Besos robados

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HoSeok despertó aquella mañana con una resaca terrible y una idea clara en su cabeza. No sabía si esa idea sería tan nefasta como la que había tenido la noche anterior de beberse medio mini-bar, pero estaba decidido a llevarla acabo.

Los días de trabajo en casa no eran menos agotadores, pero era agradable poder trabajar en ropa ligera o incluso en pijama. Además, también estaba bien tomarse breves descansos cuando ellos querían o regalarse besos de vez en cuando. 

Cuando ya eran las sietes, JungKook estaba lejos de levantarse de su silla, pero miraba el reloj nervioso. 

- ¿Esperas una llamada o algo? - Quiso saber el omega, que había decidido trabajar con su ordenador tirado en el sofá y tumbado bocabajo. A JungKook le había parecido una postura incomodísima y le había dicho que le conseguiría un escritorio donde pudiera estar él. De hecho, se había ofrecido a subir una mesa pequeña que había en la planta de abajo, pero YoonGi había asegurado que, de momento, estaba bien así. Aunque JungKook ya había pensadodonde iba a poner el escritorio de YoonGi. Era sorprendente, incluso para él mismo, lo fácil que había aceptado la intrusión de YoonGi en su casa. No podía decirse que fuera un extraño, ni mucho menos, pero se sentía tan cómodo con su presencia que era como si siempre hubiera estado allí y la añoraría si faltase.

- No, es que queda sólo media hora para que se acabe la hora en la que puede haber pedidos y pedí que el plug de anudación llegara hoy. -Comentó.

- Hablas de eso como si te tuviera que llegar un informe. - Gruñó YoonGi con mal gesto.

- ¿Tú no quieres que llegue para esta noche? - Le preguntó.

- Pues sí... - Admitió el omega. - Pero la forma en la que lo has dicho me ha resultado... - No sabía como decirlo.

- Fría. - Acertó a decir JungKook. - Perdona, no sé decirlo de otra forma. Para mi no es más que un utensilio.

- Es un juguete para ambos. Podías decirlo con un poco más de ilusión. - Propuso. 

- Y cuando llegue saldré corriendo a abrir como si se tratara de Papá Noel. - Se burló el alfa. - ¿Eso es lo que quieres decir?

- No... eso tampoco. - Dijo. YoonGi se levantó y se sentó en las piernas de JungKook, ya no pedía permiso para hacerlo. Simplemente se aseguraba de que, cuando lo hacía, el alfa podía seguir trabajando incluso con él encima. - No dolerá, ¿verdad? 

- Lo he comprado justamente para que no duela, cariño. - Durante unos minutos, YoonGi permaneció allí, apoyado en el pecho del alfa. Charlaban sobre cosas de trabajo cuando sonó el timbre. YoonGi levantó la cabeza como un cervatillo sorprendido. Saltó de las piernas de JungKook y salió corriendo por la puerta del despacho. El alfa quedó anonadado. Para YoonGi sí parecía que había llegado Papá Noel y eso que se suponía que era un muchacho tranquilo y letárgico. Incluso cuando entró de nuevo en la habitación, JungKook seguía sorprendido.

- No me mires así. Me gusta recibir paquetes cuando los estoy esperando. - Dijo abrazando la pequeña caja. - Me da curiosidad. - Se excusó por sus acciones. - Yo aún siento ilusión. Tú como siempre has sido un niño rico que lo ha tenido todo ya nada te ilusiona. - Pronunció. JungKook se encogió de hombros mientras YoonGi volvía a sentarse sobre él como si ya fuera si sitio predeterminado y se acomodó moviendo el trasero entre sus piernas levemente abiertas. A JungKook le recordó a un animalillo haciendo su nido para dormir. 

- Quizá sea eso. O quizá sea que la mitad de las compras que hago por internet nunca son exactamente como las pido. Resulta decepcionante a veces. - Informó.

- Eso es porque no sabes comprar. - Aseguró YoonGi al tiempo que se peleaba con el envoltorio intentando despegar la cinta adhesiva. - No tengo uñas. - Se rindió al fin tendiéndoselo al alfa con los ojos bien abiertos.

Uno entre cientos [YoonKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora