The perfect man

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Me desperté más temprano de lo normal esa mañana. Iban a ser las cinco y media, escuché la ducha abierta y me levanté de la cama caminando hacia el baño.

Sonreí al ver a Mike completamente distraído, metido bajo la regadera y me quité la pijama para meterme con él en la ducha y abrazarlo por la espalda.

—Si es un fantasma, por favor no me lastimes.—reí abrazándolo más fuerte y le di un par de besos en la espalda.

—Te voy a comer.—clavé mis dientes en su hombro y Mike gruñó quejándose.

—Eres demasiado salvaje...—se dio la vuelta acorralándome de la pared y comenzó a besarme.—¿Qué haces despierta tan temprano?.—preguntó al separarse de mis labios y me encogí de hombros.

—Soñé que estábamos teniendo sexo salvaje en la ducha...

—Y como a mí me encanta hacer tus sueños realidad...—ronroneó contra mis labios y sonreí besándolo de nuevo.

Me cargó sujetándome por los muslos y se metió bajo el agua conmigo sin romper nuestro delicioso beso. Hundí mis dedos en su cabello volviendo el beso más apasionado y un jadeo se me escapó de los labios cuando sentí su erección rozándome, junté nuestras frentes y gruñí de placer cuando comenzó a penetrarme.

Él era quien marcaba el ritmo y al principio lo hizo lento pero luego comenzó a aumentar más la velocidad obligándome a gemir desesperadamente. Intenté llevarle el ritmo pero me fue casi imposible, apreté mis piernas alrededor de su cintura y gemí lo más fuerte que pude hasta que alcancé mi orgasmo.

Cuando supo que había llegado se detuvo y comenzó a moverse lento, cómo lo había hecho al principio, mientras dejaba besos en mi cuello y sonreí completamente extasiada.

Lo escuché suspirar y un par de gemidos se le escaparon de los labios, fui capaz de imitar sus movimientos con mis caderas y comencé a gemir de nuevo apretando su nuca con una mano.

Gruñó apretando mi trasero con fuerza y alcanzó el orgasmo buscando mis labios para besarme de nuevo.

—¿Así fue que lo soñaste?—preguntó jadeando y negué sujetando sus mejillas.

—Esto fue mucho mejor...—reí y volví a besarlo lentamente.

Nos quedamos un rato más bajo el agua, disfrutando de ese pequeño momento a solas que teníamos, me gustaba meterme en la ducha con él, tener sexo y luego bañarnos juntos.

Era una de mis cosas favoritas.

Mi vida con Mike era increíble, casi nunca peleábamos y cuando lo hacíamos no durábamos ni una hora molestos. El sexo era la mejor parte. La primera vez que lo hice con él me sentí tan a gusto que me volví adicta a su manera de tocarme.

Antes pensaba que no había nadie como Luke, que no existía persona en la tierra que llenaría ese lugar. Y sigo pensándolo, porque Luke ocupaba un enorme lugar en mi corazón.

Pero Mike fue creando su propio espacio. Él era demasiado maravilloso, a veces creía que no era real, romántico, dulce, caballeroso y pervertido. Para mi él era el hombre perfecto y lo adoraba de pies a cabeza.

—Quédate conmigo hoy...—hice un puchero mientras lo observaba vestirse.

—Hoy no puedo preciosa...—me miró triste y se acercó hasta mí para besar mis labios.—Tengo que cerrar ese trato. Te prometo que cuando todo esté listo, te llevaré a una isla desierta por una semana y me pedirás que te dejé en paz porque no pienso soltarte ni para que vayas al baño.

—¿Lo prometes?.—lo abracé por el cuello y él asintió acariciando mis costados.—Estaré pegada a ti tanto tiempo que vas a comenzar a aborrecerme.

𝐶𝑜𝑛𝑓𝑒𝑠𝑠𝑖𝑜𝑛𝑠 𝑂𝑓 𝑀𝑦 𝐵𝑟𝑜𝑘𝑒𝑛 𝐻𝑒𝑎𝑟𝑡 | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora