Toma tu dinero

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Siempre me he preguntado por qué en esta universidad hay timbres que avisan los tiempos de receso. Es como si estuviera en la secundaria. Cada regla que tiene este lugar me parece ridículo.

En fin, en cuanto suena esa cosa infernal salgo de la sala de clases. Emprendo mi camino hacia el casino, pero una menuda chica de cabellera castaña me hace detener mis pasos.

La falda de tubo que lleva puesta y que se amolda muy bien a su cintura, cadera, piernas y...¿Es Belle? ¿Esa chica es Belle?

Me acerco un poco más.

Por primera vez caigo en cuenta que la morena lleva el uniforme con falda de tubo, apegada a su cuerpo como aquel vestido rojo que yo arruiné. Claramente ella no se ve vulgar como las otras chicas de la universidad, porque ella la usa hasta sus rodillas, como deberían usarse aquellas faldas.

No se ve dulce, se ve...diferente.

─Hola guapa─ susurro a sus espaldas. Ella cuadra sus hombros y se gira.

─No tienes derecho a meterte en mis cosas, David─ me regaña.

─Sólo te he saludado, Belle─ ruedo los ojos.

─No me refiero a eso─ suspira. Busca algo en su bolso y luego estira su brazo frente a mí─ Toma─.

¿Por qué Belle me está ofreciendo dinero?

─¿Por qué me das dinero? ─ meto las manos a mis bolsillos del pantalón.

─No te hagas el que no lo sabes─ con su mano libre acomoda su cabello detrás de su oreja─ Toma─ insiste.

─No me estoy haciendo el que no sé─ tomo un mechón de su cabello. Es tan suave. Ella lo quita de entre mis dedos─ De verdad no lo sé─.

─El vestido─ acomoda todo su cabello detrás de sus hombros. La pequeña apertura de su blusa deja ver sus clavículas. No debería estar poniendo atención a esas cosas, sino que debería concentrarme en sus reclamos.

─¿Qué vestido? ─ me cruzo de brazos. Suspira con frustración y jala su cabello hacia abajo mientras alza su cabeza.

─Eres realmente frustrante─ cruza sus brazos─ Sabes muy bien que estoy hablando del vestido que pagaste porque no pude devolverlo gracias a la mancha de vino─.

Sé de qué habla, pero no lo reconoceré.

─Creo que el artículo que leí ayer tenía razón─ suspiro con pesar─ Todos los psicólogos terminan locos─ paso mi brazo por sus hombros en un gesto que pretende ser consolador. Ella se aleja de inmediato.

─David─ me advierte─ Sé que fuiste tú─ vuelve a estirar su brazo para entregarme el dinero.

─Belle─ utilizo el mismo tono de voz─ No fui yo─ saca otra cosa de su bolso y me lo ofrece. Es una boleta. La tomo.

"Pagado por David McQueen" leo entre otras cosas que la boleta dice.

Vendedora de boca grande.

─Toma─ suspira repitiendo el gesto de hace un rato.

─No lo aceptaré, porque fue mi culpa, yo debía pagarlo y lo hice─ tomo su mano, aquella que envuelve los billetes─ Ahora vamos a comer, estoy hambriento─ ella me da un tirón que me acerca. Con su mano libre comienza a recorrer mi pecho.

¿Qué es lo que hace?

─¿Q-ué ha-aces? ─ detengo su mano curiosa. Su pecho está unido al mío.

─Busco un bolsillo, siempre hay bolsillos en las camisas─ su mirada está en mi rostro. Peligrosamente cerca.

─Lo único que buscas es que te bese─ la suelto y me alejo dos pasos de ella. Su rostro se vuelve rojo─.

Sólo Siente [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora