37. Jay

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—¿Cómo te fue con Meg en su reunión familiar?—pregunta Gemma a mi lado.

—Sí, ¿cómo estuvo?—refuerza Harold inclinándose del lado de Gemma. 

Suspiro elevando las cejas antes de responder.

—Incómodo... Al final.

Harold y Gemma tenían planes para salir esa tarde, planes en los que estábamos incluidos. Deseaban conocer a Meg porque después de todo, les he contado algunas cosas sobre ella, Gemma insistió en que necesitaba una amiga y Meg sonaba perfecta, tengo la idea de que Meg puede tener la misma idea que Gemma después de que le comentase que le gusta pintar desnudos.

—¿Cómo es posible que estudiemos en el mismo lugar, y no la hayamos conocido aún?—pregunta Harold.

—Porque no es la situación perfecta para hacerlo. ¿Qué te parece si hoy salimos? Habrá una fiesta en uno de los clubes en que nos reunimos, van muchísimas personas que estudian aquí—sonríe Gemma.

De recordar el último acontecimiento en uno de esos famosos clubes se me revuelve la barriga. Está más que claro que no soy amante innato de las fiestas, definitivamente las disfruto pero es Meg quien odia perderse una.

—No lo sé...—comienzo— Hay mucho que estudiar y el trabajo...

—¿Te han dicho que pareces un anciano de vez cuando?—me rasco la cabeza—. Necesitas relajarte, impregnarte de esta vibra urbana, ¿bien?—Harold me mira con una sonrisa apoyando a su amiga—. Así que, dile a Meg que se ponga su mejor ropa de fiesta, tú date un baño y aparta la tarea un poco para disfrutar de la vida.

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.

Nuevamente espero a Meg en la entrada, últimamente ha tardado un poco en salir de clase. Saco mi celular para repasar un tema que debo estudiar, pero antes reviso algunos textos de mamá y de Patricia.

Patricia me pide disculpas por haberse perdido, estuvo muy ocupada atendiendo al abuelo de Meg y ni siquiera se dio cuenta de cuando nos fuimos. También me cuenta que Simon estuvo preguntando por Meg y por mi, le hizo prometer que iríamos de nuevo. Todo depende de Meg.

Rastrillo mi cabello con mis uñas, es demasiada tensión tener que esconderle el hecho de que hablo con su padre y su tía para que sea parte de su propia familia. No sé en qué momento acepté hacerlo pero ya no hay marcha atrás.

Respiro profundo antes de contestar una llamada de Eric entrando. Saluda formalmente, de fondo puedo escuchar algunas voces, seguramente está en el trabajo.

—¿Cómo les fue?—pregunta con algo de cautela.

—Bien, hasta que llegó su abuelo. Tuvimos que irnos.

—No los culpo—toma una pausa—. Mi padre es una persona difícil. Si Meg no quiere volver a ir, no intentes convencerla.

—Ella volverá, sé que sí—digo para intentar animarlo—. Todos la recibieron con mucho cariño.

—Esperemos un poco.

—¿Qué quieres decir?

—Que esperemos un poco—dice con tranquilidad.

Siento unas manos en mis hombros y de un brinco Meg llega en frente de mi. Cuelgo rápidamente la llamada e intento sonreír de la forma más sincera posible aunque dudo que mis ojos lo reflejen.

—¿Estás bien?—pregunta.

—Estoy bien, ¿y tú estás bien?

—Sí—sube una ceja—. Estás algo extraño. ¿Seguro todo está bien?—cruza los brazos.

Malas Costumbres©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora