—¿Por qué diablos debemos regalarle algo nosotros? ¿Está puta fecha no es para que ella nos de algo a nosotros?— se quejaba el rubio de muy mal humor.
— Lo se, lo sé,— intentaba calmarlo Kiri— pero creí que sería divertido hacerle un regalo nosotros.— sonrió.
—Pero, ya existe un día para hacer esos regalos. ¿O no?— Pregunta Sero muy seriamente a Kaminari.
—Si. El día de blanco. De todos modos, ¿a quién le interesa?— pareció desganado ante la idea.
—Solo estás de mal humor porque nadie te dará nada ¿verdad?— el humor de Kaminari empeoró aún más.
—De todas formas—Kiri ignoró a Kaminari y continuó—.¿Por qué no le hacemos unos dakimakura tamaño real de nosotros dos?
—¡Una qué! ¿No puedes pensar en algo más normal, Kirishima?— regañó su amigo.
—No es una mala idea. Solo si puedo elegir yo la pose.—Bakugo sonrió espeluznantemente.
Sero suspiró pensando que esos dos no tenían salvación y solo los dejó que siguieran con su plan.
Un perfecto San Valentín se acercaba.
—Estoy algo asustada sobre esto, muchachos.— tenían a Harumi con los ojos vendados, caminando por los pasillos, hasta el cuarto de Kirishima.
—No seas miedosa.— la reprende el rubio.
—No tienes que temer, es mas, será algo que te gustará mucho.— la voz animada de Kiri no la tranquilizó.
—¿Por qué oprimiste mi mano con fuerza? ¿Acaso pensaste en algo indecente?— la burlona voz de Bakugo la hizo sonrojarse.
—¡Yo no pensé en nada, no tienes ninguna prueba de ello!— se defendió. Aunque a decir verdad, si había pensado el algo sumamente indecente.
Entre tanta charla habían llegado al cuarto.
— Muy bien ahora, te descubriré los ojos.— Bakugo la soltó y se sentó sobre la cama a observar.
Había dos enormes paquetes en frente de ella.
Cada uno con un color diferente.—¿Por qué son tan grandes?—preguntó sorprendida y maravillada.
—Eso es para que se sienta mejor estar sobre ellas, es claro.—dijo inocentemente el pelirrojo.
—¿Alguien más cree que esto se volvió sexual? O soy solo yo...— dijo Bakugo burlón.
—Así que son almohadas...—Harumi ignoró el comentario del rubio y prosiguió a sacarlas de su envoltorio. Abrió primero la de Kirishima.—¡Woha, eres tú Ejiro-kun!— en una pose muy varonil y con su traje de héroe puesto, se encontraba estampado en la almohada.—¡Es muy hermosa y la amo!— estaba demasiado feliz, tanto que se abrazó a ella.
—¡Ahora mira la mía y no sólo abraces la de este idiota!— se quejó el rubio.
—Bien, bien...— llegó a la otra y la abrió. Al descubrirla por completo abrió por completo los ojos. Era en efecto una almohada con él en ella, pero más que algo genial, como la de Kiri, esta era algo...¿Ofensiva? —Eres tu... con una explosión de fondo y levantando el dedo medio, vistiendo tu traje de héroe...— sinceramente no era lo que ella esperaba.
—Hasta yo creo que es demasiado para un regalo de San Valentín... así que por eso no quisiste que revisara el diseño...— suspiró Kirishima.
—Lo qué ocurre es que ustedes no saben lo que es arte en esta vida.— se defendió.
—...Creo...—susurró Harumi mirando al Bakugo almohada— ¡Yo creo que es fantástico!— dió un brinco, cayendo al suelo sobre ambas almohadas.— Es el mejor regalo de San Valentín que me han dado.
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La Hija Del Sensei.
Fanfiction-Odio a los héroes.- Sentenció frunciendo el ceño. -Pero los héroes son fabulosos.-El muchacho entusiasta de cabello verde miró a la muchacha de manera inmediata. -Los héroes son personas maravillosas que ayudan y salvan a la gente con una sonrisa...