"─¡Basta ya David! ─ grita mi padre. Sé que su rostro está rojo por la furia, he provocado esto en él antes. Sigo mi camino─ ¡Detente ahí! ─.
Siento mi cuerpo arder. Cada músculo se tensa y mi corazón se acelera hasta sentirlo en los oídos.
─¡No! ¡No me detengo! ─ grito. Siento mi garganta rasgarse ante lo fuerte que he hablado─ ¡No me detengo, maldita sea! ─ doy vuelta la mesa de centro de la sala de estar. El florero y los adornos que hay encima saltan a algún lugar. Miro a mi padre y a mi madre que está a su lado. Sus ojos están llenos de lágrimas y sus manos tiemblan cubriendo su boca─ ¡Estoy harto! ─ me acerco a ellos. Papá se para frente a mamá, protegiéndola─ Harto de ti─ miro a mi padre─ Y de ti─ me desvío hacia mi madre─ Ojalá hubiese muerto uno de los tantos días que me dejaron solo en esta asquerosa casa─ espeto y sin nada más que agregar, salgo de ese lugar que debía ser mi hogar."
El recuerdo de anoche no sale de mi mente.
Después de que mi padre comenzara a insistir en que debíamos hablar de lo que está sucediendo conmigo y de paso pedirle disculpas a mi madre, estallé. Estallé porque nunca antes se preocuparon de lo que sucedía conmigo. Estallé porque la pólvora que hay dentro de mí, cada vez se acumula más y más, y ante una mínima chispa, ésta estalla.
Ya lo dije antes, soy una explosión.
Luego de huir de casa me fui a beber hasta perder la razón. No sé cómo es que terminé en un cuarto de hotel con una rubia que no sé de dónde salió. Lo único que sé es que fumé dos cajetillas de cigarrillo en la noche porque los paquetes vacíos estaban en mis bolsillos. Ahora voy por la mitad de la tercera cajetilla.
Llegué hace treinta minutos a la universidad. No fui a casa. Por lo tanto, no me cambié de ropa, sólo me bañé en el hotel, pero sé que sigo oliendo a fiesta. E irónicamente es algo que me desagrada completamente.
─Hola, herma...─ su voz se apaga.
─No me digas nada─ ladro. Matt sólo asiente. En un completo silencio nos vamos a clases.
Sólo escucho bla, bla bla. Por más que trato de concentrarme en el profesor y sus palabras, mi mente reproduce una y otra vez el suceso de ayer.
Los ojos asustados de mi madre. La decepción en los de mi padre. La tristeza. Mi familia ya no es familia. El músculo que bombea sangre se vuelve a acelerar y siento el calor recorrer mi cuerpo. Me pongo de pie y salgo de la sala.
No lo soporto.
Al entrar al baño, mi pie aterriza con fuerza en el basurero, lanzándolo al otro extremo. Me muevo de un lugar a otro, desesperado. Me siento como un león enjaulado en una caja de un metro cuadrado.
Me paro frente al espejo, sosteniéndome con fuerza del lavamanos. Miro mi reflejo.
"─Nadie te quiere, por eso es que nunca te vienen a ver─ se burla un niño."
"─Deja de comportarte como una niña que llora por los rincones y demuéstrale a tus padres que puedes cuidarte solo─ dice con la burla reluciendo en sus labios."
"─¡Estás vacío! ─grita─ ¡Eres un asco! ¡Me das asco! ─ miro sus ojos que están inundados de lágrimas─ Hoy acabo de perder a mi novia y a mi mejor amigo─ sonríe con ironía. Luego su rostro se vuelve serio─ Te odio─ susurra, y sé que es cierto, porque nunca he visto algo semejante en su iris."
Suelto un grito y tres golpes al sujeto que está frente a mí. Mis nudillos comienzan a sangrar y el reflejo se ha partido en miles de pedazos.
Como mi corazón.
Enjuago mi rostro para deshacerme de las lágrimas. El agua se siente refrescante.
Cuando salgo del baño las clases han terminado. Es hora del almuerzo. Con un suspiro camino hasta el casino.
Sin ánimos tomo una de las bandejas con comida. Me siento en mi lugar de siempre.
─Disculpa, pero ese asiento está ocupado─ habla tímidamente una chica. Alzo mi mirada.
─Sí, por mí─ gruño.
─Oh, eras tú─ sonríe─ ¿Estás bien? ─ frunce el ceño.
─¿Huelo a como que estuviera bien?─ respondo con ironía. Ella se sonroja. Sé que ella siente mi olor y que es repugnante, por eso es que no me reconoció. No huelo a perfume de pino, cigarrillo y algo más.
─¡Tus nudillos sangran! ─ dice horrorizada la rubia que acaba de llegar. Mis puños se cierran, produciendo que la herida arda.
─¿Es mucho? ─ dice Belle con preocupación. Por favor, no. Cierro mis ojos intentando mantener la paciencia.
─Sí─ Violeta toma unas servilletas y me las ofrece. La miro. Su mirada produce una punzada en mi estómago.
─No quiero la lástima de nadie─ aunque trato de que mi voz no suene como un perro furioso, fracaso.
─No es lástima, es preocupación─ la voz de Belle es tan suave que me recuerda a mamá cuando me consolaba en las noches en que tenía pesadillas. Cuando aún le importaba. Y sus ojos, tan grandes, brillantes e intensamente marrones, como aquel chocolate caliente que se suponía debía quitarme la tristeza aquella vez en que tanto lo necesité.
─¡Basta! ─grito─ ¡Basta de meterte en mi vida! ─ me pongo de pie golpeando la mesa. El silencio que surge en el casino es abrumador.
─No─ dice con esa paz que tanto la caracteriza, pero sus ojos...el brillo en sus ojos ha cambiado─ Tú basta─ pronuncia─ Basta de desquitarte conmigo y tratarme como idiota cada vez que tienes un problema con tus padres. Lo pude soportar un par de veces porque debo poner ambas mejillas, pero eso no significa que deba seguir soportándolo, porque sé que no eres mi enemigo. Valgo más que tus malos tratos. Mucho más─ su mirada no se aparta de mí, aun cuando sé que ella ya no hablará más.
Y sí, aquí es cuando huyo.
...
Para ti que cada día me pides que suba un capítulo <3

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Sólo Siente [#1]
Ficção AdolescenteReprimir lo que sientes para sobrellevar el mundo puede convertirse en un martirio si te enfrentas a algodón de azúcar y chocolate caliente, porque te obliga a experimentar las mil y una sensaciones que puede producir, incluso, puede contactarte con...