LA QUÍMICA ENTRE AMBOS (xxx -Bruce Banner- xxx)

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Eras la típica ñoña estudiante de ciencias que estaba apasionada por su carrera de Bioquímica a tal grado de renunciar a cualquier interacción social y aún así sentirte feliz por ello.
Aunque lo único que te apasionaba más que las materias de Bacteriología, Química inorgánica y Fisiopatología era ese sexy profesor, Bruce Banner.

Afamado por sus ensayos y conferencias sobre cómo la radiación gamma podía intervenir en el combate a virus y bacterias mortalmente infecciosas con mutaciones en cepas, iba a presentarse próximamente en el teatro de la Universidad donde estabas estudiando y harías lo que fuera por ver de cerca a tan extraordinario personaje.
Rogaste a la decano Wuu que te permitiera ir a la conferencia sobre la plática, argumentando que querías los puntos extras para graduarte con todos los honores y ser la mejor de tu clase; al principio se negaba a tu petición, pero tras días de insistir a cada momento y en cada rincón de la universidad, por fin te dio luz verde para que asistieras con la consigna de que tendrías que entrevistarlo para obtener datos que compartirías con tus compañeros y que todos tuvieran las mismas oportunidades de conseguir información valiosa para sus tesis de fin de curso (además que lo hizo para deshacerse de ti a como diera lugar).

Pasaron 3 semanas y tú ya estabas preparada con lo necesario: boleto de entrada, pase al backstage, las mejores apps para un video nítido, apuntes y anotaciones que pudieras intercambiar con él para refutar o confirmar tus investigaciones de campo, ... El discurso sería a las 9 de la noche. Llegaste a tiempo y separaste tu lugar hasta adelante de las butacas.

Extrañamente, el sitio estaba más vacío de lo que creías que estaría. Tal vez solo un puñado de catedráticos de 2 o 3 universidades cercanas y 2 miembros de la prensa era la única concurrencia presente. Solo tú eras estudiante entre ese manojo de hombres y mujeres de mediana edad (ya rozando los 50's); te sentiste bicho raro, aislada y comenzaste a acomplejarte y a ponerte nerviosa por lo que habrías de hacer terminando la exposición del científico.

El término de la plática llegó y varios de los profesores se acercaron a felicitar a aquel hombre que te parecía el nerd más sexy del planeta, pero recordaste que tenías el pase especial de backstage y corriste hacia atrás del foro para entrevistarlo a solas.
Él abrió la puerta de su pequeño camerino y cuando estuvo a punto de cerrarla, te vio y dio un salto de susto:

-¡¿Pero qué..?! ¿Qué haces aquí, niña? -dijo tapándose el rostro recuperándose del espanto

-En primer lugar, me llamo T/N; en segundo, no soy una niña, tengo solo 6 años menos que usted; y en tercero, vengo a entrevistarlo para mi tesis...

-De acuerdo, pero creo que tendrá que ser rápido porque, como verás, estamos solos y no creo que sea correcto que vean que estás aquí conmigo -se puso nervioso Bruce con tu presencia

-No se preocupe profesor, estoy segura que nadie me vio entrar... casi todos se fueron apenas terminaron de felicitarlo

-Típico -resopló el científico -dime sobre qué es lo que quieres que te ayude, niña

Poco a poco la conversación fue fluyendo entre ambos, y aunque te fascinaba la manera en que él te daba sus puntos de vista sobre tu trabajo para tu fin de cursos, estabas más bien perdida imaginándote a ese hombre de una forma muy diferente: contigo en una playa, caminando por el centro de la ciudad, tomando un café, saliendo del bar abrazados.
La imaginación llevó una cosa a la otra y de pronto te viste fantaseando con él en situaciones más eróticas: desnudos en una cabaña, desnudos en una piscina, desnudos en medio del bosque... en otras palabras, lo desnudabas en tus ensueños y eso te hacía sentirte más cachonda entre más pasaba el tiempo.

Llegó el punto en que solo lo veías y escuchabas su voz a lo lejos mientras te mordías los labios y tus piernas se retorcían poco a poco al sentir tu parte íntima humedecerse. Dejaste que tu instinto hablara sin pensar:

-Profesor Banner, ¿alguna vez le dijeron que es usted muy sexy? -tu cara se pintaba de rojo en las mejillas y tu mirada le dejaba saber lo excitada que te estabas poniendo de solo verlo

-Eh... eh... no, en realidad no... mu-muchas gracias... -Bruce no sólo se ponía rojo, sino que había pasado al color pálido en la cara pues aunque fuera un poco mayor que tú, era sumamente tímido con las mujeres y tartamudeaba cuando alguna chica linda le daba un piropo, como ahora -creo que puedo decir que tú también... eres linda

-¿Lo dice por compromiso o en realidad lo cree? -le sonreíste libidinosamente

-Yo... yo... yo... sí, sí... lo creo... eres linda... y muy inteligente, por lo que veo -te contestó la sonrisa con vergüenza, poniendo una mano en la mejilla

-Doctor Banner, soy una gran asidua a su trabajo, sus estudios, su vida y todo lo que de usted provenga -le dijiste acercándote como gata en celo, sigilosa y sensual hasta la silla donde él te veía perplejo y echando su cuerpo hacia atrás en dicho...

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-Doctor Banner, soy una gran asidua a su trabajo, sus estudios, su vida y todo lo que de usted provenga -le dijiste acercándote como gata en celo, sigilosa y sensual hasta la silla donde él te veía perplejo y echando su cuerpo hacia atrás en dicho mueble -estoy subyugada a sus encantos

Le plantaste un suave beso que lentamente se fue convirtiendo en más y más ardiente, mientras sin preguntar, Banner correspondió el beso e hizo movimientos para acomodar tu cuerpo sobre el suyo. Estando a horcajadas sobre las piernas de Bruce, moviste tu cadera para rozar su intimidad con la tuya, permitiendo que la ropa que ambos portaban ayudara en el proceso; obviamente, las manos y las bocas se mantenían ocupadas recorriendo palmos de cuerpo y dejando caer al piso prendas que estorbaban para degustarse uno al otro.

-¡Oh, doctor Banner! -solo atinabas en murmurar, lamiendo su cuello, mordiendo sus hombros y buscando impacientemente abrir el botón y la cremallera de su pantalón

-Vaya... sí que eres... salvaje -comentaba acezante arrancando los ganchos de tu sujetador, con una lujuria feroz y deseando más y más de ti a cada instante

Una vez que los 2 estuvieron desnudos, lo montaste en la silla sin dejar de ver todas aquellas expresiones que te excitaban: con la boca entreabierta, gruñía de placer ante tus arremetidas y apretaba fuerte tu cadera, encajando las uñas en ellas y dejándose llevar por el momento. Te hacía sentir poderosa y sensual, así que te volvías más enérgica entre más lo veías y lo escuchabas gritar por más.
Su erección entraba más y más adentro tuyo y eso provocaba que tu excitación te llevara a los límites de tu conciencia; Bruce, al verte, también sentía esa oleada de calor que recorría su cuerpo y los gritos incesantes que emanaban de sus labios te comunicaban que el orgasmo estaba a punto de llegar.

-¡Oh por Dios, estoy por venirme! -cerraba los ojos y apoyaba su frente en tu pecho

-¡Doctor Banner, ya..! -tus fluídos llegaron primero y luego el éxtasis llegó a su pubis, haciéndolo correrse

Recuperando la compostura y la respiración, se quedaron abrazados en esa silla, sintiéndose lentamente. El silencio rondaba en ese pequeño espacio.
10 minutos más tarde...

-Entonces, doctor Bruce, ¿cree que puede ayudarme en mi tesis?

-Claro que te ayudo pero... ¿me puedes recordar otra vez tu nombre?

**-Shots del Universo Marvel-**Where stories live. Discover now