Belle no habla. Ha guardado silencio desde que le dije que a Isidora la alimentaban con vino. Su rostro está serio.
─Belle─ susurro.
─No puedo creerlo, David─ lleva su mano a su frente─ Sabíamos que ella no recibía buenos tratos, pero nunca imaginamos algo así─ su rostro se tiñe de dolor.
─¿Dónde la encontraron? ¿Por qué es que ella me hablaba de una mujer y no de su madre? ─ me encuentro tan confundido.
─La policía encontró a Isidora en un departamento de los barrios más bajos de la ciudad porque uno de los vecinos los contactó al dejar de sentir ruidos durante aproximadamente una semana y ese departamento se caracterizaba por tener quejas de ruidos molestos─ la morena traga saliva─ La mujer que cuidaba a Isidora estaba muerta en la sala de estar. Llevaba varios días en ese estado. Isidora estaba escondida en un rincón de su habitación─ aclara su garganta─ Con el tiempo nos enteramos que la mujer había muerto por sobredosis de alcohol mezclada con otras sustancias y que en realidad no era la mamá de Isidora, sino que era una partera reconocida del sector que había atendido el parto de la mamá de Isidora, quien había fallecido al presentar complicaciones al momento de dar a luz porque jamás cuidó de su embarazo─ titubea antes de continuar─ Era prostituta y jamás quiso quedar embarazada, ya que la única familia que tenía era su proxeneta y las demás chicas con las que trabajaba─.
─¿Cómo es que llegó a este lugar? ─ digo una vez que logro encontrar mi voz.
─Francis, una chica que trabaja en servicios sociales y que asiste a la iglesia a la que pertenece este hogar la designó para que viviera acá. Gracias a Dios fue de esa manera─ sonríe.
─Es una niña increíble─ sonrío de vuelta. Dirijo mi mirada hacia Isidora y en cuanto nuestras miradas se conectan, ella se pone de pie y corre en mi dirección.
La siento en mi regazo.
─¿Ya me has olvidado? ─ Belle hace un puchero con su labio. Expende algodón de azúcar. Isidora busca la mano de la morena y se la toma.
─Y dime, ¿cuántos años tienes? ─ miro a Isidora. Esconde su rostro con el peluche de conejo─ Oh, así que no quieres hablar hoy─ entierro mis dedos en sus costillas para hacerle cosquillas.
Una risa chillona escapa de sus labios. Belle se sorprende y sonríe.
─A Belle le gustaría conocer tu voz─ insisto─ ¿Sabías que es muy parlanchina y que le encanta que le hablen todo el tiempo? ─ le pregunto a la pequeña.
Belle se sonroja.
─¡Eso no es cierto! ─ dice ofendida.
─Sabes muy bien que es cierto, siempre quieres hablarme─ ruedo los ojos, pero luego sonrío.
Isidora vuelve a reír, esta vez por la cara que he puesto.
─No le creas a este fanfarrón, Isi─ se cruza de brazos fingiendo enfado. ¿Por qué el enojo no le queda?
─¿Fanfarrón? ¿Yo? ─ finjo demencia. Miro a la chica en mis piernas─ ¿Qué opinas tú, Isi? ─ alzo una ceja.
─Jen decía que yo no podía opinar─ dice de pronto, luego cubre su boca con ambas manos mirando con horror.
El silencio se instala entre nosotros.
Miro a Belle. Su rostro está empapado de lágrimas.
Se arrodilla frente a Isidora y pone sus manos en las piernas de la pequeña.
Debe ser tan frustrante querer actuar rápido, pero que todo implique un riesgo ante el no poder ver.
─Ya ves, hago llorar a la gente cuando hablo─ murmura Isidora con tristeza.
─Oh, no, cariño─ habla la morena en el mismo tono─ Mis lágrimas son de felicidad porque después de mucho tiempo he logrado escuchar tu dulce voz─.
─¿Y por qué Jen no quería escucharme si yo podía entregarle felicidad? ─ cuestiona con pesar.
Un nudo en mi garganta me impide tragar. Mi vista se nubla.
"─¿Por qué nadie en mi casa me quiere escuchar? ─ sollozo─ Antes, cuando yo hacía todas esos shows ellos se alegraban, pero ahora no─ otro sollozo se me escapa─ ¿Qué hice mal? ─ miro por la ventana de mi pieza hacia el cielo estrellado. Nadie me responde."
─Porque a veces, hay personas que no quieren ser felices e intentan apagar todo aquello que les puede causar felicidad─ responde la morena.
¿Por qué apagaron mi felicidad?
─¿Tú no quieres apagar mi felicidad? ─ pregunta con desconfianza.
─Claro que no, Isi─ acaricia el cabello de la pequeña─ Quiero que seas muy, pero muy feliz─ le sonríe con calidez.
La pequeña se lanza a los brazos de Belle, quien termina en el suelo de espaldas, riendo como si el mundo se fuese a acabar.
La alegría es contagiosa y yo también termino riendo, hasta que miro donde no debía mirar.
Maldiciones, por qué tiene que usar vestido.
Me pongo de pie rápidamente. Tengo que dejar de mirar sus piernas.
─Deberías pararte─ digo serio.
─El suelo es cómodo─ bromea.
─Si no quieres que alguien vea más allá de tus rodillas, deberías hacerlo─ sueno más brusco de lo que debería.
Ella se sonroja y se endereza de inmediato.
Ayudo a ponerse de pie a Isidora y luego a Belle.
La morena no dice nada, al parecer, la vergüenza le ha comido la lengua.
─Iré a ayudar a los chicos─ aviso. La algodón de azúcar asiente.
Camino por donde los chicos se fueron hace un rato. Y escucho una vocecita chillona gritar a mis espaldas.
─¡Tengo cuatro, casi cinco! ─.
Justo a tiempo para que no caiga en el abismo.
Como yo a su edad.

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Sólo Siente [#1]
Ficção AdolescenteReprimir lo que sientes para sobrellevar el mundo puede convertirse en un martirio si te enfrentas a algodón de azúcar y chocolate caliente, porque te obliga a experimentar las mil y una sensaciones que puede producir, incluso, puede contactarte con...