En la puerta sonaron unos golpecitos suaves pero decididos.
- Está abierto. - Comunicó.
- Buenas noches, señor Jeon. - Saludó el omega que abrió la puerta. - Vengo del servicio omegas asistentes del CIMETEL. - Explicó. - ¿Puedo pasar?
- Adelante. - Concedió JungKook, quien estaba inquieto. El joven omega cruzó la puerta y la cerró con cuidado tras de sí.
- Señor Jeon, me han expuesto sus circunstancias antes de venir. - Comentó. - Han sugerido que fuera yo quien viniera puesto que he asistido a alfas en situaciones similares.
- ¿Inútiles y lisiados? - Rió con cruel desgana. El omega casi pareció indignado por ese comentario.
- Nadie ha elegido estar aquí, señor Jeon. - Le dijo con delicadeza pero con más firmeza de la que habría esperado en un omega del CIMETEL. - Le pido que no sea tan cínico. - Yo asisto a quien no puede ayudarse a sí mismo.
- Como sea. - Refunfuñó JungKook un poco. Por supuesto, él había terminado cediendo a tener ese encuentro con un omega del CIMETEL, pero igualmente no era una situación en la que quisiera estar. EL omega le tendió la carpeta que tenía entre manos.
- Aquí está mi documentación.
- Déjela en la mesa. - La rechazó. El muchacho se extrañó. Había oído comentarios de que Jeon JungKook era muy riguroso con ese tipo de cosas. Intentó no decir nada, pero ese no era su carácter.
- Creí que querría comprobar mis credenciales. Mi último celo, mi método anticonceptivo y que estoy limpio.
- Si algo he aprendido de estos años contratando los servicios del CIMETEL es que tenéis siempre los papeles y protocolos en regla. - Comentó el alfa.
- Me tomaré eso como un cumplido, señor Jeon. - Pronunció el omega cortésmente.
- Diría, más bien, que se debe a un pánico comercial de que uno de los prestigiosos alfas a los que dais servicio obtenga una ETS. - Planteó JungKook.
- Al igual que nosotros exigimos análisis regulares a nuestros prestigiosos clientes, tenemos una política estricta. - Le recordó con seriedad. - ¿Desea entonces que recite las normas del CIMETEL?
- No. - Aseguró. "¿Para qué?", pensó. Antes tenía un sentido, uno que ya había olvidado. Ahora ya no quedaba nada de eso. Sólo quería aliviar su celo, porque ya sentía como su lobo interior le arañaba por dentro. - Ven aquí. - Parecía una orden, pero fue suave. - Necesito ayuda. - Terminó diciendo. No parecía rendido, sólo estaba siendo realista. Ese omega parecía menos cohibido y más profesional que la mayoría, así que optó por ser directo. - ¿Cómo te llamas? - Le preguntó mientras le veía quitarse la chaqueta que traía.
- DaeJin. - Pronunció. - Ese es mi nombre. - JungKook alargó la mano hacia él en un gesto para que se acercara.
- Disculpa mi rudeza. Estoy dolorido, agotado y ansioso. - Reconoció. - Yo no soy un maleducado y valoro mucho el trabajo que hacéis. - El omega tomó su mano y se sentó en un borde de la camilla, que era casi una cama. - Aunque, confieso que me gustaría no haber tenido que recurrir a esto.
- No te preocupes, yo haré que no te arrepientas de la decisión. - Parecía haber adoptado una actitud más desenfadada y ligera. Algo sensual. Se inclinó suavemente hacia él. Muy cerca. JungKook sabía que besarse haría las cosas más fáciles. Todo sería más íntimo. Sin embargo, cuando estaban a pocos centímetros, JungKook apartó la mirada.
- Nada de besos. - Susurró. - Los reservo... para personas especiales. - Pronunció. Eso era lo que le había dicho YoonGi en su momento.
- Claro. - Comprendió. El omega le acarició el rostro y la sensible piel de JungKook lo agradeció y cerró los ojos disfrutando de la sensación. Bajó para beaar su mejilla y luego su cuello. - Su aroma a café es intenso.
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Uno entre cientos [YoonKook]
FanfictionYoonGi es uno entre cientos, es un omega varón. Todos esperan que sea sumiso, débil y obediente. Los prejuicios y los racismos contra su naturaleza han marcado su vida. Aun si todo el mundo le juzgaba por algo que él no había ni elegido ni querido s...