Capitulo 26: Escondidos

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Orgullo. Eso siento ante el anillo diseñado para el señor Nico Salas. Esta noche a penas he podido conciliar el sueño debido a mis nervio. Tras tres cafés sin cafeína y una tila para templar mis nervios, he llegado a la oficina. Anoche guardé el anillo de diamantes y oro blanco bajo llave.

Dejo encima del tapiz rojo la pequeña cajita azul noche con un pequeño ribete dorado a su alrededor. Entrelazo mis manos y observo como el señor Salas abre con cuidado la pequeña caja. Esos pequeños instantes mi cuerpo se tensa como si pequeños cristales de hielo se clavaran por cuerpo como pequeñas cuchillas esperando el veredicto.

Me están entrando muchas ganas de morderme las uñas, tirarme de los pelos gritar. El señor Nico lleva unos buenos minutos revisando al detalle el anillo. Tenía entendido que era un hombre meticuloso hasta el ultimo detalle, y en este anillo me he esmerado hasta el ultimo segundo. No es por presumir, creo que es mi mejor creación.

- Es perfecto- Un gran suspiro de alivio llenando mis pulmones de aire y calma inundan mi ser al llegar a mis oídos las palabras de Nico.- Habéis hecho un magnifico trabajo.

- Ha sido un placer trabajar contigo Nico. Ahora solo falta que Nerea de el si.- Expresa Max abrazando a nuestro cliente.

- Estoy de los nervios amigo. Quiero pedirle matrimonio en el estreno de mi próxima película. Y obvio estaréis invitados.

- Allí estaremos.

Tras despedirnos de Nico y dejar que el clic de la puerta al cerrarse Max y yo nos miramos a los ojos unos instantes y corremos a abrazarnos y a celebrar

Max se acerca a mi para besarme y aunque mi cuerpo,  y aunque mi ser también se muere de ganas lo impido.

- Estamos en el trabajo.- Me levanto del sofá

Max bufa. Con sus fuertes brazos roza mi cadera, tocando casi la zona de mis glúteos y me atrae contra su cuerpo.

- Uno pequeñito para celebrar- niego- Pequeñísimo-niego- Enano-niego- Microscópico-niego- Por favor.

- No y tengo que volver a la oficina.

- Esta bien. Vete. Déjame aquí solo con cosas aburridas que hacer, sin ánimos por que no tengo un dulce beso tuyo.- Niego entre risas por sus pucheros fingidos.

Max vuelve a sentarse en la cómoda silla de su escritorio, sin que él lo espere me acerco y le doy el beso que él tanto me pedía.

- Nos vemos después.- Cierro la puerta con delicadeza cuando la presencia de Alma me saca un susto de muerte.

Llevo ya un tiempo en esta empresa y suficiente siendo amiga y compañera de Alma como para saber que algo sospecha.

- Últimamente estás mucho en el despacho del jefe.

- Trabajo Alma. Se llama trabajo

- En fin. Hay que preparar la despedida de soltera de Celia.

- Vente a mi casa esta tarde y la organizamos.

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Dejo la bolsa del gimnasio encima de la mesa del salón, quito mis bambas y  calcetines sudados de la clase de spinning y muerta del frio que se impregna desde mis pies descalzos, ando por el frio suelo de mi casa hasta llegar al cesto de ropa sucia  para luego dirigirme al baño a darme una rápida y caliente ducha que quite el sudor de la clase de spinning.

Enrollo una toalla alrededor de mi cuerpo desnudo a toda prisa al escuchar el timbre, debe ser Alma quedamos que vendría sobre esa hora. Corro con tan mala pata que resbalo contra el suelo. Un pequeño grito de dolor sale de mi.

Abro la puerta y no puedo creer lo que mis ojos ven. Max se ríe como loco, y se por que es. Sabe a la perfección qué hace apenas unos instantes he caído de bruces al suelo.

- ¡Quieres dejar de reírte1- protesto.

- Lo siento, es que no puedo creer que sigas siendo igual de patosa.

- ¿Y si me hago daño?-Protesto cruzando mis brazos.

- Gatita perdón.-Se acerca a mi y me toma por la cintura.- ¿Te has hecho daño?

- Mira.- Le muestro el pequeño moratón que se está formando en mi antebrazo izquierdo. Hago un pequeño puchero.

- Ven gatita.

Me toma por la cintura con sus fornidos brazos y tras subirme al borde de la mesa, las yemas de sus dedos empiezan a bajar de forma delicada desde mi sien hasta mis clavículas. Provocando en mi un hormigueo entre emocionante, agradable y excitante. Su nariz juega contra la mía rozándose lentamente, se a que esta jugando y no dejaré que gane. Baja su mano derecha hasta mis rodillas y mientras besa mi cuello da pequeños circulos y acercándose cada vez más a mi zona intima.

- ¡¡Max!!-Gimo

- Estás tan mojada gatita.- Susurra en mi oreja para acto seguido morder de forma sensual el lóbulo.

- ¡¡Max!!

- Dime gatita.

- Quiero más- digo con la respiración entre cortada.

Presa de mi excitación tomo el control devorando los labios de Max, quien se arrima más a mi cuerpo. Puedo sentir mi zona húmeda contra su zona erógena. Solo nos separa la tela de su pantalón. No se en que momento la toalla a caído en el suelo.

Es todo tan excitante, lo necesito ya dentro de mi. Me dan igual los romanticismos, aquí y ahora, en esta mesa de madera de Ikea. 

Nuestro momento de intimidad y lujuria se ve interrumpidos por el timbre. tomo la toalla y miro por la mirilla de quien se trata. Mierda, Mierda y más mierda. Son Alma y Martina.

- Escóndete- Susurro.

- ¿Quién es?

- Alma. Vamos rápido. En mi cuarto

Max entra a mi habitación y voy abrir la puerta.

- Si que tardabas.

- Estaba en la ducha.- Moldeo un poco mi pelo con los dedos.- ¿Queréis tomar algo?

- Un café- propone Alma.

- Tía.¿ Me puedes prestar tu vestido de flores? No hace falta que me digas nada. Yo mismo la tomo de tu armario.

Martina se dirige a mi habitación cuando a mi mente viene la imagen de Max.

-¡No!- Ambas me miran al escuchar mi grito- Tengo mi habitación echa un desastre y me da vergüenza.

Consigo zafarme de las chicas y tomar el vestido de mi armario. Lo dificil va a estar poder salir de la habitación si Max no me suelta.

- Max para. Las chicas están fuera-digo en voz baja.

- ¿No puedo salir y dar la sorpresa?

- Ya hablamos de esto. No es el momento. Y como Alma se entere así. Me mata. Y ahora suéltame.

- Dame un beso.- Me suplica. 

Hago lo que me pide y le doy un pequeño beso en los labios.

-He dicho un beso.-niego- Si no me das un beso te hare cosquillas.

-No te atrevas.

Las cosquillas son mi punto débil y Max lo sabe a la perfección.

-Para por favor. Me haces cosquillas.

- Dame un beso en condiciones.

Max da cosquillas en la zona de mis axilas. En un intento de tratar de salir de sus brazos y ser vencedora de este juego, tropiezo con un zapato, haciendo que ambos caigamos al suelo.

- Emma estás bien?- pregunta Martina mientras abre la puerta.

Tras ella asoma Alma. Quien sorprendida observa la escena.

- Señor Ferretti. ¿Qué hace usted aquí?

Tú Otra Vez ( Saga Amor Destinado #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora