Harumi, caminando por los pasillos de la academia, se cruza con la responsable de tan dichosos caramelos.
Salía de la sala de profesores, probablemente de hablar con Aizawa.
Cuando vio a Harumi se apresuró a alcanzarla y la detuvo en su andar.
—Me has ahorrado el tener que buscarte.
—¿Para qué me querías?— cuestionó sin entender.
—Nada, nada. Solo preguntar si no hubo efectos secundarios.— se acercaba cada vez más buscando respuestas.
Puso muy incómoda a la muchacha, tanto así, que le hizo dar dos pasos hacia atrás para alejarse de ella.
—¿Los efectos secundarios no eran los besos, abrazos y eso?—preguntó omitiendo el último posible efecto.
—¡No! esos eran los efectos.—habló furiosa— Quien me diseñó el empaque se equivocó. Lo que nos enseña, es que si quieres que algo salga bien, debes hacerlo tu misma.— estaba divagando, cuando se dio cuenta volvió al tema principal— Y los verdaderos efectos secundarios son variados. Desde insomnio a dormir demasiado, en el peor de los casos es querer besar siempre a la persona de interés...— se detuvo a pensar un momento y añadió—O el suicidio involuntario por el cansancio, pero son detalles menores.
—No se si alguno tenga algún efecto que nombraste...pero debería averiguar, por si acaso.— le preocupaba lo último que Mei había dicho.
—Y...también, sobre las parejas que se hayan armado.— Harumi se sorprendió. ya que ninguno había mencionado que cada uno se había pegado a otro— Eso no fue simplemente porque si. Hice esos caramelos para algo en particular. Es secreto, pero los que mutuamente se escogieron, es por algo. Amor, admiración, confusión de sentimientos, simple empatía. Son diversos los sentimientos que puede tener una persona hacia otra. Y es divertido descubrir cual es.
—Entonces, no fue al azar...— susurró la muchacha pensativa.
—Bueno. Eso era todo lo que tenía para decir. Si algo sucede sabes donde encontrarme.— y terminando de decir eso se fue.
—Ni siquiera se disculpó...— suspiró siguiendo su camino. Tenía mucho en que pensar gracias a ella.
Yendo hacia la enfermería se encontró con Iida. Que se veía tan enérgico como siempre.
—Iida-kun.— el nombrado en cuestión se volteó a ver a la muchacha— ¿Podemos hablar un momento?— Harumi comenzaría a averiguar por su propia cuenta.
—¿Qué ocurre, Aizawa-san?
—Solo Harumi...hasta cuando entenderás...— suspiró— Quería preguntarte algo. Espero que no te suene tan raro, pero ¿después de haber comido el caramelo, no sentiste cansancio, o somnolencia o algo inusual?— el muchacho piensa durante algunos segundos para luego negar. Harumi suspira con alivio — Una última pregunta...¿que sientes por Midoriya?— la pregunta pareció sorprender al joven en un principio pero luego sonrió.
—Es una pregunta sencilla.— dijo con tranquilidad— Lo admiro y lo respeto mucho. Es un buen amigo y su determinación es admirable.— concluyó.
—Entonces es admiración eh. — sonrió ella sintiendo una ligera ternura. Iida asintió, para luego despedirse y seguir con su camino.
Se encontró con Uraraka un poco mas adelante y a ella también la retuvo. Haciéndole las mismas pregunta que a Iida. Tampoco tenía ningún síntoma de nada. Y su respuesta referida a Bakugo fue la siguiente.
—Es un sentimiento confuso.— comenzó a hablar— Por un lado es un sentimiento frío y punzante, pero por lo demás, lo admiro. Creo que es mas admiración que otra cosa, pero estoy en contra de como trata a todos, especialmente a Deku-kun.— nuevamente admiración. Uraraka se despidió y Harumi siguió su camino.
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La Hija Del Sensei.
Fanfiction-Odio a los héroes.- Sentenció frunciendo el ceño. -Pero los héroes son fabulosos.-El muchacho entusiasta de cabello verde miró a la muchacha de manera inmediata. -Los héroes son personas maravillosas que ayudan y salvan a la gente con una sonrisa...