—Creo que será lo mejor—sonríe.Suelto el lápiz y cuaderno sobre el escritorio segundos después de verla cerrar sus ojos. No tengo dudas de que algo ocurre por eso, me recuesto a su lado con la intención de averiguarlo. Llevo uno de mis brazos detrás de mi nuca sin apartarle la mirada, tiene una terrible manía de tratar de no preocuparme cuando las cosas van mal y no he conseguido cómo convencerla de que deje a un lado su terquedad.
—¿Todo bien?—pregunto. Sus largas pestañas le hacen sombra sobre la piel, y repite su melancólico suspiro.
La duda vislumbra en su expresión mientras retuerce sus dedos con nerviosismo. Quiero saber lo que ocurre, pero en las situaciones menos convenientes se convierte en un enigma difícil de descifrar, podría intentar interpretarlo pero a veces no sé si mis conclusiones son correctas.
—Sí—responde después de un momento, abre la boca para añadir algo más, pero luego aprieta sus labios en un suspiro—. Estoy algo molesta, es todo.
—¿Por alguien?
—No, no tiene nada que ver con alguien—niega con sus manos sentándose y suspirando de nuevo. Deja caer su peso en la cama en rendición—. No nos aceptarán a ambos.
—Tenemos que ser un poco positivos, es difícil...
—Es imposible—me interrumpe.
—Es difícil, no imposible—acaricio su cabello con la mano que la rodea—. No hace falta decirte que eres talentosa.
—No basta el talento.
Retuerce sus dedos desesperadamente. Entiendo lo frustrada que se siente, hace unos pocos meses atrás hicimos petición a New Bridge más como un sueño que una opción. Cuando supe que abrirían una rama en la pintura y escultura lo consideré, pero no estaba lo suficientemente seguro de ir tan lejos por la responsabilidad que tengo con mi familia, hasta que mamá insistió y Meg me amenazó con enviarla por mi sí no me decidía, de todas formas no perdíamos nada con intentar.
Meg no miente cuando dice que el talento no basta. A pesar de que logramos llegar hasta la audición presencial no nos garantiza un puesto seguro. Son muy exigentes, no es por menos porque es una de las universidad más completas dedicadas exclusivamente al arte.
La incertidumbre ha sido una tortura. Sobretodo para Meg. He perdido la cuenta de todas las veces que ha soñado despierta con cambiarlo todo, teme no poder alejarse de aquí. Su única oportunidad depende de esto. Me rompería el corazón que no lo logre.
—Las cosas jamás salen bien—dice. Apoyo mi barbilla en su coronilla—. Siempre pasa algo que echa todo a perder.
—Siempre hay algo bueno de cualquier situación.
—Ahg, odia la vida conmigo un rato, por favor—río.
—Eso lo aprendí de ti.
Cuando papá murió, algo se quebró y sentí que jamás podría volver a ser el mismo. Alejé a todos de mi lado, incluso a Meg que fue lo suficiente insistente para quedarse y no importarle perder algunas —varias— clases de piano para traerme galletas que claramente compraba, pero mentía haberlas hecho ella misma para hacerme sentir mejor. Un día, desperté y me di cuenta de que el dolor que creí sería profundamente eterno, fue más llevadero.
Tuve momentos en los que me sumergía en esa tristeza y siempre estuvo para recordarme que aunque papá no estuviese conmigo, él querría que yo fuese feliz. Así que, volví a pintar, a salir. A vivir como papá hubiese querido que lo hiciera. Es algo que hasta hoy en día, mantengo presente.
—Esto es lo que me queda. No tengo más opciones a parte de posiblemente... No. A parte de estudiar medicina.
—Lo lograrás, lo prometo.

ESTÁS LEYENDO
Malas Costumbres©
Ficção AdolescenteConforme creces, todo cambia. Todo es distinto y nada lo ves de la misma forma. No todos corremos con la suerte de tener lo que queremos, pero lo que tenemos no lo vemos. Sin embargo, siempre hay algo que sella lo que somos. Sin nuestro pasado no se...