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Cierta tarde, Harumi descansaba en la enfermería. Recovery Girl le había pedido permanecer ahí hasta que ella regresara.
Todo estaba tranquilo, el clima era cálido. Las nubes seguían su rumbo sin detenerse y el viento entraba por la ventana.
Cuando un golpe en la puerta hizo que la muchacha prestara atención a quien estaba delante de ella.

—Shinso-kun.

El joven tenía varios golpes en su cabeza y brazo. Llevaba una bolsa transparente en su mano sana, con el contenido claramente visible, caramelos.

—¿Dónde está ella?—preguntó buscando a la anciana — No está aquí.—suspiró.

—No importa que no se encuentre, siéntate.—intervino la joven con suavidad—¿Qué ocurrió?
Ella comenzó a curar las heridas del muchacho una por una.

—Hatsune y sus experimentos otra vez...—relató en pocas palabras, preferencia morir antes que decir que fue atacado por algunos estudiantes que querían abrazarlo y besarlo.

Harumi suspiró usando su poder para terminar su trabajo.

—¿Algún otro lugar donde duela?—pregunta con una sonrisa. Shinso suelta la bolsa y la deja sobre la mesa al lado de otras bolsas más. Y le muestra su mano con un gran golpe. Harumi toma su mano y con las vendas lo cura, siempre bajo la mirada penetrante del joven.

—¡Shinso-kun! ¡Sal de dónde quiera que estés! —se oyó desde el pasillo.

—Demonios. Debo irme. —tomó la bolsa de la mesa lo más rápido que pudo y salió por la ventana dando un gran salto. Fuera de preocuparse por él, Harumi solo suspiró.

—De nada. —susurró ella tirándose sobre la camilla. Se quedó dormida pero al rato despertó por el llamado de una voz sumamente molesta.

—¿Qué sucede Kaminari?—notablemente molesta se acomodó en la camilla.

—Bakugo y Kirishima te están buscando. No sé para qué, pero amenazaron con golpearme si no te buscaba.

—Bien…—le pareció poco creíble que Kiri haya dicho tal cosa—¿Dónde están?—preguntó levantándose.

—En el aula, todos están ahí.

— Ya estoy yendo, ¿tu no vienes?—cuestionó viéndole desde la puerta. Kaminari asiente.

—Pero me duele la cabeza. ¿Sabes dónde está la medicina?

—Segundo cajón del escritorio. No desórdenes nada.— Harumi se fue presurosa al aula.

El joven buscó en el segundo cajón y ahí las encontró, tomó una y estaba por irse cuando notó sobre el escritorio una bolsa con unos cuantos caramelos.

—No hará daño si me llevo uno ¿verdad?—tomó uno, pero después pensó en compartir con todos, así los haría partícipes a ellos también de sus fechorías. Y se llevó la bolsa completa.

Cuando el muchacho llegó al aula, comenzó a repartir un caramelo a cada uno de los presentes.
La reunión era para la salida que se haría a las montañas, como un día de campo. Pero el profesor aún no había llegado. Tampoco estaba toda la clase A, solo la mitad.

Todoroki, Midoriya, Uraraka, Iida, Tokoyami, Yaoyorozu, Jirou, Bakugo, Kirishima, Mineta, Tsuyu, Mina, Harumi y el mismo Kaminari.

La mayoría de ellos había aceptado la ofrenda del rubio eléctrico, menos Bakugo, quién se negó rotundamente porque no quería nada dulce. Midoriya tampoco recibió uno porque ya no quedaban más y Harumi también corrió con la misma suerte que el peliverde.

Al ver que todos estaban comiendo los caramelos Harumi se acercó a Kaminari.

—¿De dónde los sacaste?—preguntó inquieta.

La Hija Del Sensei.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora