Primer contacto

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─ ¡Hermano!─ grita a la vez que se abalanza sobre mí mi mejor amigo Matthew.

─ ¡Hasta que por fin llegas!─ lo empujo suavemente para que se aleje de mí─ Llevo mil horas esperándote en este apestoso lugar─.

─Ya, amor, no te pongas celoso en tu primer día de clases luego de esas mini vacaciones que nuestro amado director te dio─ me sonríe de costado guiñándome un ojo.

Como lo detesto cuando está en el plan de molestar. Le lanzo mi mejor mirada de odio.

─No me atemorizas con esa mirada, cariño─.

Vuelvo a mirarlo mal.

─Ya, ya─ se ríe─ ¿Qué tal tus mini vacaciones? ─.

Suspiro recordando la semana de castigo dada por el Señor Johnson.

─ ¿Así de mal? ─ me mira con cara de compasión.

Me río. Una carcajada desde lo más profundo de mi ser.

─Sólo mira a esta preciosura─ apunto hacia mi derecha, mientras miro a Matt fijamente. Su rostro pasa de confusión a asombro en cuestión de segundos.

─ ¡¿Estás bromeando?! ─ se acerca hasta donde he apuntado. La rodea sin dejar de mirarla detenidamente─ Eres un maldito hijo de...─ sus palabras se pierden ante la estupefacción.

─ ¿Qué te puedo decir? ─ me encojo de hombros con arrogancia.

─Hermano─ me mira aún sin poder creerlo─ Te suspenden una semana por meterte en los jardines de la Universidad en moto a una semana de haber entrado a clases y tus padres van y te compran otra moto─ sacude su cabello con una mano─ ¿Te dijeron algo siquiera?─

Meto mis manos a los bolsillos del pantalón con despreocupación.

─Lo mismo de siempre─ me encojo de hombros─ Mi padre me dio su típico sermón de ser un buen hombre como futuro heredero del Bufete, y mi madre, como siempre, me dijo que no lo hiciera más. Ya sabes cómo son ellos, hermano, después de todo son veinte años de amistad, los conoces de sobra─.

─Amo a tus padres, hermano─ no lo harías si fueras yo. Pasa su brazo por mis hombros dejándolo ahí─ Pero debo reconocer que estoy muy de acuerdo con tu padre─ frunce el ceño poniendo cara de reprobación─ No quiero un socio en el Bufete que sea irresponsable, mucho menos que falte a la ley siendo abogado─.

Lo miro. Doy un suspiro.

Tiene razón.

─David─ se detiene─ Estamos en nuestro último año para luego titularnos, dejar esta estúpida Universidad y ser abogados con responsabilidades─ suspira─ Debes ser más responsable, comportarte conforme a tu edad─ toma mi hombro dándome un apretón─ Ya no eres un jovencito de quince años─.

Lo miro. Puedo sentir que mi rostro es de terror. ¿Qué le ha pasado a mi mejor amigo en esta semana? ¿Por qué de pronto está hablando como todo un hombre? ¿Dónde quedó el chico que al comenzar las clases me dijo que este año sería inolvidable y que nos despediríamos de esta estúpida Universidad formativa como correspondía, dejando en claro quiénes son los que mandan?

De pronto, una carcajada estruendosa.

Me ha tomado el pelo.

─Eres un...─golpeo su cabeza. Se ha burlado de mí.

─Debiste ver tu cara─ dice entre risas a la vez que se soba donde le he pegado. Me cruzo de brazos, enojado─ Oh, vamos amorcito, no te enojes─.

Golpeo su hombro.

─Ya, ya─ intento poner fin a su estúpida risa─ Cuéntame qué ha pasado de interesante en mi ausencia─.

Sólo Siente [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora