El Reino Dracónico

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Al sur del imperio baharuth y al este de la teocracia slane se situaba el reino draconico.
Del cual los reinos vecinos poco sabían.
Quizás los otros países tuvieron tiempos buenos y malos. Sin embargo el Reino draconico paso en esas últimas décadas de malo a Muy malo.
Esto se debía al constante asedio de los hombres bestia en sus fronteras seres con rasgos similares a leones, tigres y otros animales similares que veían a los humanos como alimentos.

Desde que jaldaboath se había echo con el mando de esas criaturas los asedios que antes eran desordenados y pequeños se convirtieron en un dolor de estomago constante en Draudillon Oriculus la reina con sangre de Lord dragón.
Su apariencia sin embargo era la de una simple humana.
-¿su majestad podría decirle a su sirviente que esta pensando?
¿En que mas puede ser? dijo ella apretando sus pequeños puños.
Esas criaturas... de verdad solo podemos hacer eso?
Desde la hacia un mes ella le preguntaba lo mismo a su sirviente.
-es la única manera su majestad, aunque si usted usara algo de magia salvaje quizás podríamos pensar en otra manera....
Sabes que el costo de ello seria grande... aria que mis esfuerzos terminaran en algo peor.
-disculpe mi impertinencia oriculus-sama
Esas bestias bajo el mando de jaldaboth ya tomaron el 42% del país que su majestad gobierna. En aquellos lugares... suceden cosas atroces.

Draudillon era consciente de los festines dados por los hombres bestias con los ciudadanos capturados del reino.
Días y noches enteros en los cuales desgarraban extremidades humanas de seres que respiraban hasta el ultimo momento.
Los gritos podían oírse a la distancia... ella no los escucho en su vida pero la simple imaginación la atormentaba en las noches.

Entonces supongo que no nos queda mas alternativa.
Generaremos un éxodo ordenado de las zonas cercanas a las masacres. Todos los ciudadanos que no puedan sostener una espada serán los primeros en venir.
Esencialmente estaba agrupando a la gente en la capital de su nación.
Y quizás fue la mejor de las opciones que podía pensar.
-pienso que el gran flujo de personas alertara a esos seres... en ese caso podriamos llamar a los aventureros para proteger la retirada.
Una mirada de desagrado apareció en el joven rostro de Draudillon.
La idea de recurrir a esos, "caballeros" le desagradaba.
¿Mmm sabes que esos sujetos son Lolicones no es cierto?
-y que con ello? Respondió tranquilamente el sirviente.
¡¿Estas bromeando?!
-al contrario su majestad. La forma que posee permite generar lealtad verdadera y ellos desean protegerla. ¿No nos beneficia ello?
B..bueno viéndolo de esa manera. Pero sin duda ese sujeto... ¡tenia ojos libidinosos!
-se que puede no gustarle la idea... pero debe resistirlo, después de todo los ciudadanos necesitan de seres poderosos como ellos.
Ella suspiro cansada, tienes razón.
-su majestad respecto a las noticias de los otros reinos...
Dudo que allá algo que me importe de esos... Ninguno de ellos quiso ayudarme!
Si tan solo tuviera un poco de ayuda...
-¡!Su majestad!! Quien ingreso fue la mujer encargada de los asuntos del palacio.
Que sucede Mafalda.
La razón por la cual Draudillon no reprendió a su sirvienta por la falta de decoro era por la mirada asustada que poseía.
-un ejército se dirige rumbo a nuestra capital... llegaran en menos de cuarenta minutos.
Sos aliados pregunto tontamente la reina.
Ningún reino le había aceptado los pedidos de ayuda las veces anteriores.
Ella dirigió su mirada al sirviente que poseía a su derecha y este negó con la cabeza.
Si no son aliados... entonces. ¡son enemigos!
Es el momento, que debemos hacer...
Pronto las calles del reino se empaparían de rojo.
-permítame encargarme su majestad.
Llama a los generales de inmediato dijo el sirviente a la mujer que trajo las noticias.
De inmediato la sala volvió al silencio sepulcral.
Debemos evacuar al personal y la gente del reino...
-discúlpeme pero eso será imposible...
¿Que sugieres que agá?
-debemos mantener a la gente calmada llamaré a los aventureros y reuniremos el ejercito que podamos. Nos prepararemos para un asedio.
¿Realmente no hay nada que pueda hacer?
Dijo la impotente draudillon al borde de las lagrimas.
Sabia en su corazón que las probabilidades de ganar serian escasas.
A diferencia de los humanos con los hombres bestia era muy pronunciada.
Si un humano era un uno un hombre bestia era un 30.
Sin los aventureros de niveles altos era imposible enfrentarlos.
-disculpe Draudillon-sama. Pero confíe en mi.
No tengo la intención de perder.
Aunque había dicho ello su rostro no parecía coincidir.
Su rostro, sus palabras se dividían en lo que creía y lo que decía para animarla.

Overlord/Un Mundo diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora