Año nuevo

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Celebración de año nuevo en el bufete de mi padre, rodeado de gente que no conozco, pero que debo saludar y desearles buenas cosas para este nuevo año, porque son futuros socios o socios ya establecidos.

Son las doce con cuarentaicinco minutos y he decidido escabullirme de todo el tumulto de gente feliz que celebra con una copa de champán entre sus dedos.

Voy a la terraza del restaurante. Nadie está allí por el frío que hace en el exterior.

Tomo mi celular para realizar una llamada, pero éste comienza a sonar en mi mano.

"Morena llamando" leo en la pantalla. Una sonrisa se forma en mis labios y contesto.

─¡Feliz año rey David! ─ grita alguien en cuanto contesto.

─¿Quién es? ─ frunzo el ceño, divertido.

─Soy la princesa Isidora─.

─¿Ahora soy rey? ─ digo sin entender.

─Sí, es que en la clase donde enseñan de Dios, nos hablaron de un hombre llamado David que se convirtió en rey y como tú te llamas David, ahora no eres príncipe, ahora eres rey─ explica con entusiasmo.

─¿Entonces tú eres mi reina? ─ cierro mis ojos disfrutando del frío de la noche y del silencio.

─No─ dice con obviedad y luego suelta una risita─ Los adultos son reyes porque crecen, porque cuando son pequeños como yo son príncipes, luego crecen como tú y son reyes. Yo soy princesa y tú eres rey y Belle es reina─ escucho una risita que no proviene de Isidora.

─¿Hay alguien más contigo? ─ le pregunto.

─Sí, la reina Belle está conmigo─ hace una pausa y creo que la morena hablará ahora, pero vuelvo a escuchar la misma vocecita─ ¿Sabías que tu nombre significa amado por Dios? En la clase de Dios nos dijeron que Dios amaba mucho a David y que se parecía mucho a Dios, ¿tú te pareces a Dios? ─ ella guarda silencio, esperando que yo le responda.

Suspiro. Podría desviar el tema, cortar la llamada o simplemente guardar silencio hasta que Isidora se aburra, pero siento la necesidad de responderle, de no fallarle.

─Creo que no─ murmuro.

─Pero puedes parecerte. Una de las tías dijo que para parecerse a Dios debíamos amar a todo el mundo sin importar cómo fuesen, dijo que teníamos que ayudar al que lo necesitara, dijo muchas cosas, pero sólo me recuerdo eso─ toma aire─ ¿Puedo ir a ver los fuegos artificiales, reina Belle? ─.

Sonrío al escuchar como la llama. Belle le responde diciendo que sí, pero que se tome de la mano de algún adulto.

─Hola─ saluda. Puedo asegurar que sonríe.

─Hola─ afirmo mis codos en la baranda que separa la terraza de la calle.

─Isidora quería saludarte, lo siento─.

─No tienes que disculparte, me gusta hablar con ella─ sonrío─ Estaba muy parlanchina─.

─Creo que ha comido muchos dulces─ ríe suavemente.

─¿Es cierto que mi nombre significa eso? ─ la pregunta sale sin permiso de mis labios.

─¿Amado por Dios? ─.

─Sí─ comienzo a caminar por la terraza, de pronto, sintiendo nervios.

─Sí, amado por Dios o escogido por Dios─ suspira─ Y Dios ama y escoge hasta el final─ murmura.

Mi corazón late fuerte, como si quisiera salir de su lugar.

─¿Es eso posible? ─ utilizo el mismo tono de voz que ella.

Sólo Siente [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora