Marcas

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Sé que no debo estar en este lugar un día martes porque mañana tengo clases temprano. Pero necesitaba un descanso de los deberes y el estrés que eso conlleva. Dije que me iría temprano a casa, pero una rubia que no dejó de mirarme durante toda la tarde me invitó a la segunda planta, en donde, curiosamente, se encuentran las habitaciones.

Es buena besadora, y lo mejor, es que sabe lo que hace.

Mi celular suena. Lo ignoro para seguir con mi tarea, pero la musiquita vuelve a interrumpir el camino de besos que he dejado en el cuello de la chica.

Rebusco en mis pantalones que por suerte aún llevo puesto.

─Diga─ contesto malhumorado.

─David, soy Belle. Perdón por molestarte, pero estuve...─ gruño. No puedo concentrarme si la rubia no deja de depositar besos húmedos en mi cuello─ ¿Me escuchas? ─.

Me pongo de pie alejándome de la rubia, quien suelta un bufido y se acomoda en la cama sin dejar de mirarme. Le guiño un ojo y ella suelta una risita.

─Ahora sí─ suspiro. Camino por la habitación hasta que me detengo frente a un espejo.

─Te decía que estuve revisando el trabajo y sé que lo habíamos terminado, pero hay algunos temas que a mi parecer no están bien planteados, entonces necesito tu permiso y opinión para poder modificarlos─.

─¿Ahora? ─ vuelvo a mirar a la rubia.

─Mañana debemos entregarlo, David─ me recuerda─ No creo que nos tome mucho tiempo, incluso te lo puedo leer por teléfono─.

Un gemido de frustración se me escapa.

─Belle, yo...─ me miro en el espejo. Mi cuello tiene marcas. Rojas y espantosas. Vuelvo a mirar a la rubia, esta vez con repulsión.

─Te estoy esperando─ entona coqueta.

─¿Estás con una chica? Ay Dios, lo siento─ dice la morena y corta la llamada.

Me acerco a la rubia, quien me dedica una sonrisa.

─No soy propiedad de ninguna mujer─ espeto─ Y por lo que sé, ni tú ni yo somos animales para que andemos marcando al otro─ me voy de la habitación azotando la puerta.

Le marco a Belle.

─David, lo siento, de verdad─ dice avergonzada.

─¿Dónde estás? ─ ignoro sus disculpas.

─En la biblioteca─.

─Voy para allá─ digo y corto la llamada.

Las ocho de la noche y yo me voy de una fiesta que recién comienza para ir a terminar un trabajo que creía terminado.

Vueltas que da la vida. Sonrío con ironía y emprendo mi camino hacia la biblioteca.

...

La morena no está sola.

Violeta y Matt la acompañan.

Los tres están discutiendo sobre algún tema, pero en cuanto me acerco guardan silencio.

Belle esconde su rostro entre sus manos y Violeta y Matt intentan reprimir sus risas.

─¿Qué le sucede? ─ les pregunto a los chicos por la actitud de Belle. Me siento al lado de la morena.

─Está avergonzada...─ comienza a decir Violeta.

─Shhh─ la interrumpe Belle, aún sin sacar sus manos de su rostro.

Sólo Siente [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora