Citas que no son citas

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Ojalá pudiera aguantar el hambre hasta terminar las clases.

Ojalá existiera otra cafetería u otro lugar donde comer.

Ojalá las Miller nunca hubiesen llegado a la universidad.

Hago la fila para comprar mi almuerzo. Espero que valga la pena, porque estoy realmente hambriento.

Con la bandeja de comida en mis manos, camino hasta mi puesto habitual en la cafetería.

Detengo mis pasos. Mis puños se cierran alrededor del rectángulo de plástico y mi estómago se contrae.

Las manos de Belle están en el rostro de un chico.

La cercanía entre ellos no me gusta. Me hace enojar.

─No estés triste, por favor─ él toma las manos de la morena y se las besa─ Tú nunca estás triste o desanimada, y cuando estás así, no sé qué hacer─ suplica.

El chico es moreno de rulos.

─Se me pasará, lo prometo─ la sonrisa que le dedica Belle no es genuina, es de esas sonrisas que sólo entregan preocupación.

─Cómo quieres que te crea brujita─ acomoda el cabello de la morena detrás de su oreja, con ternura.

Me siento frente a ellos dejando con más fuerza de la necesaria, la bandeja.

Ambos se sobresaltan.

─Hola David─ habla el chico. Lo miro con cara de pocos amigos sin dejar de comer─ Mi nombre es George, soy el mejor amigo de Belle, nos vimos en el cumpleaños de las chicas─ continúa con la explicación.

No digo nada, sólo me dispongo a terminar mi almuerzo y marcharme.

─Gi, no─ Belle llama la atención del chico negando con su cabeza. Él la mira y asiente.

─Lo siento─ susurra el moreno a la chica frente a él, acariciando su mejilla. La atención vuelve a estar entre ellos─ ¿Qué puedo hacer para subirte el ánimo? ─ toma la barbilla de Belle de manera juguetona.

La comida que pasa por mi garganta desgarra todo a su paso.

─¿Quererme? ─ responde ella. Su dulzura e inocencia me cautivan.

─Te amo, Belle, eso no cambiará nunca─.

Comienzo a toser. Fuerte. Me estoy ahogando. ¡Maldiciones!

¿Qué hay de Matt? ¿Qué hay de nuestro casi beso? ¿Belle anda de coqueta?

─Hermano, ¿estás bien? ─ pregunta con preocupación el chico─ Sé hacer la maniobra de Heimlich, puedo ayudarte─.

Asiento.

─Estoy bien─ digo intentando recomponerme. Mi voz está rasposa. ¡Cómo duele atragantarse con jugo de naranja!

"Te amo, Belle, eso no cambiará nunca". Esa frase se reproduce en modo automático en mi cabeza.

─Me iré─ suspira el chico─ ¿Irás hoy a nuestra cita, verdad? ─ le pregunta a Belle.

─No es contigo la cita─ rueda los ojos la morena─ Iré, jamás faltaría, aunque sintiera que muriera─ sonríe─ Además, irá Matt─ dice con entusiasmo.

Un gruñido se me escapa que lo oculto tras la tos.

─Supongo que irá Violeta también─ alza una ceja.

─Claro que sí─ afirma Belle.

¿Por qué ellos salen todos juntos y no me incluyen? Debería invitarme por cortesía. Después de todo, somos amigos, o al menos lo hemos intentado.

Sólo Siente [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora