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Era ya media noche cuando cada quien volvió a su mesa.

La mirada de Bakugo penetraban a la muchacha de tal manera que ella sentía que algo peligroso estaba por ocurrir.

—¿Quién demonios era ese?— fue lo que salió de sus labios.
Lo dijo en voz, relativamente baja, pero lo suficientemente dura para poner los pelos de puntas a quien lograse oírle.

—Un idiota que pretendía hablar bonito y no le salió.— riendo por lo bajo bebió algo de jugo. Bakugo permaneció mirándola fijamente en todo momento. Al deja la copa sobre la mesa, Harumi cambió su rostro por uno más serio.

—¿Y quiénes eran esas malditas perras que se atrevieron a tocar a mis hombres?— hasta al rubio le recorrió un escalofrío. Pero terminó por sonreír con satisfacción.

— Como tú bien dijiste, unas perras locas, nada más.

— Eso dices tú, pero al parecer Kirishima disfrutó bailando con esa maldita.— Kiri saltó de su silla al oír el disgusto de Harumi.

— Juro que puedo explicarte.— susurró este apenado.

— Explicarnos. — lo corrigió Bakugo.

Harumi vio a todos los demas de la mesa, hablando sobre lo extraño del baile. Y cuando logró encontrar a su padre, se levantó sin terminar de escuchar la excusa del pelirrojo.

— Papá. ¿Puedes explicarme qué fue todo ese bailecito de hace rato?

Aizawa sonrió.

—Simple diversión. La mayoría se dejaron llevar, otros, por otro lado, no cayeron fácilmente. ¿Fue divertido?— siguió caminando y su hija tras él de nuevo a la mesa.

—Para nada. Ese muchacho no tenía buenas intenciones. Me desagradó mucho tener siquiera hablar con él.— el mayor la miró con algo de preocupación.

—¿Qué muchacho?—ella lo buscó con la mirada y lo encontró.

—En este precio momento está mirando hacia acá con una espeluznante sonrisa. Por favor dime qué esto también es parte de lo que preparaste, su energía no me gusta para nada.— Aizawa la toma por los hombros y llegan hasta la mesa donde ambos se sentaron.

Aizawa advierte al grupo de el inminente peligro. Intenta que todos mantengan la calma.

La música se detiene y el tintineo de una copa se hace oír. La atención de todo el mundo se dirige a la fuente del ruido.
Fuyuki pidió atención y se disponía a hablar.

— Gracias por su atención damas y caballeros.— sonrió amigable— Quisiera proponer un brindis— levantó su copa y continuó —, por todos los que hoy estamos aquí presentes para dar un cierre magestuoso a esta velada...

Harumi tenía un mal presentimiento al respecto de toda esa situación.
Al estar a una distancia prudencial de ese sujeto pudo actuar con rapidez y advertirles a todos de su particularidad.

— No lo escuchen...— logró decirles antes de que terminara su discurso. —Tapen sus oídos...— justo antes de que ese idiota pudiera acabar de hablar Harumi tapó sus oídos y sus compañeros lo hicieron también.

— Quisiera que atráparan a todos los integrantes de la U.A y los trajeran ante mi.— su particularidad se había activado.

Todos los compañeros de Fuyuki quedaron atrapados bajo los efectos de su quirk y las personas que nada tenían que ver con todo aquello, también.

Todos destaparon sus oídos al ver que todo el mundo había enloquecido.

— ¿Qué demonios ocurre?—Kaminari comenzó a preocuparse.

La Hija Del Sensei.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora