Capitulo 6: No siento nada

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Me quedo parada sin saber que decir. ¿Cómo mierdas llego hasta allí? Vale si estoy en un restaurante, un lugar publico.

- ¿Quién no te interesa lo más mínimo?- Vuelve a inquirir.

- Nada señor Ferretti. Hablábamos de una vecina al parecer tiene un amante mucho más joven.-Excusa mi amiga para salir del paso. Gracias mundo, Gracias Camila te debo la vida, mi herencia es toda tuya. Max solo se limita a asentir.

- ¿Os importa que me siente a comer aquí?.- Camila y yo nos miramos

¿Qué como?¿Se quiere sentar aquí? ¿No hay más mesas? Allí, al fondo, hay una al lado del baño estoy segura que se va a sentir muy a gusto cerca de su entorno.

- Claro señor Ferretti, por nosotras no hay problema.- fulmino a Camila con la mirada. Acabas de perder toda la herencia.

Miro aquel rollito de salmón, arroz envuelto en una alga perfectamente rectangular como si fuera el objeto más impresionante del mundo. Creo que Sofía ha tomado un curso para hacer sushi le tendré que pedir que me enseñe. Podría pintar un cuadro de sushi o sobre comida asiática, sí haré cuadros de comida asiática. Tengo que comprar acuarela azul, se me esta acabando. Una voz me saca de mis pensamientos centrados en aquella comida.

- Emma.- Miro a Camila- Jolín estabas empanada con el rollito. ¿ Te lo vas a comer?

- Si, si solo estaba pensando si le pongo soja o wasabi.

- Este Wasabi pica mucho y a ti no te gusta el picante muy fuerte.- espeta Max mientras se mete un bocado de sashimi de atún en su boca.

¿Tú como sabes eso?.- Inquiere Camila.

Max y yo nos miramos por unos instantes. Veo como Max se incorpora en la silla de madera tapizada en burdeos, bebe un poco de agua de su copa, la vuelve a dejar en su lugar y veo como se aclara la voz. Ahora sería de esos momentos en los que podría caer un rayo, explotar una bomba, un Tsunami, un huracán, un terremoto. Una melodía predeterminada sale de mi bolso.

- Si me disculpas tengo que atender esta llamada.

Me dirijo hasta una parte más tranquila del restaurante a contestar la llamada, Es Erik, quiere que vuelva ala oficina para revisar los bocetos. Erik acabas de ganarte la herencia, gracias por hacer la llamada oportuna en el momento oportuno. Desde mi lugar mientras acaricio de forma delicada las hojas de una planta observo la mesa en donde estoy comiendo. Max y Camila están en absoluto silencio.

- ¿Todo bien?- Cuestiona Max.

- Disculpadme, tengo que volver a la oficina.- digo mientras me pongo la cazadora que esta colocada en el respaldo de la silla.

- Me vengo contigo.- Camila se levanta.- Lo lamento señor Ferretti, me gustaría avanzar unos informes, ya sabe como es su hermano.

- El perfeccionista de Enzo.- Esboza una leve sonrisa.

A la vuelta a la oficina trato de sacar otros temas por tal de evitar que Camila me vuelva a formular la pregunta del restaurante, como menos gente sepa que ya conozco a Max mejor. Le tengo confianza a Camila pero no tanta como para contarle mi historia con Max y saber que no irá contando mi historia por allí.

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Abro la puerta de mi apartamento, dejo las llaves y el bolso en el mueblo de la entrada y cuelgo la cazadora. A toda prisa me dirijo al baño, me tengo que aguantar y todo desde el autobús me estoy haciendo pis encima. Nunca un inodoro me había parecido tan parecido al cielo y la felicidad. Siento tanto alivio en mi vejiga y riñones.

Tras cambiarme la ropa y unos shorts llamó a Martina y le cuento sobre mi primer día de trabajo después llamo a casa de papá y mientras aprovecho para hacer la cena les cuento a papá y Brenda sobre mi nuevo trabajo.

Siempre he tenido mucha confianza con Brenda.

- Papá ¿Puedo hablar con Brenda a solas?

- Un segundo que quito el altavoz.

- Gracias. Espero que lo entiendas. Son cosas de mujeres.

. No temas cariño, entiendo que quieras tener tu intimidad. Pero quiero que sepas que me puedes contar lo que sea.

- Lo se papá.- escucho de fondo un leve pitido.

- Estoy en la biblioteca, tu padre no nos podrá escuchar se ha ido al garaje. Cuéntame cariño.

- Max es mi jefe.- Le confieso.

- ¿Qué? ¿Lo has visto?

- Si y ha sido tan extraño, he removido tantos recuerdos. Creí que lo tenía todo olvidado- empiezo a sollozar y las lagrimas salen de mis ojos color avellana.- Lo vi hace unas semanas por casualidad en una discoteca, fueron solo unos segundos y ya sentí que me iba a morir. Hay al verlo en el trabajo me ha sucedido lo mismo y al pensar que lo voy a ver todos los días.

- Mi niña tranquilízate. Lo único que te sucede es que aun sientes algo por Max.

- ¡No! ¡DE ESO NADA!¡NO SIENTO NADA!- Niego con tanta rotundidad, como si me fuera la vida en ello y más para mi que para Brenda. Odio a Max, lo odio.

- Si lo dices, te creeré.- Se perfectamente que finge.- Solo te voy a decir una cosa. Tienes que perdonarle.

- Eso jamás. Sabes creo que ha sido una mala idea llamar.- cuelgo furiosa

Llena de rabia me meto en la ducha y saco toda la presión hasta que siento que mi mente esta en blanco y salgo para comer lo que a mi estomago reducido a una pelota de tenis en estos momentos puede ingerir y me meto en mi cama a dormir y poder olvidar.

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La primera semana de trabajo pasa mucho más rápido de lo que creía. Por las mañanas voy con Camila, primero vamos a dejar a Mia al colegio y ya nos vamos a la oficina, no ha vuelto a preguntarme por lo del restaurante y lo agradezco. Al entrar saludo a Pedro el de seguridad y subo hasta mi planta en donde Alma me espera con una gran taza de café para comentar los cotilleos y sucesos del día y como ni Juego de tronos, las dos somos fanáticas de la serie, al igual que yo ella se había leído los libros hace ya años. Mientras hablamos de nuestras cosas vamos hasta la sala de reuniones a que Erik a mostrarle nuestros progresos y poner el material en común y ya cada uno se dirige a su oficina a realizar su tarea.

Esta primera ya he terminado los bocetos y junto al equipo con la supervisión de Erik hemos elegido los definitivos, hoy voy a empezar a digitalizar en ordenador y ya la próxima semana iré con Celia a realizar prototipos de las joyas que he diseñado. Tengo muchas ganas de ver mis diseños hechos realidad y los del equipo.

Tras una mañana de trabajo con un descanso de 15 minutos para tomar un pequeño desayuno en la cafetería de la empresa con todo el equipo y reír como locos con las tonterías de Jorge voy a comer. Durante esta primera semana he ido a comer cerca de la oficina con algún compañero de trabajo quiero tratar de compartir el mismo tiempo y conocerlos bien.

Salgo de mi despacho un momento para ir al servicio y al salir me encuentro con Celia.

- A ti precisamente te venía a buscar.- Me toco el pecho con la mano.- Mañana es mi cumpleaños y voy hacer una pequeña fiesta y me gustaría invitarte.

- Claro que si. Mándame la dirección y allí estaré.

- En un rato te la mando. Es a las nueve.- asiento con una sonrisa.

Tras una primera semana agotadora de trabajo decido terminar la semana hiendo al gym, desde que tuve problemas económicos dejé de pagar y ahora después de la ayuda que me prestó mamá puedo volver a permitirme estas actividades, y descargo en el aula de spinning toda la tensión acumulada durante esta semana.

Llego a casa y directa me meto a la cama y dejo que Morfeo me venza hasta que mi cuerpo decida despertar sin la dichosa alarma.









Tú Otra Vez ( Saga Amor Destinado #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora