The Gang

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El silencio se mantuvo en el auto por bastante rato. Ya entendía porque me advirtió antes de acompañarlo, nunca lo había visto comportarse de esa manera tan...sociópata.

—No te sientas mal por él.—rompió el silencio y miré hacia su dirección.—Ese maldito es un sádico asqueroso y desde hace años que quería partirle la cara...cuando te vió de esa manera quise abrirle un hueco en la frente.

—¿De dónde lo conoces?.

—Trabajaba para él...—me miró rápido.—Era su guardaespaldas.—volvió su vista al camino y siguió hablando.—Pero era un maldito, un maldito que pagaba bien. Gracias a él pude comprarme la moto y comencé hacerle favores, me fui adentrando más en esa vida, luego llegaron las carreras y el resto ya lo sabes...

—Prácticamente fue él quien te metió en ese mundo.—Luke negó con una sonrisa.

—No hay que culpar a nadie, V, el único culpable soy yo.—suspiró y volvió a mirarme.—¿De donde conoces tú al sujeto que él nombró?.

—Es mi papá.—Luke abrió los ojos por completo, sorprendido ante aquella revelación y bajé la mirada.—Mi madre me dijo como lo llamaban cuando ella lo conoció...Peter Daryl Evans, ese es su nombre de pila.

Él no dijo nada, suspiró pesadamente y volvió su vista al camino. Sacó su teléfono del bolsillo y marcó un número que se sabía de memoria.

—Peter Daryl Evans...le dicen la cobra.—Lo miré mientras hablaba por teléfono.—Sí...Salió de prisión hace unos días. Reúnelos a todos estoy ahí en cinco minutos.—colgó la llamada y presionó el acelerador.

La angustia me estaba consumiendo viva, pero era experta en guardar la calma en situaciones extremas y eso era lo que casi siempre me ayudaba a sobrellevar todo mejor. Pero ya estaba comenzando a impacientarme y cuando escuché el nombre de aquel tipo mi sangre se heló.

Yo sabía en mi corazón que su presencia sólo traería problemas, pero casi, por instante quise darle el beneficio de la duda. Ahora mi angelito estaba en manos de él y sentía tanto pánico que comencé a sufrir taquicardia.

—¿Bishop es peligroso?—pregunté preocupada.

—Es el equivalente a una rata de alcantarilla.—me miró echándose a reír.—Pero es un soplón y probablemente ahora todos se van a enterar que salí de la cárcel.

—¿Y eso es malo?.—mordí mi labio.

Hubo un corto silencio.—Quería estar en bajo perfil por algún tiempo...Hay mucha gente peligrosa a la que no le agrado y no sé hasta que punto eso vaya a afectarme.

—Dios mío.—escuchar eso me puso peor y mi ansiedad creció exponencialmente.

—Cálmate preciosa...—tomó mi mano y la llevó hasta sus labios par darle un beso.

—No me digas que me calme, estoy harta de esa frase.—negué frunciendo el ceño y él me sonrió.

Nuestras manos se mantuvieron unidas durante todo el camino y su tacto me reconfortaba demasiado. Me calmaba, porque sentía que junto a él nada malo podría pasar.

Estacionamos en un terreno baldío donde habían varios carros aparcados también. Él dejó un beso en mis nudillos y se bajó de la camioneta. Yo también me bajé con él y quedé demasiado sorprendida al ver que los que se bajaron de los autos eran sus amigos de toda la vida.

La bola de inútiles como yo les decía.

Aunque ahora no los consideraba de esa manera porque a pesar de que en la escuela me parecían una mala influencia para Luke, que estuvieran aquí, alejándose de sus responsabilidades para ayudar a Lucas hablaba muy bien de ellos y de la lealtad que en serio se tenían.

𝐶𝑜𝑛𝑓𝑒𝑠𝑠𝑖𝑜𝑛𝑠 𝑂𝑓 𝑀𝑦 𝐵𝑟𝑜𝑘𝑒𝑛 𝐻𝑒𝑎𝑟𝑡 | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora