuó hablando.

- ¿Qué me quede, dices? - Preguntó adormilado. - No, no. Yo voy contigo a trabajar.

- No. Hoy te doy el día libre. - Sentenció. - ¿No te tomabas el día libre cuando tenías el celo cuando trabajas en el hotel? - Le preguntó.

- No. Los omegas que ponen ese tipo de impedimentos al trabajar no duran mucho. - Aseguró. - Normalmente me aseguraba de llevar bien la cuenta... - Bostezó antes de seguir. - ...y me aseguraba de tener el turno de mañana.

- Ya... Como la última vez. - Recordó JungKook. Arisco por su comentario y el reciente despertar, YoonGi gruñó y le dio la espalda ignorándole. Dio un leve quejido debido a la incomodidad del plug de anudación y quiso seguir durmiendo.

- Acepto tu día libre. - Concluyó.

- Vale. - JungKook rió un poco por su comportamiento gruñón y adormilado. - No te olvides de hacer lo que te he dicho. - A lo que YoonGi respondió con un despreocupado gesto de mano.

El alfa se ducho, vistió y se preparó para ir a trabajar. Tuvo que pedirle ayuda a YoonGi tres veces en el proceso. Dos, porque no sabían donde estaban sus cosas. No es que YoonGi las hubiera cambiado de sitio desde que estaba allí, pero JungKook se habría pasado un rato buscándolas igualmente. Y la tercera porque no sabía si el nombre del empresario con el que tenía que reunirse era Kim o Nim. No entendía ni su propia letra y no quería quedar en ridículo.

- ¡Kim! - Le gritó desde el otro lado de la casa mientras JungKook se ponía los zapatos. Seguro que otra vez se iría con la corbata sin poner y el pelo mojado. - Y no te olvides del libro de cobros del hotel de Daegu, tienes que enseñarles las cuentas esas que te dije que no cuadraban. - De pronto se dio cuenta de que, sin YoonGi, era un desastre. Corrió de nuevo a coger el libro y salió por la puerta apresurado.

Volvió a las 6 y media. Había tenido que atender más asuntos de los que creía inicialmente en la oficina. Ya se lo esperaba, la verdad. Cada vez que le veían entrar en el edificio de la empresa le entretenían con algo.

YoonGi estaba tremendamente aburrido en casa, sin embargo, JungKook aún tenía que trabajar allí. Se ofreció para ayudar, pero JungKook insistió en que era su día libre. Estuvo incordiando un rato al alfa, rondando por el despacho con actitud cariñosa y con ganas de atención.

- Ve a la habitación, cielo. - Le pidió JungKook. - Entretente viendo una película o algo e iré antes de que tu celo llegue. ¿Vale? - YoonGi asintió y se resignó. Se sentía mimoso, pero aún quedaban unas pocas horas hasta que empezara a sentir el calor. JungKook pudo centrarse entonces en su trabajo. Así acabaría antes y podría dedicarle a YoonGi el tiempo que necesitaba y merecía. De lo que el alfa nunca se daba cuenta era de que su trabajo era continúo, no acababa nunca. Siempre que acababa una cosa tenía un montón de cosas más que atender. Por eso, tras perder la noción del tiempo frente a la pantalla del ordenador del despacho, lo único que le hizo levantar los ojos fue un olor llamativo pero familiar. Tenía la puerta del despacho abierta y las feromonas del omega llegaban hasta él con intensidad. - ¿YoonGi? - Miró el reloj. No se había percatado de lo tarde que era. Se levantó y caminó hasta la habitación buscando al omega. Lo encontró envuelto entre mantas, encogido en la cama. Su aroma, fuertemente esparcido por la habitación, dejaba claro que YoonGi hacia largos minutos que había entrado en calor. - Lo siento, se me ha ido la hora. - Se sentó en la cama. - ¿Por qué no me has avisado? - El omega serpenteó por debajo de las sábanas y sacó la cabeza hacia donde estaba JungKook.

Uno entre cientos [YoonKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora