Luego de que las Miller resolvieran sus problemas, decidimos quedarnos en el mismo salón. Aún tenemos media hora antes de entrar a clases.
─¿Qué hacías con Matt? ─ pregunta de pronto Violeta.
─Llegó a la biblioteca y me invitó a almorzar fuera del campus─ se encoge de hombros la morena─ Comimos pasta─ en su voz hay algo de burla.
─¡Mi favorita! ─ se lamenta la rubia.
─Puedo llevarte otro día si quieres, Violeta─ dice mi amigo. Está serio, como si algo le molestara.
─No te preocupes, puedo decirles a mis padres que me la preparen, no hay mejor pasta que la de ellos─ responde. ¿Por qué de pronto Violeta y Matt se hablan de esa manera? Yo soy el que recibo y doy odio, no ellos.
─¿Por qué le dijiste Rovi, Belle? ─ cualquier tema que desvíe la comunicación entre Matt y la rubia, servirá.
La morena sonríe.
─Luego de arreglar las cosas entre Violeta y yo cuando éramos pequeñas, ella me prohibió que la llamara Rosa, entonces cada vez que yo le hablaba, lo primero que decía era ro y ante su grito de advertencia yo cambiaba a Violeta, finalmente el ro con el vi se juntaban y la empecé a llamar Rovi, en realidad, todos la empezamos a llamar así─.
─Cosa que detesto y que les prohíbo decirme─ nos mira a Matt y a mí con advertencia.
─Amas que te llamen Rovi, admítelo─ molesta Belle a su hermana.
─Sólo los más cercanos─ se cruza de brazos, pero la sonrisa que hay escondida entre sus labios delata su falso enojo.
Después de todo, Matt tenía razón cuando me decía que les diera una oportunidad a las chicas.
─¿Qué harán en las vacaciones? ─ pregunta animado mi amigo. Su enojo se ha esfumado.
─Estar en casa, con nuestros padres─ responde Violeta.
─¿Les gustaría ir de vacaciones con nosotros? ─ miro a mi amigo. Creo que se ha vuelto loco.
─¿Qué? ─ dicen las Miller.
Matt comienza a explicarles nuestras vacaciones familiares.
Cada año nos vamos por una semana a la casa que tienen en común mis padres con los de Matt, en las montañas del Lago Tahoe, ya que ese sector se caracteriza por tener los mejores lugares para practicar todo tipo de deportes de invierno.
Desde que tengo memoria, mis navidades las he vivido en ese lugar. Era mi lugar favorito, ya que mis padres se desconectaban del trabajo y volcaban toda su atención en mí. Con el tiempo, a medida que crecía y mis intereses estaban en lo que la nieve me podía ofrecer, mis padres volvieron a posar su atención en el trabajo. Las conversaciones durante la cena navideña se transformaron en reuniones. Se acabaron las risas y los buenos momentos. Todo se volvió una rutina que se repite año a año.
Y estoy seguro que este año será incluso peor, porque con mis padres casi no hablo.
─¿Qué dicen? ─ pregunta con entusiasmo mi amigo.
─Suena increíble Matt─ sonríe Belle─ De verdad agradezco tu ofrecimiento, pero me temo que no podré aceptar, lo siento─ se disculpa.
─Pero Belle, de verdad que lo pasarán genial─ insiste.
─No tenemos duda de eso─ vuelve a sonreír─ Lo que sucede Matt, es que Violeta, mis padres y yo, cada año ayudamos a hacer una fiesta navideña en el hogar y dentro de esa fiesta tenemos responsabilidades que no podemos traspasar a otros─.
─¿Cuándo es esa fiesta? ─ pregunto con curiosidad.
─El veinticinco─ responde Violeta.
─Estamos todo el día en el hogar, desde la mañana, hasta la noche─ sonríe Belle.
─Podríamos estar de vuelta para ese día─ habla Matt. Mi amigo está realmente empeñado en que las chicas vayan y estoy casi seguro que nuestros padres ni siquiera lo saben─ Nosotros nos vamos una semana antes de navidad y siempre volvemos el veinticinco o el veintiséis porque nuestros padres deben volver a trabajar, pero puedo hablar con ellos para que viajemos el veinticinco en la madrugada. El viaje no es tan largo─.
El entusiasmo de Matt se me contagia. Puedo imaginar a las dos chicas esquiando, o al menos intentándolo.
─Matt─ dice con suavidad la morena─ ¿Te estás escuchando? ─ lo mira. Mi amigo se entristece. Y yo también.
─De verdad me gustaría que fueran─ suena apenado.
─¿Y si lo dejamos para otra vez? ─ habla con timidez la rubia─ Podríamos planear una salida entre los cuatro a algún lugar y así organizarnos con tiempo─ propone.
─¿Lo prometen? ─ dice esperanzado. Ambas asienten con grandes sonrisas en sus labios.
Yo también sonrío.
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Sólo Siente [#1]
Roman pour AdolescentsReprimir lo que sientes para sobrellevar el mundo puede convertirse en un martirio si te enfrentas a algodón de azúcar y chocolate caliente, porque te obliga a experimentar las mil y una sensaciones que puede producir, incluso, puede contactarte con...