PROTECCIÓN EN AMBAS DIRECCIONES (Steve Rogers)

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Veías los helicarriers caer como confeti ese día en Washington, y a lo lejos los edificios parecían ser los próximos en hacerlo. La última aeronave chocó directamente contra aquél inmueble blanco y distinguiste entre todas las ruinas que volaban hacia el suelo, un cuerpo... un hombre vestido con un uniforme distintivo caía inconsciente hacia el agua.

No era tu estilo hacer ese tipo de cosas, pero algo en tu interior te dijo que fueras hacia allá y rescataras al hombre; iba a ser una verdadera odisea, pero tu sentido de humanidad no te dejaba en paz. Como pudiste entraste al agua, localizaste al varón y poco a poco nadaste con él a cuestas hacia la orilla para ponerse ambos a salvo lejos de toda aquella catástrofe.

Al verlo lo reconociste de inmediato: era Steve Rogers, el soldado de quien tu abuelo te había platicado tanto, luchó con él en la Segunda Guerra Mundial y su admiración fue pasado de generación en generación. Estaba completamente golpeado y maltrecho, pero su rostro no solo reflejaba ese dolor físico que terriblemente alguien o algo le había propinado, sino también un dolor emocional que lo derrumbó desde adentro.

Pudiste haberlo dejado ahí, tirado sobre la tierra y que alguien más lo localizara, pero la historia del Capitán América de alguna forma estaba ligada a tu propia historia familiar, así que preferiste llevarlo al hospital más cercano y permanecer junto a él hasta que sanaran un poco sus heridas. Como era de esperarse, su salud fue mejorando rápidamente gracias al suero del super soldado que corría en su interior.

Al día siguiente, muy temprano por la mañana, pusiste música en tu celular para hacer más amena la estadía: canciones viejas de Ella Fitzgerald que te recordaban a tu abuelo cuando te contaba aquellas historias extraordinarias de sus combates, además que te parecía buena idea que, si el Capitán despertaba de su letargo, escucharía música que tal vez también a él le agradaba; mientras tú leías una revista, te percataste que el rubio lentamente abrió sus ojos y miraba a su alrededor para reconocer dónde se hallaba. Justo en ese momento sonó la canción "Someone to watch over me".

-Buenos días capitán, ¿cómo se siente? –dijiste poniéndote de pie de tu asiento y acercándote a él

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-Buenos días capitán, ¿cómo se siente? –dijiste poniéndote de pie de tu asiento y acercándote a él

-¿Dónde me encuentro? –apenas pronunció audible

-Estamos en el hospital, tuvo usted una caía muy fuerte y estaba severamente golpeado

-¿Dónde está Bucky?

-¿Quién?

-Mi amigo, Bucky...

-Lo siento capitán, sólo estaba usted

-¿Cómo llegué hasta acá?

-Yo lo traje, señor...

-¿Tú? –dijo abriendo los ojos de incredulidad

-Así es... tuve que poner mi máximo esfuerzo, es usted muy pesado, ¿sabe? Batallé bastante, pero ya se encuentra usted mejor

-¿Cómo lo hiciste? En tu estado eso es casi imposible

-En mi familia me han enseñado que hay que ayudar a quienes lo necesitan de verdad

-¿Cuál es tu nombre?

-Me llamo T/N, capitán

-Dime Steve linda. ¿Ya te revisó algún doctor?

-No, no hay problema, estoy bi... -de pronto te doblaste de dolor y soltaste un fuerte grito entredientes; Steve oprimió el botón para llamar a una enfermera, ella llegó casi enseguida

-¿Qué pasa capitán? –dijo agitada la cuidadora

-La señorita se está desplomando, creo que ya está...

-¡Se está desangrando! ¡Código rojo, repito, código rojo!

Al instante una camilla llegó y un equipo de doctores y enfermeras te subieron a ella, te llevaron al quirófano y Rogers quedó en shock y desesperado por el resultado de los acontecimientos.

Tres días después, tú estabas en un cuarto de hospital y quien velaba tu sueño ahora era Steve Rogers. Al igual que tú, puso música y eligió la misma artista que tú; sorprendentemente, cuando tú abriste los ojos, comenzaba la misma canción de Fitzgerald.

-Hola T/N, bienvenida

-Capitán... ¿qué hace usted aquí?

-Me he quedado a cuidarte como lo hiciste tú conmigo; ya ves, también puse a Ella para ti –una hermosa sonrisa asomó su rostro, te contagió de su dulzura de inmediato

-Gracias capitán, no era necesario...

-Soy Steve, ¿recuerdas? Tu familia está esperando ahí afuera, están muy orgullosos de ti

-No quería que se preocuparan, son tan especiales para mí...

-Sí, lo son... te tengo una sorpresa

-¿Sorpresa? –Rogers salió y le indicó a la enfermera que te llevara lo que le pidió; a los 5 minutos regresó con un pequeño bulto envuelto en una linda sábana blanca

-Es tu bebé...

-¡¿Qué?!

-Se adelantó un poco su llegada pero él está bien, es un verdadero guerrero

Tomaste entre tus brazos al pequeño y lloraste de emoción; acariciabas su lindo rostro y besabas sin parar su frente, era tan diminuto y tan frágil. ¿Cómo había sobrevivido a tanto sin ningún tipo de efecto colateral? ¡Aún faltaban 2 meses para el parto! No podías creerlo.

-¿Sabes cómo lo llamarás?

-Steve, se llamará Steve –dijiste sonriendo al bebé, luego reaccionaste –ah, pero... si hay algún problema... lo lamento, debí consultarlo contigo en un principio

-No te preocupes, no hay problema, es un honor. ¿Y tú esposo o pareja?

-No lo sé, me abandonó cuando le dije del embarazo, pero por ahora no me interesa, solo mi pequeño Steve será mi razón de seguir

-Me alegra que así lo pienses. Muy bien, voy a dejar que tu familia ingrese para que te salude y conozcan a tu hijo

-Capitán –tomaste su mano –gracias por ayudarme... por ayudarnos a ambos –Steve se acercó a ti y te dio un largo y suave beso en los labios, respiraron ambos sus alientos

-Yo soy quien debo agradecerte por salvar mi vida, eres una mujer muy valiente y decidida; si me permites, quisiera seguir viendo al pequeño más seguido

-Por supuesto, serás su padre más cercano –el ojiazul se ruborizó

-Para siempre

**-Shots del Universo Marvel-**Where stories live. Discover now