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—Hace una bonita noche para tener esa cara tan larga muchachos. Deberían bailar con nosotras y alegrarse un poco. — esas mujeres llegaron a interrumpir a Bakugo y a Kirishima antes de que estos interfirieran entre Harumi y Fuyuki.

— No tengo tiempo para ustedes.— Bakugo intentó apartarlas.

— Vamos, no seas así.— cada una  fue a atrapar a su presa. — Es solo un baile. No vamos a comerlos.

Llegó el momento en el que fueron arrastrados por ellas a bailar. La música los atrapó, estaban tan absortos en ese sonido que se balanceaban al compás. Y un momento después perdieron la conciencia.

— Eso fue más fácil de lo que creí.— seguían bailando con ellos bajo ese trance.

— Es divertido. Pero pensé que darían más pelea.— se quejó la pareja de Kirishima.

—¿ Cómo le irá a los demás?— se preguntó mirando al rededor.

— Los muchachos cayeron al instante, tal vez, más por las chicas que la música.—se rió.

—Las chicas quedaron encantadas por nuestros muchachos también.— observó la otra muchacha.— ¿Fuyuki no está teniendo problemas con ella?

—Asi parece. Tal vez se delató solo. Le quita lo divertido al juego si lo descubren tan rápido.

Al otro lado del salón...

—Espero que tus niños se estén divirtiendo.—la mujer que bailaba con Aizawa sonreía con satisfacción.

— Hipnosis musical... Una particularidad algo común.— a la mujer se le borró la sonrisa.

— Común... Mis niños no tienen poderes "comunes".

— Es cierto. Me disculpo, no debí ser rudo.  Después de todo fui yo quien irrumpió en su territorio.

— Al menos lo admite, Aizawa Shota-san. Aunque debo decir que es gratificante que mis niños tengan una dosis de entrenamiento. Así que yo también debo ser agradecida.— ambos continuaron bailando y platicando sobre lo fabulosos que eran sus respectivos niños.

Volviendo a los niños...

Bakugo se sentía liviano. Como soñando. Pero sentía que algo no estaba bien.
Sus oídos estaban siendo invadidos por esa atrapante música.  Su cuerpo no respondía. Algo le impedía moverse a voluntad propia. Tampoco podía pronunciar palabra, ¿qué demonios sucedía?
Veía todo a su alrededor, pero nada podía hacer más que oír esa música.

Intentó con todas sus fuerzas moverse por si mismo, pero solo logró tropezar con sus propios pies.

—Pero, ¿que tan bruto tiene que ser este chico para tropezar mientras baila.— se quejó la muchacha.

— «A quién mierda llamas bruto mujer.»— pensaba Bakugo para sus adentros. —« cuando pueda mover mi cuerpo me las van a pagar.»

Fue en ese pensamiento en el que logró ver a Harumi bailar con ese joven. Todas sus fuerzas se juntaron para poder despertar y poder moverse.

— Oh, creo que alguien logró liberarse.— en tono burlón, la muchacha con la que Bakugo bailaba lo sostuvo más fuerte, y aunque el rubio quiso salir corriendo, lejos de ella, nada pudo hacer.

—¿Quién mierda eres, mujer?— seguía bailando, siendo guiado por esa joven. Contra su voluntad, pero ahora podía hablar.

—No vale la pena decirle mi nombre a un compañero de baile tan grosero.— hizo una mueca— Pero tengo que darte el crédito por despertar de la hipnosis musical.— le sonrió.

La Hija Del Sensei.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora