¿Injusta felicidad?

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Lo había hecho muchas veces, pero YoonGi ya no estaba seguro de ello. Con las manos sudorosas sostuvo el móvil y miró los mensajes. En la foto parecía un chico amable, y era bastante atractivo. Su conversación no había sido muy larga, pero tampoco le había dado la sensación de ser grosero o desesperado. Le había hablando con cierto afecto y algunas insunuaciones subidas de tono, pero nada demasiado exagerado. En conclusión, era lo normal en ese tipo de relación esporádica. Incluso, si se gustaban lo suficiente y se llevaban bien, podrían pasar juntos más de uno de los celos de YoonGi. Sí,él ya lo había hecho antes bastantes veces y, aún así, ese día estaba realmente nervioso, como si fuera la primera vez. Algo en su interior no le dejaba estar en paz. ¿Algo? No. Suga. El lobo dentro de él estaba inseguro y le mantenía intranquilo.

Cuando alguien llamó a la puerta del hotel, YoonGi se tensó y Suga saltó de sorpresa. Se levantaron de la cama y se dirigieron hacia la puerta, Suga arañaba el interior de YoonGi poniendo todo su empeño y esfuerzo en alejarle de ella. Ansiaba ser tomado, un poderoso deseo crecía cada vez más en su interior y, al mismo tiempo, no soportaba la idea de yacer con un desconocido. En realidad, lo que no quería era estar con otro que no fuese su alfa. Así que YoonGi se obligó a hacer algo que jamás había hecho. En lo más profundo de su pecho, ocultó a Suga y le hizo callar para no tenerle deambulando por su mente. Y entonces abrió la puerta.

- Hola. - Saludó intentando reunir toda su calma. Aunque pronto sería demasiado obvio que estaba desesperado. YoonGi ya sentía que en la habitación hacía mucho calor y su aroma empezaba a esparcirse inevitablemente por la habitación.

- Hola. - Se le quedó mirando sonriendo. - Eres aún más atractivo en persona. - Pronunció. YoonGi no sonrió con vergüenza sino con sorna.

- Eso se lo dirás a todos. Es un tópico que te puedes ahorrar. - Se sorprendió al comprender que él era el mismo de siempre y era frente a JungKook que se le escapaban las sonrisas tontas y una actitud más cariñosa. Se dio la vuelta dejando que le siguiera hasta el interior de la habitación. - Tú tampoco estás mal. - Dijo con confianza, sin darle demadiada importancia. - ¿Cómo decías que te llamabas? - Bromeó mirándole por encima de su propio hombro.

- BanHo. - Se sonrieron divertidos. YoonGi se dirigió hacia el minibar.

- ¿Quieres tomar algo? - Le propuso.

- Quizá estaría bien. - Opinó el beta.

- Es una buena forma de entrar en calor. - Comentó YoonGi, por decir cualquier cosa.

- Creí que tú ya estarías ardiendo. - Dijo en tono grave y sensual, casi susurrando, acercándosele por detrás. Muy cerca. La respiración de YoonGi se aceleró. Tampoco podía negarlo. BanHo era más grande que él, aunque no tanto como JungKook. Desde su espalda, rodeó la cintura de YoonGi acariciando sutilmente sus costados por debajo de la camiseta. El omega se echó hacia atrás y se apoyó en el pecho del beta. Este le abrazó del todo y aspiró el aroma que desprendía su cuello. - Tu olor es tan meloso. - Lamió su piel. - Es como comer miel a cucharadas.

- ¿Eso es bueno? - Quiso saber YoonGi.

- No puedo decir que sea desagradable. - Canturreó en su oído. Empezó a repartir besos suaves por su cuello. Y YoonGi comenzó a sentir más y más calor. Dejó que su celo le inundara. Se mordió el labio para no empezar a gemir demasiado pronto. - Creo que no va a haber tiempo para esa copa. - Planteó al sentir el caliente cuerpo del omega pegado al suyo. - Vas a tener que calentarme tú.

- No creo que sea muy difícil. Tengo mucho calor que ofrecer ahora mismo. - Formuló YoonGi. Se dio la vuelta para estar frente a frente. Se acercaron mucho y YoonGi pensó en JungKook. Hacía no tanto tiempo sus besos eran algo demasiado especial como para entregárselos a cualquiera pero ahora, reservarlos le recordaba sólo a JungKook. Se obligó a cerrar los ojos y permitió que BanHo se acercara a él hasta besarle. Enrabietado, caliente y desesperado se aferró al cuello del beta y le besó con fuerza. Caminando juntos, a trompicones, terminaron cayendo en la gran cama de la habitación de hotel. La camiseta de YoonGi desapareció al poco tiempo. La de BanHo también. Trató con suavidad el cuerpo de YoonGi, pero no demasiado. El muchacho parecía hambriento. Devoró el cuerpo de YoonGi con lascivia.

Uno entre cientos [YoonKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora