Hoy debería ser el día más feliz de mi vida, pero creo que ése fue cuando conocí al amor de mi vida.
Es curioso no sentir nervios a la misma vez que los sientes. Intenté explicárselo a mamá, pero no me entendió.
Vuelvo a mirarme al espejo antes de salir por la puerta del cuarto de hotel donde me preparé. No puedo creer lo bien que me veo. Todo lo que llevo encima me hace sentir especial.
Soy especial, diría mi padre.
─¿Cuánto tiempo de atraso llevo? ─ lo miro con preocupación.
─Una hora, cariño─ suspira mi padre. Todo este tiempo me ha estado diciendo que me apure. Y prometo que he hecho todo, lo más rápido que he podido.
Mi despertar fue un caos. Abrí mis ojos y vi los rayos del sol entrar por mi ventana. Todo lo que ocurrió después fue un centenar de gritos, lágrimas y exámenes.
Supongo que eso justifica mi atraso. De verdad espero que sí.
El hotel en el que me arreglé, está a dos cuadras de la iglesia, por lo que mi atraso disminuye considerablemente.
Mis zapatos resuenan en el piso hasta que tocan la alfombra.
Espero no torcerme un pie.
Los nervios reales, no como los que mencioné hace un rato, hacen acto de presencia. Creo que en cualquier momento vomitaré o lloraré. O bien, ambas.
En cuanto pongo un pie en la iglesia, sonrío. Jamás imaginé que este lugar fuese tan grande y acogedor a la vez. Cada adorno es de color rojo, incluida las rosas. Mis flores y color favoritos.
Me pregunto quién habrá dado los detalles a la organizadora de bodas.
Los invitados se ponen de pie para recibirme. Más de alguno se ha emocionado con mi entrada.
Realmente es un momento especial y único.
Intento disfrutarlo en profundidad, pero no puedo evitar sentir cierta incomodidad. Traigo a memoria la frase que me repetía una y otra vez cuando me sentía insegura en la universidad: "Nadie hay a mi alrededor, estoy sola". Curiosamente, cada vez que repetía esa frase, mi superhéroe llegaba a rescatarme.
Como ahora. Mi rey David.
Mis mejillas están comenzando a doler tanto sonreír. Pero no lo puedo evitar.
El amor de mi vida está justo en frente de mí.
─Gracias, señor─ saluda a mi padre dándole un apretón de manos. Mi padre se retira para posicionarse al lado de mi madre.
Suspiro profundamente sin dejar de mirar su rostro.
Enamorarme fue fácil. Cada cosa que hacía, me hacía sentir especial. Sus coqueteos, sus insinuaciones, sus caricias, pero por sobre todo, su corazón.
Dios sabe que intenté pensar en él sólo como un amigo, y lo logré, pero eso no quitó que mi amor por él creciera.
Me enamoré de David y lloré cuando me di cuenta. Durante meses oculté mis sentimientos. Él no supo de ellos hasta que le pedí ser mi novio, y no lo culpo. ¿Quién podría darse la oportunidad real de amar con el corazón, cuando se siente que no se tiene uno? Nadie, porque para amar de verdad, necesitas ser consciente de que tu corazón está allí, marchito quizás, pero está. Luego, comienzas a amarte a ti mismo, después de todo, con quien pasas las veinticuatro horas del día, es contigo. Sólo así puedes amar verdaderamente a alguien.
Sonrío al recordar que me llamó tramposa por enamorarlo, cuando fue él quien lo hizo conmigo. Ante mí se mostró como realmente era y sentí que su corazón era noble y puro. Y paciente también, eso no puedo olvidarlo.
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Sólo Siente [#1]
Teen FictionReprimir lo que sientes para sobrellevar el mundo puede convertirse en un martirio si te enfrentas a algodón de azúcar y chocolate caliente, porque te obliga a experimentar las mil y una sensaciones que puede producir, incluso, puede contactarte con...