En el momento en el que llega Hailee, mis oídos no vuelven a escuchar silencio. Me abraza y sin duda, saltamos las dos sin parar de hablar o gritar de emoción. Se detiene únicamente para verme y volver a saltar para abrazarme con todavía más fuerza. Su maleta cayó al suelo cuando abrí la puerta junto a su bolso de mano. Es Jay quien deja su equipaje en mi habitación y cuando regresa, Hailee le salta encima para abrazarlo y mencionarle lo mucho que nos extrañó.
Yo esperaba que Hailee viniera, y aunque lo sabía, es casi como una sorpresa. Su piel está algo más bronceada y su cabello todavía más largo, sin embargo, ahora lo usa natural lo que le da más volumen a sus rizos sueltos y claros. Hailee desde que la conozco, ha sido sumamente conversadora. Ahora, si pudiese hablar por los codos lo hiciera. Se ve tan emocionada y feliz como me siento yo porque esté aquí.
—¿Cómo está David?—le pregunto, aparta sus lentes de sol y nos encaminamos a mi habitación.
—Él está bien... Pero discutimos anoche—responde sentándose en mi cama, con algo de resignación en su mirada.
—¿Qué ocurrió?
—Mis padres quieren que termine con él para enfocarme en la universidad. Dicen que no tengo tiempo para noviazgos, mucho menos a distancia. Sé que David es un amor de secundaria, pero mis padres se conocieron ahí, yo... Amo a David. Él nada más discutió conmigo dándoles la razón a mis padres. Insiste en que no podría darme lo que quiero y que aunque me ama, nuestra vida juntos podría estar destinada a fracasar por mis padres así que me traería mucho dolor y bla bla bla... Más cosas tristes y excusas estúpidas—esquiva su mirada, estiro mi mano para colocarla sobre la suya, me ofrece una expresión más relajada con una sonrisa algo tensa, todavía con esa sombra sobre sus ojos—. Estoy bien, lamento soltarlo así.
—Lo entiendo... Extrañaba escucharte.
—Y yo te extrañaba a ti—sonríe—. ¿Cómo te fue en tu asunto privado—pregunta con una mueca y haciendo comillas con los dedos—en Ciudad Solar?
Suspiro.
—Honestamente, es complicado hablar sobre eso...
—¿Viste a tu mamá, verdad?—me tomo unos segundos, pero nada más puedo responder con asentimiento—. Entonces hablemos de algo más feliz, ¿qué tal tú y Jay? ¡Ahí está esa sonrisa!—me codea.
—No... Ha pasado nada aún.
—¿Cómo que no? ¿A qué te refieres?—me muerdo el interior de la mejilla.
—Jay y yo, no somos otra cosa que amigos.
—¿No lo han hablado? ¿En todo este tiempo que han estado aquí?
—...No.
—¡Meg!—me palmea la pierna.
—¡Ya sé!, ¿bien? No he tenido el valor de enfrentarlo—cubro mi rostro con mis manos—. Sé que soy una cobarde y que tarde o temprano tendré que hablar con él. Pero ahora, no quiero, las cosas están bien...
—¿Bien?—aparta mis manos, hay una sonrisa a la que acompañan sus hoyuelos, pero su voz se vuelve con firmeza—. Puedes tomarte tu tiempo en asimilarlo, pero a veces no hay segundas oportunidades.
—Quiero creer que sí. Jay es mi amigo, y mi familia, ¿qué si las cosas van mal y nosotros...
—Meg, las hables o no, hay posibilidad de que vaya mal. Quiero decir, no soy pesimista, pero las cosas llevan cosas buenas y malas, las discusiones vendrán. Así que, sabiendo esto, ¿por qué no dejar claro lo que hay entre ustedes? ¿No sería más fácil?
—¡Meg!—escucho que Jay cierra la puerta con el talón, y se encamina por el pasillo. Hailee me da una última mirada como queriéndome decir que lo piense antes de que Jay toque el marco superior de la puerta con sus dedos—. Patricia me dijo que vendría con Alex, Tori y Simon, así que empieza a vestirte.
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Malas Costumbres©
Teen FictionConforme creces, todo cambia. Todo es distinto y nada lo ves de la misma forma. No todos corremos con la suerte de tener lo que queremos, pero lo que tenemos no lo vemos. Sin embargo, siempre hay algo que sella lo que somos. Sin nuestro pasado no se...