61. Jay

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—¿Cómo te fue con Bianca?—le preguntó a Harold mientras chocamos puños rápidamente en saludo. Eleva sus cejas con picardía, guiñando un ojo.

—Increíble—responde en medio de una sonrisa—. Bianca es increíble. Creo que puedo entender cómo te sientes con Meg—río.

Bajamos los escalones, encaminándonos a la salida para encontrarnos con Gemma e ir por un desayuno. Salimos apretados de tiempo esta mañana y apenas pude probar algunos bocados, el día ha sido tranquilo, las clases agradables, excepto por Irvin. El profesor del que nos advirtieron. 

Sería un dolor de cabeza si no le dabas la razón y hasta ahora, ellos tenían razón. Hoy nuevamente, me llamó Jacob, y nada más me contuve de corregirle porque Gemma estiró la manga de mi chaqueta con una mirada de agresiva advertencia.

Me preguntó por mi pintura, la que me "pidió" volver a hacer. También comentó que le sorprendió que estuviese ahí, ya que si de él dependiese, me habrían expulsado a mis primeras palabras por no saber cómo respetar a un profesor tan preparado. Imaginé situaciones en las que pude responder algo inteligente, sólo pude comentar a su primera pregunta con una mirada cargada de rabia. 

Él, con su cabeza calva, bigote y dientes amarillos, sonrío con sus brazos detrás de su espalda, paseándose por el salón midiendo el temor de los demás estudiantes. Tiene un acento ligeramente ruso que podría hacer estallar a los oídos de cualquiera pero por el bienestar de mi futuro, prefiero contenerme a arriesgarme de perder mi beca por un momento de enojo. El hombre tiene influencia aquí. No sólo en Bridge. También en Nuevo Goleudy.

—¿Crees que quiera ir conmigo a la cena navideña con mi familia? ¿O es muy pronto? Mi familia es algo... Escandalosa. Y poco sutil.

—Eso deberías preguntárselo tú. Según lo que me ha dicho Meg, su madre vive en otro estado. Dudo que viaje tan lejos a estar sólo dos días. Además de que para la gala navideña queda poco.

—¿Irás?

—¿Irás tú?—se sube de hombros.

—Invitan a unos pocos. No tengo ese privilegio, todavía—río—. Creo que a Gemma sí la invitaron. Un chico de dos años adelante.

—¿Quién es? Pensé que iría a ver a su abuela—suspira.

—Su abuela está, mal. Quizás...—hace una mueca con duda— No esté con ella para finalizar el año. Me dijo que su abuela insistió pero que planeaba llegar de sorpresa—sonrío con lástima—. ¿Qué harás tú para navidad?

—Pensaba estar con mi familia. Pero Meg me dijo que organizarían una cena para celebrar la navidad. Quisiera estar con ella para apoyarla.

—¿Tan complicado el asunto?—asiento apretando los labios.

El clima hace que inmediatamente, salga el vaho de mi boca. Ahora un gorro cubre hasta mis orejas y mi cabello ahora un poco más largo, cubre una parte de mi cuello. Pude conseguir entre mis cosas guantes que dejan mis dedos libres, pero tengo en la lista comprar ropa más abrigada.

Sosteniendo mi bolso desde mi hombro, busco responder la pregunta de Harold, pero cuando cruzo mi vista, me encuentro con Heron quien me observa debajo de sus cejas con una chica que ya había visto antes, y otro chico que me cuesta un poco más reconocer.

Me detengo en seco, Harold da un par de pasos más antes de regresar confundido. Me observa, después, sigue mi mirada y entiende lo que ocurre.

—Ese es Heron. ¿Verdad?

—Sí. Anoche Meg lo acompañó a una cena. Dejó que regresara sola, de madrugada y borracha—une sus cejas y regresa a ver a Heron y su grupo, que ya se encamina hacia nosotros.

Malas Costumbres©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora