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Harumi, sonrojada, acalorada, agitada.
Sin dudas hacía calor.

—Y que me dices. ¿Puedo ponerte crema?

—Es tentador. Pero no puedes. Hay que volver al trabajo.— en un movimiento rápido logró zafarse de su agarre. Pero al ver la decepción en su mirada volvió en sus pasos y lo beso.—Si trabajas duro, puede que te espere una recompensa.

Instantánea y eficazmente, había funcionado tan bien que no pudo evitar reír.

Llevó dentro de la cabaña el pote de crema y su remera. Dejándolo con el resto de sus cosas. Se acomodó el cabello aún estando en cuclillas y al levantarse vió a Midoriya.

Ambos se chocaron miradas. Y el pecoso evitó totalmente la mirada de ella.

Suspiró recordando lo que había ocurrido.

*Flashback*

—¿No podemos hablar de eso en otro momento?— en la enfermería, después de él pequeño accidente que había sufrido Todoroki en la biblioteca. El muchacho quería hablar sobre la bomba que él mismo había lanzado.

— Mí madre me dijo una vez que solo debías besar a las personas que te gustaran mucho. Por eso besé a Midoriya, pero después, estando bajo los efectos de ese caramelo bese a Harumi también.— fue lo que le había dicho.

—Si. Pero eso fue culpa del caramelo.—ella no quería permanecer ahí, pero tampoco podía escapar.

— Puede ser. Pero no del todo — susurró dejando un gran suspenso—. Puesto que lo había olvidado y lo recordé hace poco, todavía no puedo ordenar bien lo que ocurrió. Pero en ese momento lo único que pensaba era en que quería besar a Harumi.

Ambos tan absortos en aquello que el joven había dicho que no se habían dado cuenta de que alguien lo había oído todo.

—¿Todoroki-kun?— la voz rota y confundida del pecoso, llegó a oídos de ambos.

—Mi-Midoriya…— el susurro fue suplicante. No quería un malentendido con el peliverde...

—Midoriya...— y el idiota de Todoroki lo único que dijo que eso. Solo su nombre.

Hacía tiempo que Midoriya no lloraba, pero ahora las lágrimas estaban por brotar.

—Ya veo que las cosas son así...— salió de la enfermería, casi corriendo.

—Yo voy por él. Tú descansa tú cabeza.— le dijo al idiota de pelo bicolor. Tan pronto como recibió respuesta de su parte salió corriendo a buscar a Midoriya.

Corrió tan rápido como pudo hasta que lo alcanzó.

—Por favor al menos deja que te explique...— jadeó del cansancio ocasionado por haber corrido.

—¿Y qué vas a explicar? ¿Que Todoroki-kun te quiere más a ti ahora?— estaba llorando mares. Su gran corazón había sido herido. Y Harumi no podía hacer nada para arreglarlo.

Pero la situación fue mucho peor que eso. No supo que responder a nada de lo que el muchacho le dijo, puesto que no podía hablar por Todoroki. Todo lo que sabía era lo que el propio Todoroki le había dicho, y eso de nada ayudaría en ese momento.

— Todoroki se golpeó la cabeza, solo está confundido.

—¿Qué? ¿Él se lastimó?— se preocupó, pero pronto volvió a acostarse de los ir había ocurrido— Que se arregle solo. O mejor aún, ve tú a cuidarlo. A mí no me importa.

—¡Si te importa! — se desesperó la muchacha.

— ¡No, nunca más me preocuparé por él!

La Hija Del Sensei.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora