Demasiado tarde

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JungKook estaba solo en la habitación del hospital. Un par de días después de haber pasado su celo, el alfa había pedido que no le agobiaran tanto. Ya se encontraba bastante mejor y necesitaba algo de calma. Además, si necesitaba algo, siempre podía pulsar el botón que había junto a su cama. Ni médicos ni familia pusieron muchas trabas a su peticiones. Igualmente, ya no le quedaban más que unos pocos días en el hospital, quizá sólo dos o tres. Ahora ya sólo estaba en una zona de control básico. Una forma de asegurarse de que estaría bien yéndose a casa. Casa... En una situación normal, JungKook estaría loco por volver a su hogar. De hecho, le habían propuesto tener ese último seguimiento en casa con un médico y un enfermero constantes y exclusivos para él. El dinero podía hacer cosas así. Pero JungKook se había negado a que le trasladaran. ¿A qué hogar exactamente se suponía que debía regresar? ¿A casa de sus padres? Ni loco. Una cosa era que no le impidiera a su padre la entrada en su habitación de hospital por no formar un escándalo y porque, al fin y al cabo, era su padre, y otra muy distinta era volver a vivir bajo du midmo techo. Eso jamás ocurriría de nuevo. La otra opción era su apartamento, el que había compartido con YoonGi. No, eso era aún peor. Allí todo le recordaba a YoonGi. No podría soportar eso. Ya le era difícil seguir conviviendo consigo mismo tal y como se sentía psicológicamente. Si el lugar donde estaba también le torturaba no aguantaría mucho tiempo sin volverse loco. Aunque, por otro lado, había un par de razones por las que quería huir de allí. Una era la comida. No importa lo lujoso que sea el hospital privado. Nada sabe bien ahí. Aunque tampoco sabría que hacer en casa él solo. En su vida había cocinado. Lo poco que conocía de cocina se los había enseñado YoonGi. La otra razón, era que no se gustaba a sí mismo cuando se miraba al espejo. No era sólo que el pijama del hospital le hiciera sentir ajado y ridículo, sino que se sentía débil y cada vez más flácido. Sus musculos estaban desapareciendo por no poder hacer nada de ejercicio. Su cuerpo se sentía flojo. No le gustaba, pero, sinceramente, tampoco tenía el ánimo como para salir de ahí e ir al gimnasio a la primera de cambio. Tampoco tenía motivos para verse bien. No tenía a nadie a quien quisiera encantar, es decir, la única persona a la que quería encantar no estaba por la labor de hacerle el menor caso, y tampoco tenía fuerzas, ni física ni mental, para quererse y hacerlo para sentirse bien consigo mismo en ese momento.

A una aburrida hora cualquiera de la noche, ya se encontraba solo. En el hospital se cenaba pronto y se dormía pronto, pero JungKook, acostumbrado a no dormir demasiado, aún estaba bastante despierto. Es más, estaba viendo la televisión por primera vez en mucho tiempo. Antes era un lujo de tiempo que no se había podido permitir. Ahora tenía todo el tiempo del mundo, porque además de estar allí tirado, convaleciente, había renunciado a su trabajo en la empresa familiar hotelera. Sus padres habían puesto el grito en el cielo por eso, igual que cuando les comunicó que no se casaría con Lisa, de hecho, su madre alfa no había vuelto a visitarle desde que les había comunicado esa decisión. Pensaba que todo era culpa de ese omega del que era incapaz de recordar el nombre. Si tan solo pudiera comprender que no era culpa de YoonGi, sino suya. Pero eso ya daba igual. Su padre intentó regañarle también, pero no tardó mucho en darlo por perdido. Al fin parecía haber entendido que JungKook hablaba en serio. Ya no era su primógenito alfa manipulable. Quizá, por una vez, ahora sería sólo su hijo. JungKook estaba enfadado con él, no podía negarlo ni remediarlo de repente, pero aún así, era su padre. No podía sacarle de su vida ni de su corazón fácilmente, menos ahora que se sentía tan solo y desamparado. Además, sabía que lo que había hecho no había sido por verdadera maldad. Desde el inicio quería deshacerse de YoonGi y alejarlo de su hijo, pero no porque quisiera hacer daño, sino porque quería lo mejor para su hijo, y consideraba que YoonGi estaba lejos de ser su mejor opción. ¿Qué padre no quiere lo mejor para su hijo? Ahora que por fin había comprendido que esa era una decisión que debía tomar sólo JungKook y que no podía seguir arrastrándole y educándole de forma restrictiva e hipócrita, sin darle un verdadero ejemplo, ya era demasiado tarde para solucionar muchas cosas.

Uno entre cientos [YoonKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora