Conocerte

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Su cuerpo está apegado al mío. No hay espacio entre nosotros y eso me da paz.

Ella me da paz.

Su cabeza descansa en mi hombro, mientras que sus brazos están escondidos entre mi cuerpo y el de ella.

Por fin ha dejado de temblar. Me estaba inquietando y preocupando. Es extraño preocuparse de alguien que no sea yo, o mi familia. Es extraño tenerla entre mis brazos, que esté tan apegada a mí y yo esté en paz.

Hace un par de meses, jamás habría permitido que una mujer estuviera de la manera en la que ella lo está en este minuto.

Es todo tan extraño. No quiero que se aleje, aunque sé que tarde o temprano sucederá. Todos lo hacen. Todos terminan por alejarse de mí.

─...luna─ una voz cantarina llega a mis oídos. Tres pares de ojos me miran fijamente.

Frunzo el ceño sin comprender.

─¿Quién es luna? ─ hablo. Mi voz suena ida.

─Nadie es luna─ ríe Matt─ Yo te dije que andabas en la luna─.

Vuelvo a fruncir el ceño.

─¿Y dónde se supone que queda eso? ─ vuelvo a concentrarme en los cuadernos frente a mí.

─Definitivamente hoy andas idiota─ vuelve a reír mi amigo.

─A lo que Matt se refiere, es que Belle te ha estado hablando hace rato, pero tú parecías no escucharla, lo que confirmamos cuando mi hermana te preguntó algo y tú no respondiste. ¿Andas idiota nuevamente, David? ─ ahora es Violeta la que habla.

Miro a Belle. Ella ya no tiene la mirada puesta en mí. Su cabello cubre su rostro.

De inmediato acomodo su cabello para mirarla.

─Si no quieres hablar, puedes decírmelo, no me molestaré─ lleva su cabello detrás de su oreja y me mira.

Sonrío.

─Estaba pensando, lo siento─ o recordando. Recordando aquel día en el que volvimos de la playa y Belle tenía frío. Un suspiro se me escapa.

─¿No estás enojado? ─ pregunta con timidez.

─No, Belle─ me acomodo en el asiento a su lado.

─Bien─ asiente.

─Ahora repite lo que me decías hace un rato─ apoyo un brazo sobre la mesa y la miro.

─Te preguntaba si irás al hogar. Isidora me ha estado preguntando por ti y yo no he querido prometerle que irás sin saber si realmente puedes ir─ explica la morena.

Sonrío al pensar en Isidora y en lo mucho que la extraño. No la veo desde...no recuerdo la última vez que la vi.

─Iré─ digo sin pensarlo más─ ¿Cuándo puedo ir? ─.

─Cuando quieras, el hogar tiene sus puertas abiertas siempre─ sonríe dulcemente.

─¿Cuándo irás tú? ─ inquiero.

─Mañana─ responde frunciendo levemente el ceño.

─Bien, nos podemos ir juntos al salir de clases─.

─¿Seguro? ─ la confusión es palpable en sus palabras.

─Seguro─ asiento.

─Isidora se pondrá feliz cuando te vea, no sabes lo enojada que estaba cuando fui hace unos días─ sonríe─ Me llenó de preguntas sobre por qué tú no ibas a visitarla─.

Sólo Siente [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora